El sill¨®n radiador, pelotas c¨²bicas y matamoscas 'indulgentes': humor y cr¨ªtica contra la sociedad de consumo
Rememoramos los productos m¨¢s hilirantes de la serie 'Ca¨ªda y auge de Reginald Perrin' y las creaciones surrealistas del artista Jacques Carelman, autor del c¨¦lebre 'Cat¨¢logo de Objetos Imposibles'
Con permiso de las Navidades, el verano es la temporada alta del ¡°pongo¡±, el momento ¨¢lgido de esos regalos de viajes y obsequios absolutamente incomprensibles e in¨²tiles que te endosa tu vecino, tu cu?ado o tu compa?ero de trabajo y que, como su propio nombre indica, no sabes d¨®nde narices colocar.
Da igual que se haga con penoso gusto est¨¦tico pero buena intenci¨®n, que con verdadera mala sombra y con mensaje subliminal, todos los ¡°pongos¡± del mundo suelen tener el mismo tr¨¢gico final: acabar sus d¨ªas en un polvoriento caj¨®n o, en el mejor de los casos, colgados en las ¡°estanter¨ªas virtuales¡± de Wallapop. Probablemente te haya ca¨ªdo alguno despu¨¦s de unas vacaciones, y probablemente t¨² tambi¨¦n lo hayas comprado, incluso tra¨ªdo de tierras lejanas pagando con billetes ex¨®ticos y ocupando un preciado espacio en tu maleta.
No importa. Todos hemos luchado en los dos bandos de esta guerra alguna vez. Pero al hablar del verdadero rey, del master of masters del objeto ineficaz y del arte del regalo esperpento, habr¨ªa que poner una estatua (una a su altura) a dos figuras que han elevado el ¡°pongo¡± a objeto de culto: Reginald Perrin, el protagonista de la novela de culto de David Nobbs en la que se bas¨® la c¨¦lebre serie brit¨¢nica (ah¨ª va una sugerencia para noches de verano vintage), una de las m¨¢s exitosas de todos los tiempos. El otro ser¨ªa Jacques Carelman, artista polifac¨¦tico y padre del Catalogue d'Objets Introuvables (Cat¨¢logo de Objetos Imposibles).
Grot: Regalos ideales para la gente que odias
El argumento de Ca¨ªda y auge de Reginald Perrin trata de la vida de un ejecutivo de una empresa de postres (el susodicho Reginald) que, hastiado por la monoton¨ªa de su trabajo, el plomo de su jefe y su sinsustancia vida familiar, decide fingir su propio suicidio y rehacer su vida desde cero. Despu¨¦s de varios traspi¨¦s e ideas de negocio fallidas, pone en marcha la m¨¢s estramb¨®tica de todas ellas: una tienda de objetos imposibles, absurdos y/o monstruosos, con la que, parad¨®jicamente, da el pelotazo y con la que llega a crear un verdadero emporio.
Su nombre no enga?a, Grot (porquer¨ªa en ingl¨¦s), como tampoco lo hacen sus esl¨®ganes: ¡°Regalos ideales para la gente que odias¡± o ¡°Regalos para gente sin gusto¡±. Cuanto m¨¢s inservible m¨¢s deseable, cuanto m¨¢s feo, m¨¢s caro. Y siempre con la garant¨ªa de que si llega a gustar al regalado, como relata este v¨ªdeo de la serie, te devuelven el dinero.
Entre los ¡°tesoros¡± que se pueden encontrar en Grot hay un imbebible vino que hace su yerno (¡°?Le gust¨® el vino a su esposa¡±,- pregunta Reginald-¡°Lo odi¨®¡±-contesta el cliente- ¡°Deme otra botella¡±), hoolahops cuadrados (¡°Sumamente in¨²tiles y algo que no tiene nadie, y eso es importante para los ni?os¡±, asegura la se?ora que los compra) y cuadros terror¨ªficos que ¡°puede sacar a la luz para observar toda su fealdad¡±.
Pelotas c¨²bicas, raquetas de tenis sin cuerda, aspirinas que no curan, ratoneras hechas de queso, LP silenciosos¡ ¡°Hay muchas tiendas que venden cosas in¨²tiles, pero al menos yo soy honrado¡±, asegura Perrin sin tapujos. Detr¨¢s de esta idea se esconden toneladas de iron¨ªa, pero tambi¨¦n una llamada a la reflexi¨®n. Igual que en el Catalogue d'Objets Introuvables de Jacques Carelman, que imita los cat¨¢logos de venta por correo como la marca Manufrance en clave de humor.
Una divertida cr¨ªtica a la sociedad de consumo
En ¨¦l se encuentran dise?os ¨Csiempre acompa?ados de hilarantes descripciones- tan surrealistas como el Sill¨®n Radiador, El Matamoscas Indulgente (con un agujero, para otorgarle una oportunidad al insecto), el t¨¢ndem divergente, la cafetera para masoquistas o el reloj de pulsera de cuco. Seg¨²n sus propias palabras, se trata de ¡°una cr¨ªtica a la sociedad de consumo, de ridiculizar esa necesidad entre los ciudadanos de los pa¨ªses ricos occidentales de comprar algo y al poco tiempo desecharlo y volver seguir consumiendo¡±.
El Catalogue d'Objets Introuvables se cocin¨® en los fogones de mayo del 68, se present¨® en 1972 en el pabell¨®n de Marsan en el Museo del Louvre, y hoy sus Zapatillas con suela de plomo para submarinistas, el Martillo de cabeza de vidrio o el Ajedrez esf¨¦rico siguen arrancando carcajadas y sacudiendo conciencias en exposiciones de medio mundo.
?Objetos Inservibles e intrascendentes? S¨ª. ?Ideas absurdas? Tambi¨¦n. ?Consumismo desorbitado? Puede que incluso eso. Pero en cualquier caso verdaderas genialidades cargadas de humor que siguen inspir¨¢ndonos, que es de lo que aqu¨ª nos gusta hablar, a fin de cuentas.
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