Alerta social
La precariedad laboral cr¨®nica justifica considerar un modelo de renta b¨¢sica
La precariedad laboral afecta principalmente a los j¨®venes, como acaba de poner de manifiesto una vez m¨¢s un estudio del Banco de Espa?a. Los j¨®venes espa?oles ganan hoy lo mismo que a finales de los a?os noventa y son la primera generaci¨®n que tiene unos ingresos laborales inferiores a los de la generaci¨®n precedente. No es exagerado calificar su situaci¨®n de dram¨¢tica, ni tampoco reclamar soluciones r¨¢pidas para un problema que amenaza con enquistarse como un factor de desestabilizaci¨®n social y pol¨ªtica. El Observatorio de Emancipaci¨®n acaba de difundir un informe en el que radiograf¨ªa las penalidades de los m¨¢s j¨®venes en Espa?a: solo el 19% de los menores de 30 a?os ha conseguido emanciparse, por la poderosa raz¨®n de que necesitar¨ªan como media el 90% de su salario para alquilar un piso.
Los j¨®venes no son los ¨²nicos que sufren los estragos de la precariedad. En parecida situaci¨®n se encuentran los parados de larga duraci¨®n, entre los que suelen abundar los mayores de 45 a?os. El mercado laboral aparece estrangulado, con distintos grados de intensidad, por los dos extremos de la pir¨¢mide poblacional. Las expectativas a corto plazo son incluso m¨¢s preocupantes. A diferencia de otras depresiones o recesiones, la precariedad se est¨¢ convirtiendo en el modo de operar habitual entre los ofertantes de empleo. Este fen¨®meno, socialmente muy grave, se manifiesta en que la contrataci¨®n de mala calidad, temporal y a tiempo parcial, sigue aumentando a pesar de que la econom¨ªa espa?ola ha vuelto a la senda del crecimiento y en la resistencia expl¨ªcita de los grupos empresariales y lobbies afines a modificar la reforma laboral de Rajoy.
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Corregir esta situaci¨®n requerir¨¢ tiempo, un Gobierno estable a pleno rendimiento y la aplicaci¨®n de cambios normativos de calado. Pero la persistencia de la precariedad en condiciones econ¨®micas favorables, justifica la conveniencia de proponer para la pr¨®xima legislatura un debate en profundidad sobre la aplicaci¨®n de un modelo de renta b¨¢sica en Espa?a. Por muchas razones. La protecci¨®n social hoy es insuficiente, como puede apreciarse por los porcentajes decrecientes de cobertura p¨²blica del desempleo; con frecuencia es tambi¨¦n ineficiente, porque su eficacia nominal se dispersa por los meandros de las competencias administrativas y el pi¨¦lago de modalidades vigentes. Para colmo, el mantenimiento de ayudas p¨²blicas suele depender de la simpat¨ªa ideol¨®gica, mayor o menor, del Gobierno en ejercicio.
Una renta b¨¢sica, que no tiene por qu¨¦ ser universal y podr¨ªa aplicarse con las condiciones o per¨ªmetros que se consideren convenientes, permitir¨ªa zanjar la desatenci¨®n social a una parte importante de la poblaci¨®n, que todav¨ªa sufre las consecuencias de una crisis y de una recuperaci¨®n parcial de salarios y rentas. Simplificar¨ªa adem¨¢s la mara?a administrativa de ayudas sociales ¡ªsubsumir¨ªa o sustituir¨ªa a algunas¡ª y contribuir¨ªa a sostener el consumo y la base del crecimiento econ¨®mico. Los criterios b¨¢sicos para abordar ese debate son que el modelo de renta sea pactado y que sea financiable. El modelo propuesto por la AIREF podr¨ªa ser una base aceptable para el debate. Es una iniciativa pol¨ªtica que la situaci¨®n real de j¨®venes y de parados mayores de 45 a?os est¨¢ m¨¢s que justificada.
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