El mercado persa de los pactos
El chalaneo de acuerdos y coacciones desprecian las elecciones municipales y auton¨®micas
Ni por asomo los vecinos de Burgos o de Palencia hubieran querido un alcalde de Ciudadanos, pero se lo van a encontrar al frente de la corporaci¨®n no ya siendo la tercera fuerza pol¨ªtica de sendas ciudades ¡ªpor detr¨¢s de PSOE y PP¡ª sino alcanzando el bast¨®n merced a los votos de Vox.
Renuncian los populares a varias alcald¨ªas de Castilla y Le¨®n para garantizarse la presidencia de la Junta. La hab¨ªa conquistado el PSOE en las urnas, pero la agon¨ªa del bipartidismo tanto ha transformado los criterios pol¨ªticos como los pormenores aritm¨¦ticos. No se trata de ganar, se trata de sumar. Y los partidos peque?os tiranizan a los grandes. Lo ha hecho Podemos exprimiendo a los socialistas en el Gobierno de Valencia. Y lo est¨¢ haciendo Cs con los populares sin miedo a incurrir en la acrobacia de la contradicci¨®n: de abolir las diputaciones... a presidirlas.
El ejemplo de chalaneo es tan elocuente como la precariedad de los cordones sanitarios que hab¨ªa prometido Rivera en relaci¨®n a la ultraderecha, aunque resulta a¨²n m¨¢s obsceno y escandaloso el mercado persa en que se han convertido unos y otros pactos, sin distinci¨®n de siglas ¡ªdel PSOE al PNV¡ª y sin respeto a las expectativas de los ciudadanos en el ¨¢mbito de la pol¨ªtica local o auton¨®mica.
Se los conmina a votar, se alienta su participaci¨®n, se les promete un programa, un parque, una biblioteca, pero termina subordin¨¢ndose el voto a las estrategias globales y a las carambolas. Que se lo digan a los andaluces. Y a la coacci¨®n que ha ejercido Vox con el desplante de neutralizar los Presupuestos. Van a prosperar finalmente las cuentas, es verdad, no por un acuerdo ultimado en Sevilla, sino porque el partido de extrema derecha ha utilizado Al Andalus para forzar el parto del tripartito en Madrid.
No cabe mayor menosprecio a los comicios del 26M, ni mayor escarmiento a la estrategia electoral de Pedro S¨¢nchez. Fue suya la idea de improvisar las elecciones generales un mes antes de las municipales y auton¨®micas. Y son ahora estas ¨²ltimas las que condicionan el reparto de poder general a semejanza del efecto mariposa. Una pedan¨ªa de Murcia, exagerando las cosas, puede decidir la suerte de la proclamaci¨®n del presidente del Gobierno.
Se aleja el l¨ªder socialista de su espacio de confort. El tetris de los pactos locales ha devuelto mucho poder territorial al PP y ha restringido sus operaciones de investidura, hasta el extremo de que ha reaparecido en el cabecero de su cama el fantasma de Frankenstein. Es muy probable que necesite S¨¢nchez otra vez la abstenci¨®n del soberanismo ¡ªERC y Bildu¡ª, pero si la investidura prospera ya no habr¨¢ manera de evacuarlo en cuatro a?os. Porque no habr¨ªa manera de organizarle una moci¨®n de censura.
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