C¨®mo la corbata dej¨® de ser cosa solo del jefe
Ya no es un complemento caracter¨ªstico de los empleos cualificados. Ahora se anuda con fuerza en el gaznate de la clase trabajadora
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El camarero del AVE la lleva de color fucsia, mientras los viajeros de preferente la esconden enrollada en el malet¨ªn. La del vigilante de Securitas es roja. La del portero de finca tiende a ser azul, igual que el mono con el que limpia la escalera. La del conductor de un coche f¨²nebre solo puede ser oscura. La del ch¨®fer de Cabify es de libre elecci¨®n, pero igualmente aprieta de lo lindo cuando se acerca el final de mes. La del azafato de Vueling es gris. Igual que la del encargado del McDonalds, que atend¨ªa con gorra hasta hace cuatro d¨ªas. La del conductor de La Veloz, la compa?¨ªa que cubre el trayecto Madrid-Talavera de la Reina, es azul marino y le sirve para trabajar los festivos.
El coctelero de un hotel la combina con chaleco y su cliente habitual, en cambio, tiene varias olvidadas en la tintorer¨ªa. La del agente inmobiliario de Tecnocasa es verde Pantone 356 y la deja en la guantera del coche, como si fuera la taquilla. Miguel Sebasti¨¢n, ministro de Industria entre 2008 y 2011, se la quit¨® en el Congreso para ahorrar en aire acondicionado mientras cada vez m¨¢s votantes del PSOE sudaban de lo lindo por la crisis.
Pablo Iglesias irrumpi¨® en pol¨ªtica sin ella. Resultar¨ªa oportunista asociarla cuando se la pone con la casa en la que vive como perverso ser¨ªa interpretarlo como un gesto de solidaridad con los obreros que le votan. La que llevaron los l¨ªderes sindicales C¨¢ndido M¨¦ndez e Ignacio Fern¨¢ndez Toxo en una recepci¨®n en La Zarzuela hace siete a?os era azul. Se la pusieron por decisi¨®n propia. La clase trabajadora a la que representan la lleva por obligaci¨®n.
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