El hilo de oro
Lo importante de verdad no es que tengamos Gobierno sino que las abejas sigan polinizando el planeta
Guardo en lo m¨¢s profundo de mi memoria la imagen de mi padre, maestro de escuela de profesi¨®n y apicultor y hortelano en sus ratos libres, inclinado sobre sus colmenas mientras las horas pasan como si fueran nubes sobre su cabeza. La vida para ¨¦l era un hilo de oro que las abejas tej¨ªan con sus idas y venidas del colmenar a los ¨¢rboles y de ¨¦stos a las retamas del monte, recolectando el polen que se convertir¨ªa en miel en la f¨¢brica invisible y oscura de los panales. Como en la novela del sueco Lars Gustafsson Muerte de un apicultor, el invierno era un lejano horizonte al que tanto mi padre como las abejas viv¨ªan ajenos.
?ltimamente, dicen, las abejas est¨¢n desapareciendo, lo que ser¨ªa una gran cat¨¢strofe para el mundo, pues son las que polinizan la vegetaci¨®n con su actividad, pero estos d¨ªas yo las veo trabajar igual que siempre aprovechando el calor del verano y la floraci¨®n de la parra virgen y la catalpa.
Mientras en la televisi¨®n los pol¨ªticos hablan y hablan sin parar y los veraneantes imitan a la cigarra de la f¨¢bula de Esopo, tirados en sus tumbonas y aplatanados por el calor, las abejas van y vienen tejiendo el hilo de oro de la vida, ese que nos permitir¨¢ continuar viviendo en este planeta. Porque si la pol¨ªtica es importante m¨¢s lo es la polinizaci¨®n de las flores, sin la cual nada ser¨ªa posible.
Esta semana, los espa?oles hemos asistido a la en¨¦sima edici¨®n de un debate que se repite como en un bucle desde hace mucho y a un nuevo intento fallido de investidura de un presidente de Gobierno. Habr¨¢ quien se alegre de ello y quien, por el contrario, lo vea como un fracaso del sistema, incluso como un castigo para todos, pues volveremos de las vacaciones sin haber aprobado en el mes de julio y qui¨¦n sabe si con nuevas elecciones ¡ªlas en¨¦simas en poco tiempo¡ª a la vista. Pocos reparar¨¢n, no obstante, en que todo ello ser¨¢ una an¨¦cdota pasajera, unas portadas en los peri¨®dicos que se llevar¨¢n los d¨ªas del verano como los anuncios de la publicidad de helados y los amores adolescentes, y que lo importante de verdad no es que tengamos Gobierno, sino que las abejas sigan polinizando el planeta y tejiendo el hilo de oro de la vida, esa miel dorada y pura a la que tan poca atenci¨®n prestamos y que no es infinita para nuestra desgracia. Lo saben los apicultores, que ven con preocupaci¨®n c¨®mo el n¨²mero de abejas disminuye ¨²ltimamente y c¨®mo las enfermedades y otros insectos se propagan y amenazan su supervivencia, y lo sabemos todos los que ya peinamos canas y conocimos mejores tiempos, no solo en la pol¨ªtica sino en la convivencia entre los espa?oles.
Cuando Tonino Guerra, el gran guionista italiano amigo de Fellini y coautor de muchas de sus pel¨ªculas, regres¨® a su Romagna natal cansado de la agitada vida romana en busca de tranquilidad para su vejez, escribi¨® un libro que titul¨® La miel, en el que se contienen versos tan bellos como los que siguen y que les recomiendo como lectura de vacaciones, los que las tengan: ¡°He quemado las p¨¢ginas de los libros, los calendarios, / los mapas. Para m¨ª, Am¨¦rica / ya no existe, Australia menos, / la China es un olor, / Rusia es una telara?a blanca / y ?frica un vaso de agua que so?¨¦. / Desde hace dos o tres d¨ªas voy detr¨¢s de Pinela el campesino, / que va buscando la miel de las abejas silvestres¡±.
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