La extraodinaria vida de John DeLorean: el creador de uno de los coches m¨¢s famosos del cine denostado por estafador
Fraudes, drogas, terrorismo y rock and roll: el auge y ca¨ªda del creador del veh¨ªculo de ¡®Regreso al futuro¡¯. En Estados Unidos se ha estrenado una pel¨ªcula sobre el magnate
En 1981, John Z. DeLorean revent¨® la inveterada industria automovil¨ªstica estadounidense fabricando uno de los coches m¨¢s extravagantes jam¨¢s inventados. Lo bautiz¨® con su apellido, que era tambi¨¦n el nombre de su empresa. El DeLorean DMC-12, un hito tanto por lo vanguardista de su dise?o como por lo desorbitado de su precio, es recordado por su aparici¨®n estelar en?Regreso al futuro (Robert Zemeckis, 1985).
Pero en 1982, apenas unos meses despu¨¦s de que aquella bomba con ruedas pisara el asfalto, su impulsor y su peque?o imperio se hab¨ªan desmoronado en una grotesca historia en la que se entremezclan coca¨ªna, el IRA, Margaret Thatcher y Sammy Davis Jr. Tan de pel¨ªcula es que este junio ha llegado a los cines de Estados Unidos con el t¨ªtulo de Framing John DeLorean, dirigida por Don Argott y Sheena M. Joyce y protagonizada por Alec Baldwin.
John DeLorean irrumpi¨® en los a?os cincuenta en el grasiento negocio de los coches con la misma desfachatez con que Elvis Presley le rob¨® los focos a Frank Sinatra en las mismas fechas. Nacido en Detroit (la Ciudad del Motor) en 1925 en una familia de origen rumano, DeLorean fue una estrella del rock que hac¨ªa coches en vez de canciones. Como glosaba el obituario que le dedic¨® The New York Times, "era un personaje an¨®malo en una industria dominada por ejecutivos encorbatados. Se ti?¨® el pelo de negro, llevaba camisas desabrochadas, se cas¨® con una starlet adolescente y m¨¢s tarde modelo [Cristina Ferrare] y se convirti¨® en un prodigio del autobombo". Trabaj¨® como dibujante y tocaba el saxof¨®n.
Su ascensi¨®n fue mete¨®rica: tras licenciarse en Ingenier¨ªa Industrial, pas¨® por Chrysler, Packard y General Motors, ocupando cada vez despachos m¨¢s grandes. Como director general de Pontiac, divisi¨®n de GM, alumbr¨® el legendario Pontiac GTO, la respuesta de Detroit a Ferrari.
Uno de los mejores ejemplos que describen la capacidad de vendedor de John DeLorean es la canci¨®n que hizo componer para dar a conocer el Pontiac GTO. Como relata Hillel Levin en Grand delusions, un grupo de rock llamado Ronny & The Daytonas se puso en contacto con la compa?¨ªa para pedir permiso para grabar una canci¨®n en homenaje al coche. A DeLorean le encant¨® la idea, y puso a su hombre de publicidad, Jim Wangers, a escribir la letra. El resultado, titulado G.T.O. ¡ªcon un sonido parecido al de los Beach Boys¡ª, "vendi¨® un mill¨®n de discos y ayud¨® a incrementar las ventas del coche por encima de las 100.000 unidades", afirma Levin. El single lleg¨® al n¨²mero cuatro en la lista de Billboard en 1964.
En 1973 su imparable ambici¨®n le llev¨® a fundar su propia empresa, DeLorean Motor Company (DMC); hab¨ªa que estar muy loco para tratar de competir con los venerables titanes que controlaban el mercado en Estados Unidos, aunque su decisi¨®n quiz¨¢ no se debi¨® tanto a una voracidad desmesurada como a su vocaci¨®n de bon vivant: "Disfrutar de la vida ocupaba una posici¨®n muy alta en mi lista de prioridades", le dijo a su colaborador J. Patrick Wright, tal como este evoca en el libro On a clear day you can see General Motors (1979) [en un d¨ªa despejado se puede ver General Motors].
Del coche del futuro al "d¨®nde est¨¢ mi dinero"
En DMC se dispuso a llevar a cabo su gran proyecto personal: el lanzamiento del coche del futuro. La idea era que el DeLorean DMC-12 condensara la esencia de su creador: un veh¨ªculo con glamur, pero mundano y por tanto asequible. No result¨® as¨ª.
