Reloj de arena
Los que llevan las de perder con todo este tr¨¢fico mundial de ¡®arenod¨®lares¡¯ son los ciudadanos que viven junto a los r¨ªos, es decir 3.000 millones de personas
Pregunta para el Trivial: ?cu¨¢l es el producto que se extrae m¨¢s de la tierra? El petr¨®leo, dir¨¢ el m¨¢s listo. Error. Es la arena. S¨ª, esa cosa que pisan en la playa los veraneantes y que los antiguos pon¨ªan en una doble ampolla de vidrio para medir el tiempo. Al igual que en esa ampolla, la arena se nos est¨¢ agotando en el planeta. El crecimiento de la poblaci¨®n humana y su tendencia a migrar hacia las ciudades est¨¢n convirtiendo el hormig¨®n en uno de los bienes m¨¢s demandados de India, China y ?frica. Y el hormig¨®n se hace con arena, al igual que el cemento y el vidrio. Y al igual tambi¨¦n que los chips de silicio que todos llevamos en el bolsillo.
La arena es un bien natural, qu¨¦ duda cabe, pero a la naturaleza le cuesta Dios y ayuda fabricarla. Una playa, por poner un ejemplo tonto, es el producto de siglos y milenios de la erosi¨®n paciente y tozuda que las olas infligen a las rocas y las conchas de los moluscos. Si uno extrae una poca de vez en cuando, el dios Neptuno repondr¨¢ sin rechistar la arena perdida. Si uno, en cambio, extrae a m¨¢s velocidad de lo que Neptuno puede restaurar, est¨¢ incurriendo en una pr¨¢ctica insostenible, el nombre t¨¦cnico del pan para hoy y hambre para ma?ana. Pan para ti hoy y hambre para tu hijo ma?ana. La arena se convierte as¨ª en una met¨¢fora de la enfermedad econ¨®mica de nuestro mundo. Mette Bendixen y sus colegas de cuatro universidades analizan el mercado de la arena en Nature.
Todo exceso tiene su v¨ªctima, y en este caso no es precisamente la empresa que extrae el producto. La arena ¨²til para la industria es la que bordea los r¨ªos. Las playas aportan muy poca cosa al total planetario, y las arenas del desierto, aunque crecientes, son tan finas y globosas que no hay forma rentable de molerlas. Los que llevan las de perder con todo este tr¨¢fico mundial de arenod¨®lares son los ciudadanos que viven junto a los r¨ªos, es decir, 3.000 millones de personas que pronto aspirar¨¢n a constituir la mitad de la poblaci¨®n mundial. Bendixen y sus colegas presentan fotos de sat¨¦lite que muestran la desaparici¨®n desde 2010 de las arenas fluviales del r¨ªo Umgi, en el norte de Banglad¨¦s, y c¨®mo la extracci¨®n en el r¨ªo de las Perlas, el tercero m¨¢s largo de China, ha da?ado el entorno, dificultado la obtenci¨®n de agua y desgastado los muelles y los puentes.
El comercio de arena es conocido, pero casi nadie parece inclinado a documentarlo de manera fiable. Por ejemplo, Singapur dice haber importado en la ¨²ltima d¨¦cada 80 millones de toneladas de arena de Camboya, pero Camboya solo admite haber exportado tres toneladas. Con estos mimbres contables, cabe temer que el expolio de los sedimentos fluviales siga hasta que se hayan agotado por completo. Es el estilo de la isla de Pascua, donde los Rapa Nui no pararon hasta talar el ¨²ltimo ¨¢rbol de la isla, condenando as¨ª a la muerte a su propia civilizaci¨®n.
La arena se agota en el reloj, y que sea arena no significa que sea una cuesti¨®n menor que los diamantes o el colt¨¢n de tu tel¨¦fono. Los investigadores calculan que hay extracci¨®n ilegal de arena en nada menos que 70 pa¨ªses, y documentan cientos de muertes en la ¨²ltima d¨¦cada, sobre todo en India y Kenia, relacionadas estrechamente con las guerras no declaradas del tr¨¢fico de arena. Ya puedes volver a la playa.
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