¡°Creo en Am¨¦rica¡±
EE UU es un pa¨ªs de inmigrantes cuya construcci¨®n se basa en que la referencia deje de ser la comunidad para trasladarse al Estado
La frase m¨¢s famosa de El Padrino la pronuncia Vito Corleone (Marlon Brando): ¡°Voy a hacerle una oferta que no podr¨¢ rechazar¡±. Pero la m¨¢s significativa la declama al principio del filme Amerigo Bonasera, due?o de una funeraria. El d¨ªa de la boda de la hija, Don Corleone recibe a sus paisanos que le piden favores y uno de ellos es Bonasera. ¡°Creo en Am¨¦rica. Am¨¦rica hizo mi fortuna y he dado a mi hija una educaci¨®n americana¡±, son las primeras palabras que se dicen en la obra maestra de Francis Ford Coppola. Bonasera le suplica a Don Vito que mate a los que maltrataron y violaron a su hija, a lo que el capo mafioso responde: ¡°?Por qu¨¦ acudiste a la polic¨ªa y no viniste a mi primero?¡±. De esta escena se puede sacar una lecci¨®n: que Estados Unidos es un pa¨ªs de inmigrantes cuya construcci¨®n se basa en que la referencia deje de ser la comunidad para trasladarse al Estado.
Todo el cine de Hollywood est¨¢ lleno de escenas de las que se pueden sacar conclusiones similares. En las pel¨ªculas de John Ford, los personajes muestran nombres y apellidos que vienen de toda Europa y hablan con acentos muy marcados. As¨ª se hizo la conquista del Oeste. Durante todo el siglo XIX y principios del XX millones de personas cruzaron el Atl¨¢ntico huyendo de la pobreza, de la violencia y de una Europa sobre la que siempre planeaba la sombra de la guerra. El periodista Stephen Graham (1884-1975) realiz¨® uno de aquellos viajes en 1913 y lo plasm¨® en un libro titulado Con inmigrantes pobres a Am¨¦rica.
Comparte el viaje con jud¨ªos rusos que huyen de los pogromos, con familias suecas o irlandesas que escapan del hambre, con noruegos o alemanes que buscan una nueva vida. Cuando llegan a Nueva York, Graham escribe que los inmigrantes se enfrentan al momento m¨¢s delicado del viaje, ¡°lo m¨¢s parecido al juicio final que van a encontrar sobre la tierra¡±. Ese flujo nunca se ha acabado, como nunca se ha terminado la construcci¨®n de EE?UU: cambian los pa¨ªses porque cambia la historia, pero miles de personas siguen buscando all¨ª una nueva vida. Cuando Donald Trump exhorta a cuatro congresistas dem¨®cratas a que ¡°vuelvan a los lugares de donde proceden¡±, no solo las insulta a ellas, sino a la misma idea sobre la que se ha construido el pa¨ªs que preside.
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