Radiograf¨ªa de una crisis humanitaria en Am¨¦rica
Mientras el ¨¦xodo venezolano perdure, urge una respuesta coordinada y flexible a la emergencia social
Hasta hoy, a las afueras del Consulado chileno en Tacna (Per¨²), cerca de cuatrocientas personas venezolanas ¨Cde las cuales un tercio son ni?as y ni?os¨C esperan su cita para saber si podr¨¢n ingresar a Chile o no. Esa espera ¨Cque en promedio es de 10 d¨ªas¨C se vive con una paciencia desesperada por parte de estas familias forzosamente desplazadas desde Venezuela.
Sus din¨¢micas no cambian. A diario se dirigen al consulado apenas amanece, sin saber si ser¨¢n atendidos. Luego hacen filas para recibir las donaciones de desayuno, almuerzo y cena de una organizaci¨®n social, o de alguna familia peruana o chilena. Sus esperanzas reviven al ver salir a algunas personas con el permiso para entrar a Chile, pero tambi¨¦n se angustian cuando ven a otras con cara de confusi¨®n. Personas cuyas solicitudes de ingreso fueron rechazadas porque les ped¨ªan documentos que para muchos son imposibles de conseguir. Por las noches, vuelven a sus carpas donadas que colapsan la calle del consulado, o a albergues que organizaciones de la sociedad civil han dispuesto para recibirles. Esto, si no han tenido que llevar a sus hijos enfermos a la Cruz Roja Peruana.
Ante la negativa, algunas familias cruzan la frontera de manera no regular. Lo hacen caminando por la l¨ªnea del tren, o por la playa. Tambi¨¦n, cruzan por la ¡°trocha¡±: zonas abiertas donde se se?ala que hay minas antipersonales sembradas hace d¨¦cadas y que no han sido eliminadas. Incluso, hay quienes lo han hecho en botes por el mar. Los ¡°coyotes¡± que ofrecen sus ¡°servicios de orientaci¨®n¡± para cruzar a Chile est¨¢n proliferando y cobran entre 50 y los 300 d¨®lares.
¡°?ramos un grupo de 30 personas caminando por la l¨ªnea del tren: 18 ni?os y 12 adultos aterrorizados de no poner un pie fuera de los rieles, por el riesgo de que estallara una mina. Fuimos detenidos antes de ingresar a Chile, y nos devolvieron a Tacna¡±, relata una madre de familia.
La Agrupaci¨®n de Venezolanos en Arica se?ala que son alrededor de diez ni?os que fueron derivados al Servicio Nacional de Menores (SENAME), al haber sido encontrados en Chile. Son los denominados MENA, Menores No Acompa?ados.
Lo que ocurre en la frontera de Per¨² y Chile, tambi¨¦n pasa en Tumbes (frontera peruana con Ecuador), debido al aumento de nuevos requisitos de inmigraci¨®n del Gobierno peruano. Y es lo que podr¨ªa repetirse en otros pa¨ªses de la regi¨®n si estos replican las restricciones en inmigraci¨®n.
La prolongaci¨®n de la crisis venezolana prev¨¦ que los flujos migratorios se mantendr¨¢n. No obstante, si aumenta la cantidad de familias en situaci¨®n de calle en las fronteras, los servicios sociales colapsar¨¢n y las consecuencias podr¨ªan ser catastr¨®ficas. Por esa raz¨®n urge una coordinaci¨®n de los estados americanos ¨Cespecialmente de Chile, Per¨², Ecuador y Colombia¨C que permita acoger a las familias que huyen de la crisis humanitaria en Venezuela. Es prioritario establecer cuotas de migraci¨®n de los pa¨ªses, que puedan ser ajustadas en la medida que la migraci¨®n aumente; que se flexibilicen los requisitos de documentaci¨®n y se eliminen los requerimientos de visas, ya que en Venezuela no se est¨¢ reconociendo el derecho a la identidad, siendo muy caro y dif¨ªcil acceder a dicha documentaci¨®n.
Tambi¨¦n es imperioso clarificar y comunicar de manera efectiva los requerimientos de ingreso; priorizar la migraci¨®n de familias con ni?as y ni?os, velando por el principio de inter¨¦s superior del ni?o establecido en la Convenci¨®n de Derechos del Ni?o. Asimismo, es fundamental velar por la reunificaci¨®n familiar de aquellas personas que migran buscando reencontrarse con sus seres queridos y generar pol¨ªticas de corto plazo para trabajar con poblaci¨®n transitoria en situaci¨®n de calle.
Hoy las pol¨ªticas migratorias de los pa¨ªses de Sudam¨¦rica no logran hacerse cargo de un fen¨®meno masivo de migraci¨®n forzada desde Venezuela. Si los pa¨ªses de nuestro continente no se coordinan para dar refugio a estas v¨ªctimas de la crisis humanitaria, empezaremos a ser testigos de c¨®mo nuestras fronteras repiten las m¨¢s terribles escenas que hemos visto en otras crisis migratorias en el mundo. Y esas escenas, lamentablemente, tendr¨ªan rostro de ni?as y ni?os.
En Tacna escuchamos voces que son eco de cada frontera, formal e informal. Voces que nos alertan sobre una crisis humanitaria de la que todos somos responsables y que podemos detener.
Sobre los autores: Benito Baranda es presidente ejecutivo de Am¨¦rica Solidaria (AS) Internacional, Ang¨¦lica Vargas, directora ejecutiva de AS Per¨² y Sebasti¨¢n Zulueta, secretario ejecutivo de AS Internacional.
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