Amigos del mundo del espect¨¢culo, como el presentador Johnny Carson y el actor y cantante Sammy Davis Jr., contribuyeron a financiar la nueva compa?¨ªa, cuya f¨¢brica se erigi¨® a principios de 1981 en el improbable municipio de Dunmurry, a las afueras de Belfast, en Irlanda del Norte. Sobrado de labia, se las arregl¨® para que el Gobierno brit¨¢nico liderado por Margaret Thatcher invirtiera en la factor¨ªa 120 millones de d¨®lares (de los 200 necesarios para arrancar) bajo la premisa de que DMC generar¨ªa miles de puestos de trabajo en una zona deprimida bajo el influjo del IRA, lo cual, presumiblemente, rebajar¨ªa el clima de violencia.
Preocupado por su seguridad ¡ªlos secuestros estaban a la orden del d¨ªa en aquella regi¨®n¡ª, John DeLorean se cuidaba mucho de pisar su planta. "Hizo muy pocas visitas a Belfast y solo en los primeros d¨ªas. Al t¨¦rmino de la jornada regresaba a Londres cada tarde", escribe Nick Sutton, quien fuera director y responsable de inventario de DMC, en The DeLorean story.
Pronto empezaron los contratiempos. La patente que hab¨ªa comprado DeLorean para conseguir un modelo muy ligero y por tanto de menor consumo no funcion¨®. Se sucedieron problemas de ingenier¨ªa, que elevaron el precio estimado de venta hasta unos 25.000 d¨®lares, inconcebibles a comienzos de los ochenta. Pese a ello, desde un comienzo hubo una lista de clientes en espera dispuestos a pagar hasta 10.000 d¨®lares sobre el precio de salida. Pero lo peor estaba por llegar: el Gobierno brit¨¢nico empez¨® a sospechar que el dinero que insuflaba a la compa?¨ªa se desviaba al bolsillo de DeLorean. Se abri¨® una investigaci¨®n, que no hall¨® pruebas que lo confirmaran, pero con la mosca tras la oreja los pol¨ªticos decidieron cerrar el grifo. En 1982 DeLorean Motor Company se declar¨® en quiebra.
?Qu¨¦ es "mejor que el oro"?
Pese a todo, se llegaron a fabricar unas 9.000 unidades de este portento del dise?o, que despu¨¦s de la quiebra se vend¨ªan por debajo del precio de coste. Sus l¨ªneas afiladas ¡ªdise?o del italiano?Giorgetto Giugiaro¡ª, sus puertas de alas de gaviota ¡ªdesarrolladas por Grumman Aerospace¡ª y su carrocer¨ªa de acero inoxidable pulido, sin pintura, lo hicieron pasar a la posteridad. Y tambi¨¦n, claro, su papel protagonista en la producci¨®n cinematogr¨¢fica de Regreso al futuro, cuyo estreno en Londres fue un desfile de personalidades del m¨¢s alto nivel, Lady Di incluida.
El mismo d¨ªa en que el Ejecutivo brit¨¢nico anunci¨® el cierre de la f¨¢brica de Dunmurry, John DeLorean fue pillado in fraganti en Los ?ngeles mientras aparentemente intentaba vender 25 kilos de coca¨ªna (por valor de 16 millones de d¨®lares), escondidos en una maleta. En una grabaci¨®n se le o¨ªa decir: "Es mejor que el oro". ?Era as¨ª como el empresario sustentaba sus negocios y su fren¨¦tico tren de vida? Sus abogados argumentaron que hab¨ªa sido v¨ªctima de un montaje de la polic¨ªa. Y un juez de Los ?ngeles los crey¨®. DeLorean fue absuelto, aunque al poco tiempo, en Detroit, se enfrent¨® a otra acusaci¨®n, el desv¨ªo de 9 millones de d¨®lares de los inversores. Tambi¨¦n se libr¨® de una pena.
Pero ya el destino de DeLorean se hab¨ªa torcido irremisiblemente. El fiasco comercial del DMC-12 y su p¨¦sima reputaci¨®n tumbaron su carrera. John DeLorean muri¨® a los 80 a?os a causa de las complicaciones de un ictus. DeLorean Motor Company sigue existiendo con sede en Humble (Texas) ¡ªir¨®nicamente, humble significa "humilde"¡ª, aunque solo como empresa que se dedica a la reparaci¨®n y venta de piezas de este magn¨ªfico coche que incluso hoy sigue pareciendo de ciencia ficci¨®n.
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