El marianismo de S¨¢nchez
Hace dos meses que gan¨® las elecciones y apenas ha ido m¨¢s all¨¢ de un discreto tacticismo. Est¨¢ ensayando el liderazgo pasivo
No es ning¨²n secreto que Pedro S¨¢nchez ha aprendido mucho de Mariano Rajoy. Suele suceder. M¨¢s all¨¢ de la cl¨¢sica idea borgiana de que uno siempre tiende a parecerse a su enemigo, estar a?os frente a un l¨ªder, explorando c¨®mo hacerle oposici¨®n, indagando sus fortalezas y debilidades para ver c¨®mo erosionar su poder, en debates electorales, presupuestos, investiduras... acaba por convertirlo, en alguna medida, en tu espejo. Y el audaz S¨¢nchez desde luego ha asimilado un cierto marianismo, que es como decir un cierto dontancredismo. Hace dos meses que gan¨® las elecciones, m¨¢s de cincuenta d¨ªas, y apenas ha ido m¨¢s all¨¢ de un discreto tacticismo. Est¨¢ ensayando el liderazgo pasivo.
Pedro S¨¢nchez ha optado por que la presidencia caiga del ¨¢rbol como fruta madura, al modo de Newton con la Ley de la Gravedad. ¡°La responsabilidad de PP y Ciudadanos es facilitar la investidura, no bloquear¡± ha marianeado S¨¢nchez. Pero no, es responsabilidad del candidato lograr su investidura. El liderazgo pasivo no existe. Si realmente su objetivo era Ciudadanos, debi¨® hacer una oferta: impuestos, Navarra y quiz¨¢ alg¨²n territorio, vetar los indultos, m¨¢s Estado en Catalu?a¡ En realidad, desde Moncloa no se ha planteado nada a Cs, m¨¢s que hacerles repetir ¡°no es no¡±, como S¨¢nchez en 2016. Se dir¨ªa que el objetivo no era el s¨ª de Cs sino cargar la culpa del no en Cs por no aceptar algo que ni siquiera se les ha llegado a plantear.
Es l¨®gico que S¨¢nchez cuide la proyecci¨®n de estadista ¡ªde hecho, su fotograf¨ªa en Bruselas en el aparte con Merkel y Macron, adem¨¢s de Tusk, impensable desde hace mucho tiempo para un mandatario espa?ol, retrata esa ventana de oportunidad por autoexclusi¨®n de Reino Unido e Italia¡ª, y sabe que en Europa, como muchos aqu¨ª, apreciar¨ªan no solo la resistencia de la socialdemocracia sino un Gabinete moderado, riguroso fiscalmente, sin aventurerismos. La percepci¨®n de ser investido por populistas de la extrema izquierda tipo M¨¦lenchon y secesionistas no es precisamente el relato ideal. Y el relato es relevante. A pesar de todo, S¨¢nchez no ha apretado a Cs, quiz¨¢ por la convicci¨®n de que de ser posible ese pacto, que no, este ser¨ªa demasiado inestable, porque Rivera mantiene firme la estrategia de liderar la derecha.
Ha llegado la hora de dejar de marianear. S¨¢nchez necesita aritm¨¦tica y un relato. Y por m¨¢s que Romero Robledo convirtiera en m¨¢xima que en aritm¨¦tica pol¨ªtica 2+2 no son necesariamente 4, la realidad es que 173 son 173, y debe preparar la suma. La f¨®rmula pasa por Podemos, PNV tras Navarra, Comprom¨ªs y PRC, y adem¨¢s la abstenci¨®n de ERC y/o de Bildu, con los que el PSOE ha copiado lo de Cs con Vox: sostener que ellos negocian con Geroa Bai, no con Bildu, con quienes lo hace Geroa Bai. La perspectiva apunta a lo que Rubalcaba llam¨® Frankenstein; por eso, m¨¢s all¨¢ de la aritm¨¦tica, S¨¢nchez necesita otro relato, y ese relato es Gobierno en solitario. Pero est¨¢ por ver que Podemos vaya a cooperar por unas secretar¨ªas de Estado. En fin, se acaban las opciones. O cambia de relato, o cambia de aritm¨¦tica¡ o esto es lo que hay, salvo nuevas elecciones.
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