Desatenci¨®n bancaria
Mi madre es una se?ora de 90 a?os que se desplaza con la ayuda de un andador. El pasado viernes acudi¨® al banco, a su sucursal de toda la vida, donde todos los empleados la conocen, para sacar algo de dinero y se encontr¨® con que hab¨ªa llegado fuera del horario de caja. Horario que se ha reducido recientemente a unas exiguas dos horas para que la gente de m¨¢s edad, los que no tienen tarjetas ni entienden de cajeros ni de Internet, pueda disponer de su dinero. Ninguno de los ah¨ª presentes tuvo la humanidad de atenderla y se fue a su casa muy abatida, con la tristeza que produce sentirse inoportuna y con la verg¨¹enza de tener que aceptar dinero de sus hijos porque no hab¨ªa podido disponer del suyo propio. Puede que piensen que los peque?os clientes somos prescindibles, pero algunos empleados, con su desatenci¨®n al cliente, est¨¢n contribuyendo a serlo tambi¨¦n.
Rosa Gonz¨¢lez S¨¢nchez. Madrid
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