El planeta de los zafios
M¨¢s de 140.000 pajitas de pl¨¢stico ha vendido la campa?a de Donald Trump para las presidenciales de 2020 en los ¨²ltimos d¨ªas
M¨¢s de 140.000 pajitas de pl¨¢stico ha vendido la campa?a de Donald Trump para las presidenciales de 2020 en los ¨²ltimos d¨ªas. Es la respuesta a las ¡°pajitas liberales de papel¡± que, seg¨²n ellos, no funcionan. Un miembro de su equipo incluso reclam¨® en Twitter ¡°hacer las pajitas grandes otra vez¡±. Aunque sea anecd¨®tico, un nuevo alarde de zafiedad del presidente y los suyos.
Porque una de las muchas brechas que se dan hoy en nuestras sociedades es la de aquellos que asumen la emergencia clim¨¢tica y tratan de vivir dejando la menor huella ecol¨®gica posible, y la de los que siguen pensando ¡ªy actuando¡ª como si el planeta no tuviera l¨ªmites. Los primeros se aferran (nos aferramos) a todo lo que pueda mitigar nuestro impacto y nuestras conciencias. Reciclando todo lo reciclable, desechando como apestados los pl¨¢sticos de un solo uso ¡ªno solo las pajitas, por supuesto¡ª, consumiendo la menor energ¨ªa posible, eliminando ¡ªo con intenci¨®n de hacerlo¡ª la carne de la dieta, utilizando transporte p¨²blico e intentando pasarnos a lo el¨¦ctrico, pensando dos veces si de verdad es necesario tomar ese avi¨®n, rebuscando en tiendas de segunda mano y a granel, favoreciendo el comercio local, tratando el agua como si fuera oro l¨ªquido¡
Para los segundos, eso no es m¨¢s que postureo. Forma parte del dec¨¢logo de buenas pr¨¢cticas de un progresismo trasnochado que atenta contra el progreso aut¨¦ntico. Tambi¨¦n est¨¢n los que, frente a quienes dibujan horizontes apocal¨ªpticos de destrucci¨®n natural y conflictos, hacen caso omiso y depositan ciegamente su fe en que la ciencia y la tecnolog¨ªa lo acabar¨¢n resolviendo todo. Es un duelo entre la responsabilidad individual y la comodidad, entre la innovaci¨®n y la ideolog¨ªa.
Pero por muy convencida que una est¨¦ de la urgencia, es duro cargarse el peso del planeta sobre los hombros, mientras tanto alrededor parece girar en sentido contrario. Es obvio que ante la envergadura del desaf¨ªo, la actitud individual, si bien necesaria, no es suficiente. Las pol¨ªticas p¨²blicas deben apoyar, fomentar, transformar, educar¡ Cambiar mentalidades y actitudes lleva mucho tiempo, por inercia, por pereza, por intereses; sobre todo por intereses.
En su ¨²ltimo informe, Come on! Capitalismo, cortoplacismo y destrucci¨®n del planeta, el Club de Roma ¡ªla organizaci¨®n que primero alert¨® sobre los l¨ªmites planetarios del crecimiento¡ª, aboga por una nueva Ilustraci¨®n. Una revoluci¨®n para nuestra civilizaci¨®n que recupere el equilibrio entre el individuo y la comunidad, que incorpore las tradiciones de otras civilizaciones que han sabido vivir en armon¨ªa con la Tierra. Y, al mismo tiempo, recoge iniciativas desde los campos de la econom¨ªa, la energ¨ªa, o el urbanismo que est¨¢n ya abordando la emergencia. Porque, parafraseando una campa?a publicitaria de mi infancia: ¡°Aunque usted pueda pagarlo, el planeta no puede¡±.
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