La desigualdad econ¨®mica: ?Qu¨¦ hay de nuevo?
Los estadounidenses de entre 18 y 29 a?os con una opini¨®n favorable del capitalismo han ca¨ªdo del 68% en 2010 al 45%
Soy capitalista y hasta yo pienso que el capitalismo est¨¢ roto¡±, afirm¨® hace poco Ray Dalio, el fundador de Bridgewater, uno de los fondos privados de inversi¨®n m¨¢s grandes del mundo. Seg¨²n la revista Forbes, Dalio ocupa el puesto n¨²mero 60 en la lista de las personas m¨¢s ricas del planeta. ¡°Si el capitalismo no evoluciona, va a desaparecer¡±, dijo.
Jamie Dimon es el jefe del gigantesco banco JPMorganChase y tambi¨¦n anda preocupado por la salud del capitalismo. Dimon, cuyo sueldo el a?o pasado fue de 30 millones de d¨®lares, afirma: ¡°Gracias al capitalismo, millones de personas han salido de la pobreza, pero esto no quiere decir que el capitalismo no tiene defectos, que no est¨¢ dejando mucha gente atr¨¢s o que no debe ser mejorado¡±.
Esto es nuevo. Las denuncias contra el capitalismo y la desigualdad que este genera y perpet¨²a son tan viejas como Karl Marx. Lo nuevo es que los titanes de la industria, cuyos intereses est¨¢n muy atados al capitalismo, lo est¨¢n criticando tan ferozmente como los m¨¢s agresivos militantes de la izquierda. Los empresarios lo quieren reparar, mientras que los cr¨ªticos m¨¢s radicales lo quieren reemplazar.
Los grandes empresarios no son los ¨²nicos que tienen cr¨ªticas al capitalismo. Seg¨²n la encuestadora Gallup, el porcentaje de los estadounidenses entre los 18 y los 29 a?os de edad que tienen una opini¨®n favorable del capitalismo ha ca¨ªdo del 68% en 2010 al 45%. Hoy, el 51% de ellos tiene una opini¨®n positiva del socialismo. Esto tambi¨¦n es nuevo.
En el mundo acad¨¦mico hay las mismas preocupaciones. Paul Collier, por ejemplo, es un renombrado economista y profesor de la Universidad de Oxford quien el a?o pasado public¨® El Futuro del Capitalismo. En este libro advierte que ¡°el capitalismo moderno tiene el potencial de elevarnos a todos a un nivel de prosperidad sin precedentes, pero actualmente est¨¢ en bancarrota moral y va encaminado hacia una tragedia¡±.
Las cr¨ªticas al capitalismo son muchas y variadas y, la mayor¨ªa, muy antiguas. La m¨¢s com¨²n es que el capitalismo condena a las grandes masas a la pobreza y concentra ingresos y riquezas en una peque?a ¨¦lite. Esta cr¨ªtica se hab¨ªa atenuado gracias al ¨¦xito que tuvieron pa¨ªses como China, India y otros en reducir la pobreza. Esto se debi¨®, en gran medida, a la adopci¨®n de pol¨ªticas de liberalizaci¨®n econ¨®mica que estimularon el crecimiento, el empleo y aumentaron los ingresos. As¨ª apareci¨® la clase media m¨¢s numerosa de la historia de la humanidad, otra novedad.
Pero el crash financiero de 2008 trajo de regreso la preocupaci¨®n por la desigualdad y reanim¨® las denuncias contra el capitalismo. Mientras que para pa¨ªses como Brasil o Sud¨¢frica, la desigualdad econ¨®mica hab¨ªa sido la norma, para otros significaba el regreso de una dolorosa realidad que se cre¨ªa superada. Varios pa¨ªses europeos y Estados Unidos se unieron al grupo de naciones que vieron aumentar la desigualdad entre sus habitantes.
Con las recientes erupciones de populismo e inestabilidad pol¨ªtica se ha generalizado la idea de que es urgente reducir la desigualdad econ¨®mica. Pero el acuerdo sobre la necesidad de intervenir no ha venido acompa?ado de un acuerdo sobre c¨®mo hacerlo. La falta de consenso acerca de qu¨¦ hacer tiene mucho que ver con diferencias de opini¨®n sobre las causas de la desigualdad. Para Donald Trump no hay dudas: las importaciones de China y los inmigrantes ilegales son la explicaci¨®n del sufrimiento econ¨®mico de los estadounidenses que han dejado de beneficiarse del sue?o americano. Esto no es cierto. Todos los estudios demuestran que las nuevas tecnolog¨ªas que destruyen puestos de trabajo y mantienen bajos los salarios de las ocupaciones que menos formaci¨®n requieren, son la m¨¢s importante fuente de desigualdad. Una variante de esta teor¨ªa es que un creciente n¨²mero de sectores est¨¢n dominados por un peque?o n¨²mero de empresas muy exitosas, y de gran tama?o, cuyas estrategias de negocios inhiben el aumento de los salarios, la inflaci¨®n y el crecimiento econ¨®mico. En Estados Unidos, con frecuencia se se?ala el desproporcionado peso econ¨®mico, y la consecuente influencia pol¨ªtica, que han adquirido el sector financiero y el de la salud. Para economistas como Thomas Piketty, Emmanuel S¨¢enz y otros, ¡°la desigualdad econ¨®mica es principalmente causada por la desigual propiedad del capital, tanto el privado como el p¨²blico¡±.
Estas generalizaciones son enga?osas. Las causas del aumento de la desigualdad en la India son diferentes a las de Estados Unidos y las de Rusia distintas a las de Chile o China. En algunos pa¨ªses, la causa m¨¢s importante de la desigualdad es la corrupci¨®n, en otros no.
Es muy probable, adem¨¢s, que estemos pensando en batallas del siglo pasado y que los nuevos retos requerir¨¢n nuevas ideas. El impacto de la Inteligencia Artificial en la desigualdad es a¨²n incierto, pero todo indica que ser¨¢ enorme. Y esta novedad puede hacer obsoletas todas nuestras ideas acerca de las causas de la desigualdad y sus consecuencias.
Ser¨¢ todo nuevo.
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