Cuando en Espa?a hac¨ªamos bicicletas: la historia de 13 modelos m¨ªticos de los ochenta y noventa que te teletransporar¨¢n a tu infancia
De la Gacela a la Espada de Indurain. Hacemos un repaso por la historia del dise?o de la bici espa?ola... y de tus veranos. No apto para nost¨¢lgicos
Si algo es sin¨®nimo de pueblo y verano, de costras en las rodillas y de nuestra infancia, lo es, sin duda, la bicicleta. Era el objeto m¨¢s caro de entre todas las posesiones de los ni?os espa?oles, la compa?era de aventuras que les llevaba lejos de las miradas de los adultos. Ella representaba su autonom¨ªa en un mundo sin demasiadas reglas, de las viales y de las otras, justo antes de que todo empezase a torcerse.
Los a?os ochenta y noventa fueron la breve ventana temporal en que pudo desarrollarse algo parecido al dise?o espa?ol de bicicletas. Antes de esas d¨¦cadas la econom¨ªa era demasiado precaria como para elaborar nada que no fuesen veh¨ªculos sencillos y funcionales, y a finales de siglo se abrieron las fronteras, lo que provoc¨® una invasi¨®n de bicis baratas extranjeras que minimiz¨®, si no expuls¨®, la venta al por mayor que hab¨ªa permitido a distintas casas sustentar un desarrollo propio.
Pese a todo, esa industria existi¨®. Naci¨®, sobre todo, en Pa¨ªs Vasco, con algunos peque?os reductos en Catalu?a, y tal vez por la afici¨®n que siempre ha habido en este pa¨ªs por el ciclismo, supo sacar adelante modelos populares con personalidad e incluso hacer sus pinitos en el mundo del ciclismo de competici¨®n. Algunas marcas han sobrevivido, como BH, otras se han ido amoldando a las circunstancias, caso de Torrot, que se ha enfocado como marca de veh¨ªculos el¨¦ctricos. Todas vivieron tiempos mejores. Pero hay algo que ya nadie podr¨¢ quitarles, y es ser la magdalena proustiana de dos ruedas de varias generaciones de espa?oles.
BH Gacela, el icono de barra baja
¡°Una bicicleta BH es una bicicleta bien hecha¡±, dec¨ªa el eslogan de la c¨¦lebre casa de los hermanos Beistegui, regla que se aplica a la perfecci¨®n a este icono espa?ol que perdurar¨ªa durante a?os a lo largo de diferentes generaciones. Desde sus primeras versiones de barra baja y frenos de varilla de mediados del siglo pasado, se mantuvo en producci¨®n hasta bien entrados los noventa, adapt¨¢ndose t¨ªmidamente a los tiempos sin demasiados cambios est¨¦ticos. Los m¨¢s nost¨¢lgicos est¨¢n de enhorabuena, pues desde 2018 vuelve a estar a la venta manteniendo un aspecto casi id¨¦ntico al que tuvo en los ochenta.
Orbea Donosti, un cl¨¢sico de paseo
Otras conocidas marcas de la ¨¦poca tambi¨¦n ten¨ªan su propia versi¨®n de la cl¨¢sica bici de paseo de doble barra y rueda de 700. Las Torrot Universal, o las Donosti y Luarca de Orbea fueron otros elementos comunes del paisaje urbano y rural de aquellos tiempos. Orbea, al igual que BH y GAC, eran originarias del municipio guipuzcoano de Eibar. Todas ellas fueron antiguas armer¨ªas convertidas en f¨¢bricas de bicicletas, pero las factor¨ªas de la ribera del Deba se fueron quedando peque?as a medida que creci¨® la capacidad adquisitiva de los hogares y los espa?oles se lanzasen a las dos ruedas.
La BH Plegable, la imprescindible dominguera
Muchos la recordar¨¢n como la primera bicicleta que tuvieron de ni?os en su versi¨®n de rueda de 16¡± (o 400, como aparec¨ªa en los cat¨¢logos de BH convertido el di¨¢metro a unos m¨¢s familiares mil¨ªmetros). Habituales junto a mesitas plegables y neveras en el maletero o la baca de los utilitarios de los domingueros de la ¨¦poca, se vend¨ªan como bicis para toda la familia, solo hab¨ªa que subir el sill¨ªn y el manillar para que la usasen tanto hijos como padres. La ventaja de la plegable, su polivalencia, fue perdiendo fuelle, ya que el mercado espa?ol empez¨® a priorizar la especializaci¨®n t¨¦cnica de la bici seg¨²n su uso.
