El muro arancelario

El castigo comercial de EE UU a M¨¦xico por supuesta negligencia en la lucha contra la inmigraci¨®n ilegal generar¨¢ m¨¢s paro y conflictos, sin solucionar una crisis que es cr¨®nica desde el hundimiento econ¨®mico de M¨¦xico en 1994, causante de una masiva salida de jornaleros hacia California, Texas, Arizona o Nevada. Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador deber¨¢ repensar su pol¨ªtica migratoria, frecuentemente utilizada como moneda de cambio en las negociaciones del Tratado de Libre Comercio y los acuerdos sobre colaboraci¨®n policial. Ha respondido al ultim¨¢tum con un concierto de violines, pero como las entendederas de Trump son las que son, el preludio sinf¨®nico servir¨¢ de poco.

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EDITORIAL | Trump insiste

A la espera de construir el muro f¨ªsico prometido a sus electores, el presidente estadounidense les entretiene con uno arancelario cuya ejecuci¨®n hasta el gravamen del 25% ser¨ªa demoledora. M¨¦xico es un pa¨ªs de emigrantes pero tambi¨¦n de retornados y de tr¨¢nsito de peonadas que huyen de la pobreza y la violencia, imparables mientras las fam¨¦licas econom¨ªas e instituciones de Guatemala, El Salvador y Honduras no cumplan con sus deberes. L¨®pez Obrador dispone de poco margen de maniobra m¨¢s all¨¢ de cerrar las fronteras nacionales con el Ej¨¦rcito y proteger a los inmigrantes de pandillas y extorsionadores. Puede apaciguar a Trump ampliando las bases fluviales en la divisoria con Guatemala y Belice y reforzando los cordones de seguridad de funcionarios civiles, patrullas policiales y soldadescas que descargan a patadas los trenes con indocumentados.

El mandatario mexicano dif¨ªcilmente podr¨¢ contener un ¨¦xodo de ra¨ªces profundas, generado por los malos gobiernos, la densidad demogr¨¢fica y la paup¨¦rrima creaci¨®n empleo y confianza en Am¨¦rica Central. Las pol¨ªticas migratorias de las administraciones pri¨ªstas y conservadoras tampoco obtuvieron resultados concluyentes pues debieron adaptarlas a los cambios de humor y prioridades de las administraciones dem¨®cratas y republicanas, obsesionadas por la seguridad fronteriza desde septiembre de 2001. Durante decenios, M¨¦xico y organismos internacionales han patrocinado proyectos de desarrollo e integraci¨®n regional que no funcionan.

Si no se encuentran f¨®rmulas civilizadas para reducir la detenci¨®n de braceros centroamericanos en las ciudades lim¨ªtrofes con EE UU, solo la fuerza bruta les detendr¨¢, aunque est¨¢n acostumbrados a sufrirla durante su recorrido hacia el Norte. La represi¨®n atajar¨ªa el atascamiento pero entrando en colisi¨®n con el activismo de las facciones que componen y carburan ideol¨®gicamente la coalici¨®n gubernamental Morena.

M¨¦xico podr¨ªa verse tentado a contratacar clausurando comisar¨ªas y retenes migratorios en las rutas frecuentadas por los indocumentados rumbo a Tijuana, Matamoros o Ju¨¢rez. El eventual levantamiento de controles activar¨ªa una invasi¨®n del sur estadounidense comparable a la de los marielitos en 1980, promovida por Fidel Castro para sentar a negociar a Jimmy Carter un acuerdo bilateral todav¨ªa vigente.