Asaltar, ?qu¨¦?

Para entender la l¨®gica de Podemos, es ¨²til remontarse a los or¨ªgenes y consultar en Youtube el v¨ªdeo de ocho minutos sobre el boicot en 2010 de su antecedente Contrapoder a una simple conferencia de Rosa D¨ªez en Pol¨ªticas de la Complutense. Lo hab¨ªan intentado dos a?os antes con notable violencia y respaldo de simpatizantes de ETA, pero la disertaci¨®n pudo tener lugar. Ahora interven¨ªa la condescendencia de la autoridad acad¨¦mica, figura capital para la carrera pol¨ªtico-acad¨¦mica de Iglesias y Errej¨®n, de manera que un desconocido joven con coleta pudo organizar el show y reventar el acto. Ah¨ª est¨¢ semioculto en las im¨¢genes. Iglesias hab¨ªa justificado el primer intento, imprescindible denuncia contra los portavoces pol¨ªticos de la explotaci¨®n, y nada menos que como un nuevo gesto de Ant¨ªgona. Era una minor¨ªa activa que as¨ª, sustituy¨¦ndose a ¡°los universitarios¡±, como luego a ¡°la gente¡±, intentaba ocupar el poder en la Facultad y lo consiguieron, en los dos niveles (estudiantes y autoridad). Con agresividad, cinismo pol¨ªtico y sentido del espect¨¢culo.

La movilizaci¨®n de los indignados fue la estructura de oportunidad, aunque los intentos de control fracasaron. Recordemos la cr¨ªtica de Monedero en la asamblea de Abtao, tras el ¨¦xito de las europeas. Pero el espacio libre estaba all¨ª, y Podemos, disponible para ocuparlo. La ideolog¨ªa era un puzzle populista, con la formaci¨®n de ra¨ªz chavista, aun no explicada, dualismo anticapitalista y anticonstitucional, m¨¢s m¨¦todos y vocabulario del movimiento italiano 5 Stelle. Con modernidad en t¨¦cnicas de propaganda, y ya personalizaci¨®n del liderazgo en Iglesias. Modificando el patr¨®n de 5 Stelle, con ¡°el calvo genial¡± ¡ªLenin al fondo¡ª, un ¡°centralismo cibercr¨¢tico¡± permiti¨® conjugar la apariencia de participaci¨®n generalizada y un control inexorable desde el v¨¦rtice para las decisiones estrat¨¦gicas. Pablo Iglesias lo ha ejercido as¨ª, y la depuraci¨®n del primer grupo dirigente es la mejor prueba. Desde el monopolio de la informaci¨®n, ninguna consulta puede derrotar al jefe. La innegable acumulaci¨®n de energ¨ªas positivas en Podemos ha sido dilapidada.

El prop¨®sito fundamental de Pablo Iglesias es alcanzar el poder personal. Disputar la democracia es jugar en su marco, para desde un maquiavelismo primario llegar a ese fin. No cuentan los intereses generales, porque ¨¦l es su personificaci¨®n. Importa ante todo deshacerse de competidores; de ah¨ª su ¡°responsable¡± jugada contra Carmena y Mas Madrid. Y el no rotundo anterior a intervenir en el pacto PSOE-Cs, aunque en ambas ocasiones gane el PP. Tal vez como puede ocurrir ahora. Tampoco cuenta la fecunda experiencia de ¡°cooperaci¨®n¡± con S¨¢nchez en minor¨ªa hasta las elecciones. Iglesias necesita ser ministro para, desde otras coordenadas ideol¨®gicas, imponer como Salvini en Italia su personalidad, ser la Imagen con may¨²scula del gobierno. A eso juega.