GAC Motoretta 2 y la fiebre 'bicicross'
La primera Motoretta era originalmente poco m¨¢s que una bicicleta plegable con ruedas "de tacos" de 20 pulgadas, pero en su segunda generaci¨®n se le a?adir¨ªan elementos que la acercasen m¨¢s a la est¨¦tica de moto de cross que promet¨ªa su nombre, como el asiento tipo banana, guardabarros y unas formidables horquillas de cuya ¨²nica funci¨®n era a?adir m¨¢s peso a un conjunto de por s¨ª nada ligero. Comenzaba la era del "bicicross", en la que competir¨ªan con la Motoretta otros mitos de la talla de la Orbea Furia, la BH Bicicross o las Torrot TT y MX.
Torrot Cross MX, la m¨ªtica 'tres marchas'
La heredera de la TT lleg¨® a contar en sus versiones m¨¢s sofisticadas con amortiguaci¨®n real, tres marchas actuadas desde una gran palanca situada en el cuadro y frenos de tambor. Un pepino en prestaciones para su ¨¦poca. Solo algunos de los modelos m¨¢s avanzados de las Cross Panther de Rabasa Derbi exhib¨ªan un nivel de ingenier¨ªa equiparable. No le sirvi¨® de mucho este esfuerzo a la empresa fundada en 1948 por Luis Iriondo, que cerrar¨ªa sus puertas poco despu¨¦s del inicio de los noventa.
BH California X3, el sue?o de nuestra EGB
La primera BMX "made in Spain", la Meteor, vino de la mano de la BH ayudada por el misterioso Brian Montgomery y dar¨ªa lugar a partir del a?o 82 a la legendaria saga de las California, cuyas primeras generaciones convivir¨ªan con aquella y aprovechar¨ªan hasta donde le fue posible al fabricante su cuadro y sus hechuras con diferentes combinaciones de componentes. A partir de entonces, BH fue lo m¨¢s parecido a la f¨¢brica de sue?os para la generaci¨®n EGB. Las sucesivas versiones de la California, desde las humildes y m¨¢s comunes X2 o XL3 hasta las codiciadas Star o X5 MAG, copar¨ªan las listas de deseos y cartas a los Reyes Magos de la chavaler¨ªa de toda Espa?a.
GAC AKM4, para ni?os bien
La Torrot Colorado o la Orbea Campe¨®n fueron algunos de los modelos que intentaron hacer sombra a las BH durante aquellos veranos de reinado absoluto de las Calis. Tambi¨¦n las opciones m¨¢s asequibles para muchos padres y un poco decepcionantes para muchos ni?os que anhelaban una X3 como premio a sus resultados acad¨¦micos. Pero ser¨ªan los vizca¨ªnos de Abadi?o los que se llevasen el gato al agua con la versi¨®n final de sus Akimoto.
Esta bestia parda montaba un amortiguador central que lo mismo absorb¨ªa el 40% de la energ¨ªa de cada pedalada que acabar¨ªa confiriendo una geometr¨ªa "particular" al cuadro si se le daba un uso intensivo. Pero tambi¨¦n era una ayuda enorme a la hora de realizar trucos sencillos como peque?os saltos y caballitos. Doblando f¨¢cilmente el precio de toda una California Star de principios de d¨¦cada, estaba reservada a ni?os bien y estudiantes especialmente brillantes.
Monty T-219, para locos del trials¨ªn
No hab¨ªa existido revoluci¨®n mayor en las cortas vidas de los chavales de los ochenta desde la aparici¨®n de la California. Por las calles empezaron a aparecer unas bicicletas brillantes como espejos, con una horquilla de secci¨®n rectangular que parec¨ªa robada de alguna obra, ruedas de enorme bal¨®n y un plato casi del mismo tama?o que el pi?¨®n. Una vez superada con las AKM la frontera psicol¨®gica de las 30.000 pesetas, muchos se atrevieron a pedirse una de estas, pero pocos la consiguieron.
Los afortunados descubrieron que no era la mejor para pedalear, pero s¨ª para tomarse en serio aquello de hacer el cabra. El trials¨ªn era la nueva religi¨®n y el exitoso joven Ot Pi su profeta absoluto.
Orbea Moncayo, la m¨¢s popular
En una Espa?a que se pasaba desde mayo hasta agosto pegada al televisor siguiendo las tres "Grandes vueltas" era de esperar que las bicis de carretera o ruteras tambi¨¦n tuvieran ¨¦xito. Normalmente, hab¨ªa que conformarse con las cl¨¢sicas bicicletas de 10 velocidades una vez que el primog¨¦nito se hac¨ªa mayor, o que el cabeza de familia guardaba definitivamente la Gacela en el trastero para hacerse con un veh¨ªculo m¨¢s acorde a sus escapadas de fin de semana.
