Nona, la matriarca de Georgia

Blancas: Ta1, Cb1, Ac1, Dd1, Tf1, Rg1, Ae2, Cf3; peones en a2, b2, h2, g3, f4 y e5.

Negras: Tb8, Ac8, Dd8, Tf8, Rg8, Cc6, Cd5, Ah6; peones en a7, b5, e6, f5, g6 y h7.

La veneraci¨®n de los georgianos por sus grandes campeonas de ajedrez no tiene parang¨®n en el mundo. El asunto es una mezcla de historia antigua y moderna: en la Edad Media, la dote nupcial de las casaderas en esa rep¨²blica cauc¨¢sica inclu¨ªa siempre un tablero de ajedrez; en los a?os sesenta, setenta y ochenta del siglo XX, era habitual que todas o casi todas las componentes de la selecci¨®n sovi¨¦tica en las Olimpiadas de Ajedrez fueran georgianas. Y la clave de esto ¨²ltimo fue Nona Gaprindashvili (nacida en 1941), quien no solo mantuvo la corona mundial durante 16 a?os (1962-1978) sino que se convirti¨® en mentora y entrenadora de varias generaciones de compatriotas de gran talento (entre ellas, la hoy espa?ola Ana Matnadze, su pupila favorita). En la partida de este v¨ªdeo, Gaprindashvili cometi¨® imprecisiones que la pusieron muy cerca de la derrota frente a otra mujer de gran vigor dentro y fuera del tablero, la yugoslava Milunka Laz¨¢revic (1932-2018). Pero la matriarca georgiana sac¨® entonces a relucir su gran creatividad, confundi¨® a su rival y obtuvo una victoria tan inesperada como brillante.