Fet¨¦n Fet¨¦n: la m¨²sica instrumental que canta
Un mundo de felicidad de arena contenido en una botella transparente. El murmullo de las gaviotas se funde con la inmensidad del oc¨¦ano. Huele a verano, a un ba?o refrescante en una playa donde se derriten los problemas. Su vuelo es la ¨²nica despedida hermosa que existe.
Pero no hay gaviota, tampoco sue?o de verano. El sonido procede de dos artistas burgaleses que interpretan una canci¨®n ¨CVals para Amelia- en la Plaza de Oriente de Madrid para un nuevo v¨ªdeo de Malditos Domingos. Son Fet¨¦n Fet¨¦n, Diego Galaz y Jorge Arribas, memoricen sus nombres para agarrarlos cuando el viento se lleve la m¨²sica.
Las calles se derriten a su alrededor pero ellos se mueven a la velocidad de las olas de un mar sereno. La lluvia, si apareciera hoy, no mojar¨ªa sus figuras por miedo a no escuchar, por culpa de las gotas, los relatos que son capaces de contar sin necesidad de voz. Saborean un manjar en cada nota.
Solo con un acorde¨®n y con un instrumento ins¨®lito, que parecen llevar acompa?¨¢ndoles una eternidad por la confianza que se dispensan, nos invitan a conocer varias vidas en una. Instrumentos que multiplican sus matices como por arte de magia seg¨²n avanza la canci¨®n. No existe hechizo, s¨ª talento, ensayo y vocaci¨®n. Tradici¨®n contempor¨¢nea, imaginaci¨®n, ritmo y baile.
Convierten el lugar en un pueblo del sur de Italia, en una secuencia de una pel¨ªcula de Jean-Pierre Jeunet, del ¡°Midnight in Paris¡± de Woody Allen.
¡°Vos no eleg¨ªs la lluvia que te va a calar hasta los huesos cuando sal¨ªs de un concierto¡±, asegur¨® Cort¨¢zar sobre el amor. Tampoco la m¨²sica que te encuentras en el camino y te enamora.
Se arremolinar¨¢n, a los pies de la canci¨®n, los ni?os, las personas mayores, los perdedores, la gente olvidada de la gran ciudad. Sonreir¨¢n hasta los que viven continuamente con un sapo cabreado en el coraz¨®n.
La gaviota deja paso a un sonido de ilusi¨®n. Sale humo de nuestra cabeza, dentro las fantas¨ªas se cocinan a fuego lento: dos pr¨ªncipes desgastados bailan pegados sobre un suelo de tarta nupcial. Turistas despeinados lucen pijama en el interior del Palacio Real.
En las tripas de los edificios que rodean el lugar, la m¨²sica de Fet¨¦n Fet¨¦n inspira la primera piedra de un libro, de una canci¨®n de un Joaqu¨ªn Sabina, una Violeta Parra, un Jorge Drexler y tantos otros enamorados de la ¡°d¨¦cima¡± de Vicente Espinel.
Una joven alumna de ballet, conmovida por la melod¨ªa, prepara su primer baile en p¨²blico. Suplir¨¢ la falta de t¨¦cnica con la originalidad de su propuesta, ser¨¢ un intento de vals y ella se llamar¨¢ Amelia.
En la misma plaza, la artista Sonia Alonso pinta un hermoso cuadro arrastrada por la m¨²sica. Crea una nueva historia con un destino libre. El desenlace depender¨¢ de nuestra forma de mirar.
Bajo el manto de brisa agradable que nos atrapa, se esconde un ligero pozo de melancol¨ªa. No teman, la fantas¨ªa no puede existir sin una pizca de cruda realidad.
El mundo guarda una deuda pendiente con la m¨²sica instrumental. No se agradece lo suficiente su predisposici¨®n a convertirse en un lienzo en blanco, en la banda sonora de nuestros recuerdos. Con Fet¨¦n Fet¨¦n, la m¨²sica instrumental en Espa?a tiene su propia voz.
Cuando termine la canci¨®n, contemplen la escena completa m¨¢s de una vez y con perspectiva, siempre encontrar¨¢n una sensaci¨®n nueva, algo distinto y hermoso. Al final de la historia, las gaviotas regresar¨¢n a casa.
Fet¨¦n Fet¨¦n girar¨¢ en los pr¨®ximos meses por Espa?a y Europa y su ¨²ltimo disco se llama "Melod¨ªas de Ultramar". Su propuesta se basa en la m¨²sica popular y los Instrumentos ins¨®litos. Melod¨ªas para bailar y sonre¨ªr.
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