La Moncayo, que segu¨ªa la tradici¨®n de Orbea de nombrar con top¨®nimos sus bicicletas, fue una de las m¨¢s sencillas y populares de la ¨¦poca, compartiendo mercado con las Torrot Racer y Marathon o las francesas Motobecane, Peugeot y Gitane, en las que las calcas que exhib¨ªan sus cuadros anunciaban tuber¨ªas de acero con pedigr¨ª y montaban componentes de calidad superior.
Zeus y Razesa, la bici del Papa
Si uno quer¨ªa tom¨¢rselo en serio o incluso empezar a competir hab¨ªa que disponer de una cabalgadura de mayor empaque. Tambi¨¦n emigrada de Eibar, en la localidad vizca¨ªna de Abadi?o, la casa Zeus fue sin duda el fabricante nacional de componentes y bicicletas de mayor calidad de la ¨¦poca, aunque tuvo que superar ciertos reproches porque sus productos fueran ¡°demasiado parecidos¡± a los de Campagnolo.
Muchas Zeus, al igual que muchos aficionados que no pod¨ªan permitirse una bici completa de esta marca, montaban cuadros de su socia navarra Razesa. Fundada en Alsasua en 1969, sus preciosos cromovelatos en acero Reynolds y Columbus dejaban a todos con la boca abierta cuando el chaval del barrio que corr¨ªa en juveniles la paseaba reluciente cada domingo que hab¨ªa la carrera. Ah, y era la bici del Papa. No es broma.
BH Running Bull, la primera 'mountain bike' espa?ola
Probablemente la menos popular de esta lista, pero la m¨¢s especial. Cuando llegan las primeras noticias de la nueva tendencia en EE UU de las bicicletas de monta?a es de nuevo BH quien se arremanga y echando mano tanto de la mesa de dibujo como del caj¨®n de sastre, y "se inventa" la primera bicicleta de monta?a 100 % espa?ola.
Con cinco velocidades (montaba un ¨²nico plato), ruedas de 26¡± con cubiertas de color azul, manillar y potencia directamente heredados de la California y el resto de componentes fabricados en su mayor¨ªa por la misma BH o por sus proveedores locales, el resultado final es poco menos que una California hormonada.
BH Top Line, el ¨²ltimo superventas
En los noventa se evidenci¨® que la BTT hab¨ªa llegado para quedarse y que, adem¨¢s, dominar¨ªa el mercado durante muchos a?os. El cuadro de acero hab¨ªa dejado de ser sexi y las chifladas innovaciones y combinaciones de colores de las BMX de la d¨¦cada anterior dieron paso a un mercado que solo parec¨ªa valorar el n¨²mero de velocidades y cu¨¢ntas veces aparec¨ªa la palabra Shimano escrita en el cuadro.
Lo que podr¨ªamos considerar el ¨²ltimo best seller de la casa vitoriana fue una inabarcable gama de modelos con cuadros de tuber¨ªa de aluminio oversize repletas de calcas pretendidamente t¨¦cnicas: ¡°CHROMICA¡±, ¡°Computer Aid Design¡±, ¡°ALUMINIUM Magnesium¡±, o una gratuita y sospechosa bandera de barras y estrellas junto a la que aparec¨ªa a veces, de nuevo, el nombre de Brian Montgomery. Poco despu¨¦s, BH introducir¨ªa la marca Grisley, que se especializ¨® en la gama alta de sus MTB, y "releg¨® las Top Line a montajes de precios m¨¢s ajustados", seg¨²n cuenta Ricardo Fraile, autor de Rodando con la Top Line. "Mantuvieron ese enfoque hasta el final de su comercializaci¨®n, en el a?o 2002".
Pinarello Espada, el potro de Indur¨¢in
No pod¨ªamos cerrar este repaso sin recordar este pedazo de la historia del deporte nacional. Con ella bati¨® Miguel Indur¨¢in en el R¨¦cord de la Hora el 2 de septiembre de 1994, una marca que estuvo en su poder durante¡ unos cincuenta d¨ªas. Pinarello ide¨® una bicicleta con un cuadro monocasco de fibra de carbono que, con un peso total de poco m¨¢s de siete kilos, era la pura extensi¨®n del cuerpo del de Villava, gracias al elevado sill¨ªn (ajustado a la inusual estatura de Miguel¨®n) o el sistema de enganche de sus pedales a las botas del corredor. Los italianos fabricaron distintas versiones de la Espada que luego ser¨ªan utilizadas en las cronos en carretera.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.