Atropello

Todo el mundo se acuerda de lo que hac¨ªa cuando Armstrong pis¨® la Luna, pero nadie sabe d¨®nde estaba cuando el rey Juan Carlos, ahora em¨¦rito, otorg¨® a Carmen Franco Polo, hija del tirano, el t¨ªtulo de duquesa con Grandeza de Espa?a en atenci¨®n a sus ¡°excepcionales circunstancias y merecimientos¡±. No se lo pierdan: ¡°excepcionales circunstancias y merecimientos¡±. La felon¨ªa se cometi¨® al aire libre, pero en ese instante deb¨ªamos de tener la cabeza a p¨¢jaros. En caso contrario, aguerridos y justos como somos, no lo habr¨ªamos tolerado. Sabemos m¨¢s o menos lo que es un ducado gracias a la familiaridad que llegamos a alcanzar en su d¨ªa con Urdangar¨ªn, exduque de Palma, ahora en la c¨¢rcel, y yerno, por cierto, del monarca ya aludido. En cuanto al ap¨¦ndice denominado ¡°Grandeza de Espa?a¡±, hemos logrado averiguar que se trata de la m¨¢xima dignidad en la jerarqu¨ªa nobiliaria. No se puede aspirar a m¨¢s. Con esto est¨¢ dicho todo. Si dud¨¢bamos de la capacidad de la sangre azul para el sarcasmo, ah¨ª tenemos la muestra.

Pues bien, resulta que Carmen Mart¨ªnez Bordi¨², nieta del dictador, acaba de ultimar con ¨¦xito los tr¨¢mites para recibir en herencia el ducado del que venimos hablando con el oprobio de la Grandeza incluido. En esta ocasi¨®n, yo s¨ª s¨¦ d¨®nde estaba, pero no recuerdo, en cambio, d¨®nde hall¨¦ la noticia porque ocupaba muy poco sitio. No abri¨® los telediarios, ni los informativos de la radio, ni sali¨® en la primera p¨¢gina de los peri¨®dicos. Cosa rara si pensamos que explica nuestra triste y desgraciada historia mejor que un ensayo de mil p¨¢ginas de un catedr¨¢tico con barba.

Por si fuera poco, se da la iron¨ªa de que el atropello moral se produce a la vez que tratamos de recuperar heroicamente el Pazo de Meir¨¢s.