Caro bloqueo

La inestabilidad pol¨ªtica es quiz¨¢ el elemento m¨¢s da?ino para el crecimiento econ¨®mico y la prosperidad, en tanto que impide la aplicaci¨®n de decisiones urgentes y cierra el paso a la elaboraci¨®n de las medidas imprescindibles para imponer las reformas necesarias. Cuando se bloquea la formaci¨®n de un Gobierno incluso a partir de los pasos pol¨ªticos previos para ello, como la investidura, se inflige da?o a las instituciones, porque se favorecen las dudas sobre su idoneidad y eficacia. Al mismo tiempo, se priva a los ciudadanos, a las instituciones internacionales y a los inversores de la confianza m¨ªnima para el funcionamiento de un pa¨ªs. La predecibilidad es el n¨²cleo de la confianza, y m¨¢s de la confianza econ¨®mica.

Cualquier retraso en la formaci¨®n del Gobierno, entendiendo por tal retraso la eventualidad de demorarlo hasta septiembre o, incluso en el peor de los casos, convocar unas nuevas elecciones, causar¨ªa da?os imprevisibles en la econom¨ªa. No precisamente a corto plazo, puesto que las cartas para la evoluci¨®n del crecimiento durante este a?o ya est¨¢n echadas. Para empezar comprometer¨ªa los objetivos de estabilidad financiera pactados con Bruselas, no tanto por el descontrol del gasto, sino por la imposibilidad de aumentar la recaudaci¨®n de forma que el objetivo de d¨¦ficit no pivote solo sobre un ajuste permanente del gasto p¨²blico.

Resulta ins¨®lito, y esto es imputable a las principales fuerzas pol¨ªticas, que el Estado est¨¦ funcionando en estos momentos con un presupuesto prorrogado. El Gobierno carece de margen de maniobra para aplicar correcciones. Es evidente que la pr¨®rroga presupuestaria y el bloqueo pol¨ªtico de un nuevo Presupuesto, ha privado de 5.000 millones adicionales que podr¨ªan haberse distribuido, entre el Estado y las comunidades aut¨®nomas, para mejorar la atenci¨®n social y la inversi¨®n.

El da?o mayor que causa la ausencia de un Gobierno es el retraso, ya insostenible, de las reformas econ¨®micas, sin las cuales la econom¨ªa espa?ola se encamina hacia un colapso de las prestaciones sociales e, incluso, de partes fundamentales de la operativa del Estado. Tiene que ponerse en marcha ya una reforma del sistema de pensiones; deben tomarse ya decisiones cruciales (edad de jubilaci¨®n, traslado de gasto a presupuestos, ajuste de las cotizaciones, revalorizaci¨®n) para que surtan efecto en los pr¨®ximos diez a?os, cuando aparezca la amenaza aguda de ca¨ªda de ingresos del sistema. Es imperativo pactar una reforma fiscal para tapar los agujeros recaudatorios y la persistencia del fraude. Tampoco debe demorarse la reforma de la financiaci¨®n auton¨®mica, porque algunas comunidades pueden sufrir un estrangulamiento financiero a corto plazo. Y sin medidas inmediatas, la reforma energ¨¦tica que propone la transici¨®n a las energ¨ªas renovables, encajada en plazos que se agotan r¨¢pidamente, quedar¨¢ en papel mojado.

El bloqueo pol¨ªtico, los amagos, el enroque en posiciones cerradas no es un juego barato. Tiene costes onerosos, que pagan los pensionistas, las autonom¨ªas y los consumidores. Y tiene un coste que pocos pa¨ªses pueden permitirse, en reputaci¨®n institucional y en inversi¨®n. Los da?os derivados de un bloqueo pol¨ªtico son imputables a las direcciones de los partidos que jueguen la carta del No Gobierno sin argumentos solventes.

No nos lo merecemos.