?Solo la c¨¢rcel?
El reconocimiento del delito de La Manada es digno de celebrar, pero la realidad nos revela que debemos actuar tambi¨¦n en lo social, algo que exige perspicacia y paciencia
Llamar a las cosas por su nombre. Fue violaci¨®n. No cabe exigir a una mujer aterrada un comportamiento heroico que podr¨ªa costarle la vida. No pudo expresarlo mejor la fiscal del caso de La Manada. A¨²n resuenan en nuestros o¨ªdos c¨®mo aquellos que con incontenible desparpajo suelen opinar de todo, de pronto se inhibieron y defendieron una prudencia colectiva porque, dec¨ªan, no hab¨ªan visto el c¨¦lebre v¨ªdeo. Al parecer el v¨ªdeo deber¨ªa haberse emitido por televisi¨®n para contener una reacci¨®n feminista que, a juicio de estos inesperados opinadores cautelosos, era claramente irreflexiva. Los quejosos de no haber visto el v¨ªdeo, seguramente tampoco hab¨ªan le¨ªdo el ensayo Microf¨ªsica sexista del poder, de la investigadora Nerea Barjola, referido al tratamiento que en los medios se dio al llamado caso Alc¨¤sser.De alguna manera, el abusivo, macabro, detallado relato que ofreci¨® la televisi¨®n, ese lujo de detalles al que asist¨ªan los espectadores de esa basura, provocaba que los cr¨ªmenes se produjeran una y otra y otra vez. Y la intimidad no es solo patrimonio de los famosos, tambi¨¦n se puede vulnerar la de las asesinadas o la de la superviviente de una violaci¨®n. Si las ni?as de Alc¨¤sser acabaron provocando terror en las adolescentes, e incluso inspirando bromas vomitivas (esto tambi¨¦n es digno de estudio), fue consecuencia de un insoportable y s¨®rdido relato del crimen que se repet¨ªa a diario, como si la noche en que los asesinos secuestraron a las cr¨ªas fuera eterna.
El Tribunal Supremo ha condenado a los integrantes de La Manada por violaci¨®n m¨²ltiple. Ese reconocimiento del delito es digno de celebrar; si en ello ha intervenido la presi¨®n feminista, que sospecho que s¨ª, algunos se sentir¨¢n agredidos, tal vez los mismos que no pod¨ªan opinar por no haber visto el v¨ªdeo, pero en mi opini¨®n es saludable que la Justicia preste o¨ªdos a la sociedad civil en materia de derechos humanos, y el tratamiento de los delitos contra las mujeres est¨¢ ¨ªntimamente ligado a los derechos indiscutibles en una sociedad que se quiere igualitaria. Dicho esto, me parece que no s¨®lo se debe reclamar una respuesta punitiva. Si el machismo, la violencia, la misoginia, la crueldad o el abuso se solucionaran con el simple acto de sumar a?os de c¨¢rcel a las condenas estar¨ªamos cerca de resolver tan complejo problema, pero deber¨ªamos considerar que la victoria que podemos celebrar es un paso adelante en el marco legal, pero no suficiente.
Desde que La Manada de Pamplona actu¨® ha habido otras manadas. Las mujeres en la calle han demandado un progreso judicial, y la realidad nos revela que debemos actuar tambi¨¦n en lo social, algo que exige perspicacia y paciencia. Es urgente intervenir en la manera en que los ni?os est¨¢n accediendo a la educaci¨®n sexual a trav¨¦s de la Red, algo que nos est¨¢ dejando perplejos porque no pod¨ªamos imaginar que unas pr¨¢cticas tan descarnadamente machistas llegaran a ojos de cr¨ªos peque?os. Hay que implicar a las familias para que contrarresten una informaci¨®n que distorsiona el disfrute del sexo. M¨¢s ahora, cuando hay una derecha que difunde mentiras sobre lo que se ense?a en los colegios p¨²blicos y llama adoctrinamiento a lo que los dem¨¢s entendemos como educar. Y hoy, m¨¢s que nunca, hay que pronunciar la denostada palabra, reinserci¨®n, porque no todos los violadores son psic¨®patas. Si as¨ª fuera, el problema estar¨ªa acotado. No solo necesitamos una sentencia justa y unos a?os entre rejas. Tambi¨¦n es preciso que la c¨¢rcel sirva para algo. Aunque eso, dicho precisamente hoy, pueda resultar inconveniente.
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