Cinco paradojas europeas
Aunque la elecci¨®n de Ursula von der Leyen para presidir la Comisi¨®n d¨¦ la impresi¨®n de que se refuerza la hegemon¨ªa alemana en Europa, Berl¨ªn ha perdido influencia y eso puede ser peligroso para la UE
?Si tratas de fracasar y lo consigues¡±, preguntaba el monologuista estadounidense George Carlin, ¡°?qu¨¦ es lo que has logrado?¡±. Lo que responda cada uno a esta pregunta indicar¨¢ qu¨¦ piensa de la elecci¨®n de Ursula von der Leyen como presidenta de la Comisi¨®n Europea. En mi opini¨®n, la antigua ministra de Defensa alemana merece dirigir la Uni¨®n, pero el turbio proceso de su candidatura ha convertido el deseo de los ciudadanos de tener una UE m¨¢s democr¨¢tica y abierta en una broma. El escaso margen con el que ha sido elegida no tiene que ver con sus cualidades de l¨ªder, sino con las negociaciones entre bastidores. Lo parad¨®jico es que, si bien los votantes han acudido a estas elecciones europeas pensando m¨¢s que nunca en los intereses de Europa, las decisiones sobre los altos cargos se han tomado, tambi¨¦n m¨¢s que nunca, pensando en los intereses nacionales.
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El destino actual de Europa parece consistir en oscilar entre la esperanza y la humillaci¨®n. Y existen, al menos, cinco paradojas esenciales.
Varias semanas antes de las elecciones, el sondeo realizado por el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores revel¨® la suprema paradoja: el hecho de que, aunque la confianza en la Uni¨®n Europea (UE) es hoy la mayor de los ¨²ltimos 25 a?os, una mayor¨ªa de los europeos en todos los pa¨ªses investigados, salvo Espa?a, cree que el bloque acabar¨¢ roto en el plazo de 20 a?os. No ven ninguna alternativa a la UE, pero eso no quiere decir que vaya a sobrevivir.
Con el modelo econ¨®mico alem¨¢n en crisis, el compromiso de Berl¨ªn con la Uni¨®n no est¨¢ descontado
En segundo lugar, si bien la Uni¨®n Europea no ha logrado resolver ninguna de las crisis que la han desgarrado en el ¨²ltimo decenio (la crisis del euro, el conflicto entre Rusia y Ucrania, el Brexit, la crisis de los refugiados), su concatenaci¨®n ha creado milagrosamente las condiciones que han permitido aguantar a la Uni¨®n. Sigue siendo tan fr¨¢gil como siempre, pero sus posibilidades de resistir son mucho mejores que hace tres a?os.
Tercero, una consecuencia inesperada del ascenso de los partidos populistas y antieuropeos es que hoy, en Europa, nadie defiende abiertamente la salida de la Uni¨®n. Si, hace tres a?os, hab¨ªa m¨¢s de 16 partidos en Europa confiados en ganar las elecciones con su plan de salir de la Uni¨®n o al menos del euro, hoy el -exit ha dejado de ser una prioridad pol¨ªtica. No se sabe si la reconciliaci¨®n de los populistas nacionalistas con la idea de una Europa unida es una buena o mala noticia, pero desde luego es la noticia.
La cuarta paradoja es que se preve¨ªa que las elecciones fueran un refer¨¦ndum sobre Europa, un choque entre partidos proeuropeos y antieuropeos, pero, a la hora de la verdad, la frontera entre esos dos grupos ha sido la m¨¢s porosa de todo el continente. La nueva presidenta de la Comisi¨®n ¡ªque se declara partidaria de una Europa federal¡ª result¨® elegida con los votos de algunos partidos antieuropeos (el Movimiento 5 Estrellas italiano, el Partido Ley y Justicia de Polonia), mientras que algunos proeuropeos (los socialistas, los liberales y seguramente algunos diputados conservadores) votaron en contra. Los grupos pol¨ªticos del Parlamento Europeo tienen tal fragmentaci¨®n interna, que Bruselas corre peligro de acabar invadida por una disfuncionalidad al estilo del Brexit. Si la elecci¨®n de la presidenta de la Comisi¨®n Europea es indicativa de lo que nos espera, es f¨¢cil imaginar que el Parlamento empezar¨¢ pronto a parecerse al Westminster del Brexit, con unos diputados capaces de formar mayor¨ªas de bloqueo pero no de configurar mayor¨ªas constructivas.
Bruselas corre peligro de acabar invadida por una disfuncionalidad al estilo del ¡®Brexit¡¯
La quinta paradoja derivada de las ¨²ltimas elecciones, y probablemente la m¨¢s importante, es que, aunque la elecci¨®n de la ministra de Defensa Ursula von der Leyen para la presidencia de la Comisi¨®n d¨¦ la impresi¨®n de que se refuerza la hegemon¨ªa alemana en Europa, la realidad es que Berl¨ªn ha perdido influencia, y eso puede ser peligroso para la UE. Desde luego, Alemania sigue siendo el miembro con m¨¢s poder, pero cada vez es menos influyente.
