'Potlatch' y f¨²tbol de Trilateral
La Superliga Europea en ciernes quiere desprenderse de las engorrosas ligas nacionales, mantener engrasado de mercado de fichajes con sus comisiones y astillas y simplifificar la gesti¨®n deportiva a mera cuesti¨®n de compraventa de jugadores
Como fen¨®meno tribal, el f¨²tbol proclama una querencia irresistible al despilfarro. No es ocioso traer a colaci¨®n aqu¨ª la ceremonia del potlatch, propia de los abor¨ªgenes del Pac¨ªfico noroeste de Estados Unidos, en la que el anfitri¨®n derrocha regalos a manos llenas entre sus hu¨¦spedes, incluso destruye sus bienes o entrega sus posesiones, con el fin de abrumarlos y demostrar su superioridad sobre ellos. Thorstein Veblen formaliz¨® el potlatch en los bienes de lujo cuyo valor viene calculado por el hecho de que s¨®lo una persona, el m¨¢s rico o poderoso, puede poseer y disfrutar. Como objetos de la competencia por el prestigio, los jugadores son los bienes Veblen con los que unos pocos clubes pueden decorar sus equipos; y el gasto exorbitante en sus fichajes equivale al fest¨ªn pantagru¨¦lico y al dispendio de posesiones propios del potlatch.
La propuesta de varios clubes europeos, el gotha futbol¨ªstico por as¨ª decirlo, de crear una Superliga de 32 equipos al margen de las Ligas Nacionales, podr¨ªa tener su aliento e impulso en el af¨¢n por separarse la plebe futbol¨ªstica, exhibir ante la tribu las excelencias del potlatch dilapidador y luchar por el prestigio a base de acumular fichajes superiores a los 100 millones por jugador. Para los Agnelli, Al-Khelaifi o P¨¦rez todo son ventajas. Se prescinde de competiciones de desgaste peor remuneradas; se reactiva el aut¨¦ntico mercado de fichajes, el de las figuras de a 100 millones por operaci¨®n, porque as¨ª se mantiene engrasada la rueda de comisiones, gajes y otras astillas; socios y seguidores caen rendidos por la lujuria de las contrataciones, ese afrodisiaco que oculta fracasos y desprop¨®sitos, y los pr¨®ceres pueden postularse como padres fundadores de la nueva Champions. L¨¢stima que falte Jes¨²s Gil.
?Y las Ligas nacionales? Pues tendr¨¢n la funci¨®n de suministrar futbolistas para la Liga Aristocr¨¢tica Europea; materia prima para que los Clubes Elegidos expriman el valor a?adido del espect¨¢culo. La Superliga Europea de la Trilateral del F¨²tbol limita adem¨¢s la gesti¨®n deportiva, esa cosa ininteligible para los Ilustres dominadores del gotha del balompi¨¦, a simples operaciones de compraventa en la Bolsa de futbolistas. As¨ª habl¨® en su d¨ªa Helenio Herrera: ¡°Si quieren el mejor equipo del mundo, que compren a los mejores jugadores del mundo¡±. Ese emp¨ªreo sencillo, caro y perverso est¨¢ hoy al alcance de la mano.
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