Defensa de Europa

Los m¨¢ximos representantes de las naciones aliadas que participaron hace 75 a?os en el desembarco de Normand¨ªa rinden homenaje hoy en la costa francesa a los ca¨ªdos en la batalla, en un momento que tal vez sea el de mayor desencuentro en materia de defensa entre ambas orillas del Atl¨¢ntico. El doble discurso de Donald Trump, que por un lado considera un gasto superfluo la colaboraci¨®n militar estadounidense con Europa, pero, por otro, exige que los europeos admitan a la industria militar estadounidense como socio preferente ha enrarecido el ambiente en una controversia que ha desbordado el aspecto econ¨®mico y se centra ahora en el futuro de la defensa de Europa.

Desde que los soldados de EE?UU desembarcaran en las playas de Normand¨ªa, la presencia militar estadounidense y sus medios materiales han garantizado la seguridad de las democracias europeas. Pero esa asociaci¨®n ha sido puesta en cuesti¨®n en un momento particularmente inestable en todo el mundo. La autonom¨ªa estrat¨¦gica de Europa ha dejado de ser una opci¨®n te¨®rica para convertirse en una v¨ªa deseable cuando no necesaria.

Que Alemania y Francia se hayan manifestado a favor de una integraci¨®n militar europea o el presidente de la Comisi¨®n, Jean-Claude Juncker, defienda desde que asumi¨® el cargo en 2014 la creaci¨®n de un Ej¨¦rcito europeo, responde a esta din¨¢mica, cuya puerta legal ya est¨¢ abierta por el Tratado de Lisboa.

La defensa y la pol¨ªtica exterior comunes no son aspectos colaterales del proyecto de integraci¨®n continental. Todo lo contrario. Ambas dimensiones est¨¢n en el n¨²cleo del concepto de los Estados y, si bien su cesi¨®n a Bruselas no figura en el horizonte ni a corto ni a medio plazo, es necesario que se construyan los mecanismos que aumenten la colaboraci¨®n.

La ausencia de una voz ¨²nica europea en exteriores y defensa hace que Europa se halle en una clara posici¨®n de desventaja frente a Estados Unidos, Rusia o China, quienes consiguen importantes r¨¦ditos fruto de esta multiplicidad europea de voces e intereses. Una situaci¨®n que por ejemplo no sucede en materia econ¨®mica o, en el caso de los pa¨ªses de la zona euro, monetaria. Pocas demostraciones hay m¨¢s eficaces como esta de que la uni¨®n hace la fuerza. Sin una pol¨ªtica exterior y de defensa comunes, el peso econ¨®mico de Europa nunca podr¨¢ ser geopol¨ªtico. El desencuentro con Washington fruto de la err¨¢tica concepci¨®n del v¨ªnculo transatl¨¢ntico que tiene Trump debe servir para impulsar la autonom¨ªa de defensa, haciendo converger las diferentes voluntades pol¨ªticas y entendiendo que el peso estrat¨¦gico del continente no depender¨¢ tanto del tipo de armamento y de qui¨¦n lo fabrica, sino de la defensa de valores que haya detr¨¢s del material. Y en esto Europa parte de la posici¨®n correcta.