Alemania no es ni tan poderosa como muchos tem¨ªan en Europa ni tan estable como muchos esperaban, y es probable que la retirada de la canciller Angela Merkel deje a¨²n m¨¢s al descubierto la nueva vulnerabilidad de Berl¨ªn. Los alemanes han disfrutado de unas largas vacaciones de la historia, pero ya se han terminado. En la ¨²ltima d¨¦cada, mientras las sociedades europeas se desgarraban en medio de la angustia y la indignaci¨®n, los ciudadanos alemanes, en su mayor¨ªa, estaban satisfechos con su situaci¨®n econ¨®mica. Antes de la crisis de los refugiados, confiaban en los pol¨ªticos e incluso en los grandes medios de comunicaci¨®n, y por eso Alemania insist¨ªa en mantener el statu quo y hac¨ªa o¨ªdos sordos a los problemas ajenos. Populismo era una palabra que no ten¨ªa traducci¨®n all¨ª. En los d¨ªas de la crisis financiera, hab¨ªa tantas diferencias entre Alemania y sus socios europeos como entre una comedia rom¨¢ntica y una pel¨ªcula de terror. Sin embargo, las elecciones legislativas de noviembre de 2017 demostraron que la fantas¨ªa se hab¨ªa terminado, y las elecciones europeas de 2019 lo han confirmado.
Fue la llegada de refugiados en 2015 ¡ªy el p¨¢nico cultural y demogr¨¢fico que caus¨®¡ª lo que acab¨® con la excepci¨®n alemana. De la noche a la ma?ana, se ha convertido en un pa¨ªs europeo como los dem¨¢s. Sus grandes partidos sufren una crisis existencial y la amenaza de extinci¨®n. El extremismo est¨¢ en alza. La confianza de los ciudadanos en las instituciones, en declive. Los que antes eran problemas de otros pa¨ªses de pronto se han convertido tambi¨¦n en problemas alemanes. En 2014, a prop¨®sito del ¡°momento alem¨¢n¡± que se viv¨ªa en la historia (el hecho de que a Alemania le iba bien mientras que todos los dem¨¢s pa¨ªses europeos estaban mal), Thomas Bagger, uno de los intelectuales pol¨ªticos m¨¢s profundos del pa¨ªs y actualmente asesor de Pol¨ªtica Exterior del presidente federal, advirti¨® sabiamente que ¡°el momento alem¨¢n tiene la limitaci¨®n de que es solo alem¨¢n, y no un momento europeo¡±.
La ¡°cuesti¨®n alemana¡± ¡ªla influencia excesiva de Berl¨ªn en la pol¨ªtica europea¡ª ha sido crucial en cualquier discusi¨®n sobre el futuro de la UE desde la crisis financiera y el Brexit. Pero el quid de esa cuesti¨®n no est¨¢ en la fortaleza de Alemania, sino en la debilidad que ahora ha quedado al descubierto. La pregunta es saber si Berl¨ªn seguir¨¢ comprometida con la UE en un momento en el que la capacidad de decisi¨®n de Alemania en la Uni¨®n ha disminuido y muchos europeos siguen responsabiliz¨¢ndola por un poder que ya no tiene.
Con el modelo econ¨®mico alem¨¢n en crisis como resultado de una conjunci¨®n de cambios tecnol¨®gicos y geopol¨ªticos, y cuando la sociedad alemana ha perdido la confianza en s¨ª misma, el compromiso de Berl¨ªn con la UE no puede darse por descontado.
Los sondeos de opini¨®n de las dos ¨²ltimas d¨¦cadas indican que, mientras los Estados miembros de la periferia (tanto Espa?a como Polonia) conf¨ªan en las instituciones europeas porque tienen una profunda desconfianza en sus propias instituciones y clases dirigentes, las sociedades de los Estados miembros que forman el n¨²cleo de la UE (Holanda, Alemania, Francia) tienden a confiar m¨¢s en sus instituciones nacionales que en las europeas, y su fe en la UE depende de que piensen que sus Gobiernos pueden determinar las pol¨ªticas europeas.
Hay que preguntarse qu¨¦ visi¨®n va a tener ahora Alemania de Europa, cuando muchos alemanes est¨¢n poniendo en duda la eficacia de sus propias instituciones y los partidos de la oposici¨®n han sido los cr¨ªticos m¨¢s feroces de la nueva presidenta de la Comisi¨®n (que es alemana); la respuesta definir¨¢ la diferencia entre el ¨¦xito y el fracaso de la UE.
Ivan Krastev es columnista de opini¨®n, presidente del Center for Liberal Strategies, investigador permanente en el Instituto de Ciencias Humanas Sciences de Viena y autor, entre otros libros, de After Europe.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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