La promesa de Normand¨ªa
Es la facultad de hacer y mantener promesas, como dec¨ªa Arendt, lo que nos da estabilidad
Con el perd¨®n intentamos enmendar el pasado; con la promesa, miramos al futuro para crear islas de seguridad. Porque es la facultad de hacer y mantener promesas, como dec¨ªa Arendt, lo que nos da estabilidad. Lo escrib¨ªa como reacci¨®n al ¨¦nfasis en el movimiento y la ruptura de los totalitarismos, y por eso Macron lo empleaba esta semana al hablar de la promesa de Normand¨ªa. En el 75? aniversario del desembarco, recurr¨ªa a esta poderosa met¨¢fora para recordar el sentido ¨¦tico de la heroica acci¨®n de aquellos hombres que dejaron sus lejanos hogares para entregarse a una causa mayor y aparecer, hoy como ayer, ante la luz de lo p¨²blico para que podamos seguir contando su historia: nuestra historia.
Porque Normand¨ªa no fue un hecho puntual, un acontecimiento lejano que no nos incumba. Normand¨ªa todav¨ªa nos define, y eso es lo que nos dec¨ªa Macron reivindicando su promesa: existimos porque luchamos por la democracia en un combate incierto cuya victoria no estaba garantizada. La burbuja en la que vivimos acaso nos impida comprender hoy la escala de la barbarie, la devastaci¨®n humana y el sacrificio individual y colectivo de una guerra mundial con epicentro europeo. Fueron, no lo olvidemos, 35 millones de vidas perdidas, y la aparici¨®n, por primera vez en la historia, de exterminios ¨¦tnicos burocratizados, justificados desde la eugenesia racial. Pero ya lo dec¨ªa Stalin, que algo sab¨ªa de muertos: ¡°Uno es una tragedia; un mill¨®n, una estad¨ªstica¡±.
La ¨²nica forma de romper la frialdad estad¨ªstica para hilvanar presente, pasado y futuro es una historia, una narraci¨®n que describa y defina su sentido. Por eso afirmaba Arendt que el h¨¦roe sin discurso est¨¢ ¡°literalmente muerto para el mundo¡±. La promesa de Normand¨ªa es ese hilo conductor, el relato que nos permite entendernos hoy, y mirarnos en el espejo de quien estuvo aqu¨ª antes que nosotros. Porque de aquella promesa surgieron los pactos que, a¨²n hoy, aunque sea de forma temblorosa, mantienen vivas las instituciones, arquitecturas pensadas para posibilitar la vida en com¨²n preservando nuestras diferencias.
La promesa de Normand¨ªa es el compromiso con un orden internacional de normas y valores al que llamamos multilateralismo; y es tambi¨¦n la narrativa de Occidente como potencia comprometida con el mundo, dispuesta a intervenir desinteresadamente en caso de emergencia. La promesa de Normand¨ªa es la alianza entre naciones, el resultado del trabajo generoso de una generaci¨®n que identific¨® con lucidez al enemigo, consciente del peligro que enfrentaba. La promesa de Normand¨ªa es todav¨ªa nuestra promesa, lo m¨¢s virtuoso entre todo lo que nos define. No dejemos que se olvide.
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