El diablo siempre est¨¢ en los detalles
Los programas de gobierno no se improvisan, se discuten
Ahora que ya sabemos que Pedro S¨¢nchez no ha tenido los apoyos suficientes para convertirse en el nuevo presidente del Gobierno de Espa?a resulta inevitable mirar hacia atr¨¢s y preguntarse qu¨¦ diablos pas¨®, c¨®mo se hicieron las cosas. Por poner la atenci¨®n en un sitio concreto, igual sirve el discurso de investidura. Fue ah¨ª donde el candidato socialista habl¨® de centrarse en seis grandes ¨¢reas: empleo digno y sostenibilidad del sistema de pensiones, revoluci¨®n digital, emergencia clim¨¢tica, igualdad real entre hombres y mujeres, combatir la desigualdad social, fortalecer Europa.
Luego fue aterrizando en una serie de propuestas m¨¢s concretas. Igual esto resulta un poco tedioso, pero no est¨¢ de m¨¢s recordar algunos puntos (se olvidar¨¢n en breve, quedar¨¢n en nada). S¨¢nchez habl¨® de reformar el art¨ªculo 99 de la Constituci¨®n para facilitar la creaci¨®n de un Gobierno tras las elecciones y se refiri¨® a un acuerdo para garantizar que la inversi¨®n en educaci¨®n fuera del 5% del PIB. Despleg¨® un importante repertorio de medidas para reformar el mercado laboral. M¨¢s cosas: un estatuto del becario, un plan estrat¨¦gico de retorno para recuperar el talento que se fue al extranjero, un plan director para el trabajo digno, un gran pacto social y pol¨ªtico para la racionalizaci¨®n de los horarios, la renovaci¨®n del Pacto de Toledo, la puesta en marcha de una estrategia nacional de inteligencia artificial, la consolidaci¨®n de un pacto de Estado por la ciencia y el impulso de otro referido a la industria, un estatuto del artista, una oficina de derechos de autor, una ley de mecenazgo. ¡°No queremos manadas ni lobos solitarios en las calles de nuestro pa¨ªs¡±, dijo. Avanz¨® que se crear¨ªa un instituto de desarrollo curricular e innovaci¨®n educativa. Etc¨¦tera. Ya ven, un mont¨®n de planes.
Algunos entendieron el discurso de S¨¢nchez como mera exhibici¨®n de m¨²sculo; otros reconocieron el esfuerzo de establecer un marco, definir unas prioridades, apuntar caminos.
Igual la cuesti¨®n es justamente esa. ?C¨®mo es que no se hab¨ªan conocido antes esas propuestas, por qu¨¦ salieron al espacio p¨²blico tan tarde, de qu¨¦ habl¨® S¨¢nchez cuando se reuni¨® con otros l¨ªderes pol¨ªticos, de qu¨¦ estaba tratando con sus socios m¨¢s cercanos? Pongamos la idea de dedicar el 5% del PIB a la educaci¨®n. ?No sonde¨® este asunto con otras fuerzas pol¨ªticas? ?C¨®mo llevar a cabo la iniciativa, c¨®mo sostenerla, c¨®mo traducirla en iniciativas legislativas? Si no hab¨ªa una mayor¨ªa para gobernar, ?no deber¨ªan haberse explicado estos proyectos a otras fuerzas pol¨ªticas para recabar su apoyo? Las propuestas que desgran¨® S¨¢nchez en el discurso de investidura ten¨ªan que haber llegado a los otros partidos y haber estado en los peri¨®dicos y las televisiones, en las redes sociales y en las barras de los bares desde el minuto uno en que se supo de la fragmentaci¨®n del Parlamento. ?Por qu¨¦ no se habl¨® de estos asuntos?
Porque todos est¨¢bamos en otra cosa. Unos se pasaron el tiempo interesados en la banda, en establecer cu¨¢n perversa pod¨ªa llegar a ser, en adivinar cada uno de sus pasos, en gritar que ven¨ªa el lobo. Otros se centraron en calcular hasta qu¨¦ punto pod¨ªan ser humillados y en medir el tama?o exacto del poder que quer¨ªan. Hubo quienes dijeron que no a todo, los que insultaron, los que levantaron la espada de la reconquista, los que lamentaron ser un pueblo reprimido. El gran gui?ol con los personajes habituales: el bueno, el malo, el feo, el bruto, el hediondo, el terrorista y el facha. O lo que ustedes quieran. Salen con el palo y se dan. Y los dem¨¢s aplaudimos y comemos palomitas. Y nos quejamos e indignamos, faltar¨ªa m¨¢s.
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