La llamada
El silencio largo y profundo que sigui¨® estaba lleno de l¨¢grimas, fiestas, placeres, desgracias, ¨¦xitos, fracasos y carcajadas
A estas alturas de la vida, al repasar la agenda de bolsillo, aparecen en sus p¨¢ginas algunos nombres de amigos que han muerto, seguidos de un n¨²mero de tel¨¦fono que ya nunca contestar¨¢ a la llamada. Me niego a borrarlos porque es como si volvieran a morir. Solo cuando cambio de agenda suelo limpiar este cementerio y dejo que esos nombres se conviertan en humo de la memoria. Cada una de esas vidas, que le han acompa?ado a uno durante tanto tiempo, al final se resume en una sola imagen inolvidable. Tal vez ser¨¢ aquella hierba que os fumabais juntos oyendo a Janis Joplin, a Ray Charles y a Otis Redding despu¨¦s de la manifestaci¨®n bajo los gases lacrim¨®genos, o aquellos manteles bordados en un pa¨ªs del Tercer Mundo que las ni?as rojas extend¨ªan a la sombra de los pinos. ?l hab¨ªa tra¨ªdo de Bulgaria unos pepinillos agridulces y solo por eso se cre¨ªa un revolucionario. Puede que medio siglo de amistad se concentre en aquel primer viaje a Nueva York cuando en sus alcantarillas habitaban colonias de cocodrilos blancos y ciegos, o en el recuerdo de Sicilia en primavera o en el paseo por La Valeta de Malta despu¨¦s de contemplar la Degollaci¨®n del Bautistade Caravaggio. Uno de los nombres de la agenda te lleva a la tertulia del caf¨¦ y otro estar¨¢ siempre unido a las risas de verano en la playa. Esos amigos eran de derechas o de izquierdas, pero la guada?a les ha segado la ideolog¨ªa bajo los pies y ahora todos militan en el partido ¨²nico de la muerte. Una noche de insomnio, a altas horas de la madrugada, hice la prueba. Antes de eliminar de la agenda el nombre de un amigo muerto me arm¨¦ de valor y marqu¨¦ su n¨²mero de tel¨¦fono. Despu¨¦s de varias se?ales sent¨ª que alguien levantaba el auricular al otro lado. El silencio largo y profundo que sigui¨® a la llamada estaba lleno de l¨¢grimas, fiestas, placeres, desgracias, ¨¦xitos, fracasos y carcajadas.
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