Puestos a salvar, salvemos el periodismo

El periodismo se muere. Y no el periodismo de papel o viejunoo de ¡°los oligarcas¡±. Poco a poco se va apagando la llama de un oficio que durante m¨¢s de un siglo creci¨® en las democracias y las ayud¨® a crecer. Que fue parte de la vida de ciudadanos libres cuyas sociedades sufr¨ªan una amenaza real y expl¨ªcita de ideolog¨ªas que despreciaban la idea de libertad individual y que sojuzgaban a sus propios ciudadanos quienes, entre otras cosas, anhelaban del mundo libre precisamente el periodismo.

Narra The New York Times?en un reportaje de manual ¡ªuno se documenta, va al lugar, habla con las fuentes, consulta datos para complementarlo y evita las opiniones¡ª el cierre del Warroad Pioneer, un peri¨®dico local de Minnesota con 121 a?os de historia. No ha ganado premios Pulitzer por cubrir dos guerras mundiales, la crisis de los misiles, el asesinato de Kennedy o la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn. Ni le ha hecho falta, porque en cambio ha cumplido con lo m¨¢s importante. Lo que le da sentido a este oficio: servir a la comunidad. Con lo bueno y con lo malo, cometiendo errores y acertando. Claro, los vecinos de Warroad podr¨¢n seguir informados por otros canales. Compa?¨ªas que se dedican a m¨²ltiples actividades para las que los ciudadanos son consumidores, la informaci¨®n un producto y el periodismo una idea caduca afortunadamente en v¨ªas de extinci¨®n. La Universidad de Carolina del Norte tiene un informe titulado El creciente desierto de las noticias que muestra el panorama. Advertencia: tiene m¨¢s de 500 palabras, la frontera infranqueable de lectura en la pantalla de un m¨®vil.

Est¨¢ muy bien que los periodistas queramos salvar el planeta, pero deber¨ªamos tratar de salvar al mismo periodismo, que tambi¨¦n es de todos. Este oficio tiene muchas enfermedades, y entre ellas se encuentra el alzh¨¦imer; un borrado total de memoria en los propios profesionales de lo que ha sido y de lo que todav¨ªa significa. No podemos evitar que se cierren medios como el Warroad Pioneer, pero s¨ª que se olviden. Y no como un ejercicio de lamento nost¨¢lgico sino para recordar el sentido de misi¨®n para la comunidad ¡ªy para la democracia¡ª que tiene este oficio. Hay quien proclama como ejemplo de libertades una sociedad sin medios. Estamos a menos de lo que creemos de descubrir qu¨¦ pasa entonces.