Letizia, entre el compromiso social y el destello de los flashes
La Reina aspira a que su faceta de defensora de la igualdad de g¨¦nero y las causas humanitarias marque decisivamente su perfil y predomine sobre cuestiones de imagen
En unas semanas la Reina iniciar¨¢ sus vacaciones con su familia en Mallorca, uno de los per¨ªodos m¨¢s codiciados por los cazadores de im¨¢genes y, quiz¨¢ por esa presi¨®n a la que la someten en cada una de sus apariciones estivales, uno de los que mayor incomodidad le causan. No es habitual, por norma general, que a un acto del Rey acudan tantos fot¨®grafos y c¨¢maras como a uno de la Reina ni que se fijen en lo mismo. Los vestidos que lleva, si los repite, el descuello de sus tacones, un brillo en la mejilla o el nudo de sus trenzas, sus recogidos o reflejos se han convertido en un material informativo de primer orden para muchos medios, que luego desmenuzan con la pericia de un orfebre de la semi¨®tica insuflando mucha trascendencia a lo que para muchos solo parec¨ªa superficialidad o un ins¨ªpido moh¨ªn.
Esa avidez gr¨¢fica, resuelta en un aluvi¨®n de im¨¢genes, da cuenta del estilo de la Reina en todos sus registros. Pero, al mismo tiempo, la simplifica como mujer y sepulta su manera de ser bajo su indumentaria. La personalidad de la Reina, sin embargo, tambi¨¦n est¨¢ en muchas otras im¨¢genes, como la que viste el chaleco rojo de los cooperantes, pero sobre todo en sus actitudes, en los compromisos sociales que adquiere a trav¨¦s de las actividades de su agenda y, sobre todo, en sus discursos. Todos ellos est¨¢n llenos de claves que la caracterizan y, a la vez, innovan el alegato de la Corona en su posici¨®n respecto a su antecesora, la reina do?a Sof¨ªa, pese a que su ¨¢mbito de representaci¨®n tiene el mismo y limitado cometido social, sanitario, humanitario y cultural.
La defensa de la igualdad de g¨¦nero y su actitud contra la violencia machista se han convertido, sin duda, en su marca m¨¢s definitoria en los 15 a?os que lleva en el palacio de La Zarzuela, cinco de ellos como reina. La primera vez que la exterioriz¨® fue en 2013, todav¨ªa como Princesa de Asturias. Fue en un foro muy apropiado: el I Congreso Internacional Contra la Violencia de G¨¦nero, organizado por la Comunidad de Madrid. Sus palabras, estando constre?idas por la oficialidad, ten¨ªan una intensidad distinta y muy actual. No se limitaban a se?alar el problema, como se hac¨ªa hasta entonces con un enfoque m¨¢s cl¨¢sico.
En ese acto defendi¨® que la violencia de g¨¦nero solo podr¨ªa ser erradicada "con educaci¨®n de valores de igualdad y respeto". Hasta ese momento no hab¨ªa salido un discurso de La Zarzuela en el que, en estos t¨¦rminos, se apelara a la educaci¨®n como instrumento para "romper los tab¨²es, los prejuicios negativos y las ideas preconcebidas hacia roles tanto de la mujer como del hombre que lleven a conductas basadas en la superioridad, en la falta de respeto, en la violencia verbal y f¨ªsica". Reclamaba la educaci¨®n como un instrumento que propiciara, adem¨¢s, la independencia de la mujer, "su seguridad personal y su capacidad de buscar alternativas, para romper su silencio".
En los ¨²ltimos cinco a?os la reina Letizia ha intensificado su discurso de g¨¦nero en sus actividades. Ha emplazado a las mujeres a ser valientes, a valorarse y lograr puestos de decisi¨®n hasta ahora predestinados a hombres, a denunciar la desigualdad salarial, el paro femenino o la diferencia de tiempo que el hombre y la mujer dedican a la casa y a los hijos. "A perder el miedo a hablar cuando hay que hablar, el miedo a delegar el primer biber¨®n". Y sobre todo, a defender el derecho a la igualdad para que las mujeres accedan a "los n¨²cleos del poder donde se toman las decisiones, pol¨ªticas y econ¨®micas, en las mismas condiciones que los hombres".
La defensa de esas posiciones cobra una importancia fundamental al ser preconizadas desde una instituci¨®n en la que la figura de la Reina se sit¨²a en un plano de desigualdad respecto al Rey como consorte, sin poder asumir funciones constitucionales en la Corona, salvo ante una excepcionalidad como la que marca el art¨ªculo 59 con la regencia.
La Reina tambi¨¦n ha dado visibilidad a la violencia de g¨¦nero en otros pa¨ªses como Honduras, donde los hombres acaban con la vida de m¨¢s de 1.000 mujeres cada a?o, cuando lo visit¨® en su primer viaje de cooperaci¨®n, en 2015, y puso el foco sobre un problema que a¨²n no hab¨ªa sido incorporado a la agenda pol¨ªtica y social del pa¨ªs. O en Per¨², donde las altas cifras de brutalidad contra las mujeres han forzado a declarar la lucha contra la violencia machista como una de las cinco principales prioridades de inter¨¦s nacional. En la visita de Estado de 2018 incluy¨® en su agenda la visita al Centro de Emergencia Mujer (CEM), en Lima, uno de los principales instrumentos de apoyo a la justicia para la atenci¨®n integral de la violencia contra las mujeres, donde mantuvo una reuni¨®n de trabajo con responsables y v¨ªctimas.
El perfil que traza la fascinaci¨®n medi¨¢tica por su atuendo propicia, tambi¨¦n, un ¨¢cido contraste con la implicaci¨®n de la Reina en las causas humanitarias como la cooperaci¨®n, otro de los frentes en los que se muestra muy involucrada. Como reina ha realizado cuatro viajes al frente de la Cooperaci¨®n Espa?ola, abanderando proyectos de ayuda al desarrollo del Gobierno en las zonas m¨¢s deprimidas del mundo, a las que ha llevado mensajes de confianza. Pero tambi¨¦n en Espa?a, comprometi¨¦ndose con quienes padecen enfermedades raras, trastornos mentales, c¨¢ncer, pobreza y desnutrici¨®n, para los que siempre reclama compromisos a las Administraciones, m¨¢s esfuerzos, pol¨ªticas inclusivas y solidaridad para poder abordar el problema en todas sus dimensiones.
Pero llegar¨¢n los d¨ªas veraniegos en Palma de Mallorca, los posados en el club n¨¢utico, en una salida que inmortalice la buena sinton¨ªa de las reinas ¨Cla em¨¦rita y la actual¨C y ese ya cl¨¢sico retrato de familia en un rinc¨®n del Palacio de Marivent, y la indumentaria volver¨¢ a encubrir, en parte, el perfil que do?a Letizia preferir¨ªa que ocupara el primer plano.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.