La Comisi¨®n Europea y el fuego fatuo
Hemos de esperar, otra vez, que los nuevos responsables de la UE tomen consciencia de la necesidad de otra visi¨®n en materia migratoria
Escuchando la reciente declaraci¨®n proveniente de altos dirigentes de la Comisi¨®n Europea dando por resuelta (?!) la ¨²ltima ¡°crisis¡± migratoria, uno no deja de sorprenderse: corrobora, por en¨¦sima vez, que la visi¨®n europea se halla estructuralmente limitada, muy por debajo de la realidad hist¨®rica a la que se enfrenta la Europa occidental. Se piensa que se puede resolver el desaf¨ªo migratorio solo con la misma receta ret¨®rica de ¡°control¡± de los flujos con los mismos ingredientes de ¨ªndole policial y represiva: dar caza a los inmigrantes que entran irregularmente, reducir as¨ª las entradas, lograr acuerdos precarios con los pa¨ªses de origen o de tr¨¢nsito. Eso no es ¡°controlar¡± la demanda de inmigraci¨®n, es solo disfrazarla. Porque, incentivados tanto por el crecimiento demogr¨¢fico en el Sur como, a la inversa, por la situaci¨®n econ¨®mica de los pa¨ªses del Este, que empuja a decenas de miles de ciudadanos a emigrar por no sufrir la precariedad salarial, los m¨²ltiples escenarios de la inmigraci¨®n no se podr¨¢n contener sin una pol¨ªtica, a medio y largo plazo, de cooperaci¨®n para una gesti¨®n com¨²n y ordenada.
La Comisi¨®n Europea ha demostrado, hasta ahora, que no quiere abrir un espacio de reflexi¨®n serio sobre este tema. Las herramientas vigentes, tanto en lo que concierne al etiquetamiento terminol¨®gico de lo que es un refugiado, solicitante de asilo, un inmigrante legal-ilegal, como las medidas represivas, no ayudan a elaborar una concepci¨®n compartida (con los pa¨ªses de origen) y cooperativa de las migraciones. Adem¨¢s, nunca se ha llevado a cabo con rigor un balance de las pol¨ªticas en curso.
A Federica Mogherini, que ocup¨® su puesto, hace cinco a?os, con buena voluntad de actuar incluso a medio plazo, se le restringi¨®, como a sus predecesores, su campo de visi¨®n a lo inmediato: nada se ha avanzado, las posibles perspectivas se estancan. Recu¨¦rdese que Antonio Guterres desempe?¨® tambi¨¦n el cargo de responsable de la pol¨ªtica migratoria europea, con un balance comparable. Como secretario general de la ONU, impuls¨® una declaraci¨®n sobre las migraciones que se adopt¨® en Marrakech: lo cierto es que no hay un Estado que quiera seriamente asumir su contenido. En suma: en el peor de los casos, nos sumergimos en la impotencia, en el mejor, en la ret¨®rica del fuego fatuo.
?Qu¨¦ har¨¢ la nueva Comisi¨®n? No lo sabemos, pero es urgente iniciar un balance cr¨ªtico de la experiencia de estas ultimas d¨¦cadas, elaborar un concepto nuevo de cooperaci¨®n que integre la variable migratoria como eje transversal dominante; avanzar en la cooperaci¨®n intereuropea fronteriza, vincular a los pa¨ªses de origen y de tr¨¢nsito bajo una orientaci¨®n consensuada sobre visados de trabajos y de ida y vuelta para los inmigrantes que lo deseen. Hemos de esperar, otra vez, que los nuevos responsables de la UE tomen consciencia de la necesidad de otra visi¨®n en materia migratoria.
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