En las patas de los caballos
Novela pol¨ªtica, novela hist¨®rica, no existen como tales; existen hechos extraordinarios y protagonistas singulares
![Retrato de Sim¨®n Bol¨ªvar, libertador de Venezuela](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/PAC7BITW4MKIZBJVE7KEWLRSCI.jpg?auth=3253950de7a7e4e04f12e74a8f58351f59e3962c2ed5eecf763d0d827a116de5&width=414)
El tema de la relaci¨®n entre novela y pol¨ªtica dif¨ªcilmente se agota en Am¨¦rica Latina. En la reci¨¦n pasada Feria Internacional del Libro en Lima, me toc¨® subir dos veces al escenario para unas conversaciones literarias donde el contenido termin¨® siendo el mismo, o parecido: tanto en Los para¨ªsos narrativos, con Mario Vargas Llosa, bajo la mediaci¨®n de Patricia del R¨ªo, como en ?Existe la novela pol¨ªtica?, con J. J. Armas Marcelo, moderada por Clara Elvira Ospina.
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Desde muy temprano del siglo XIX aprendimos a ver la historia como epopeya; y a partir de entonces comenz¨® a ser tarea dif¨ªcil fijar la distancia entre historia y literatura, bajo el fragor y los rel¨¢mpagos de la epopeya, hasta que esa delgada l¨ªnea de separaci¨®n entre realidad y ficci¨®n qued¨® desvanecida.
Los libertadores arrastraron imaginaci¨®n e historia en las patas de los caballos. Lo inconmensurable, lo exagerado, es la medida que siempre busca la imaginaci¨®n para crear el asombro: en una trivia ideada por la BBC de Londres, se declara a Bol¨ªvar el americano m¨¢s importante del siglo diecinueve: cabalg¨® 123.000 kil¨®metros, m¨¢s de lo que navegaron Col¨®n y Vasco de Gama sumados juntos, 10 veces m¨¢s que An¨ªbal, tres m¨¢s que Napole¨®n, y el doble de Alejandro Magno. No vivi¨® m¨¢s que 47 a?os, pero fueron suficientes para pelear 472 batallas, viendo la derrota s¨®lo seis veces; en 25 estuvo en riesgo de muerte, y liber¨® seis pa¨ªses.
Pero de las estad¨ªsticas tenemos que pasar a las vidas humanas, los seres vistos en su individualidad, y as¨ª abrirnos paso hacia el territorio de la novela: hero¨ªsmos, visiones, ambiciones, pasiones, celos, mezquindades. Traiciones.
La novela convierte a las personas en personajes. La singularidad se basa en lo extraordinario, no pocas veces en lo imposible, en todo aquello que resulta perturbador porque se sale del com¨²n. Capitanes desquiciados que buscan un absurdo, como Ponce de Le¨®n la fuente de la eterna juventud, y pueden mover una flota entera tras una mentira.
H¨¦roes obsedidos por una idea libertaria, como Bol¨ªvar, decididos a romper el yugo colonial, unir pa¨ªses que ya al nacer son d¨ªscolos, ingobernables, y al final del camino s¨®lo espera la decepci¨®n de haber arado en el mar, frase de personaje de novela como no hay otra.
La galer¨ªa de personajes americanos es infinita. Pero si me dieran a escoger uno, me quedo con Francisco de Miranda
Pero el que busca, no se encuentra a s¨ª mismo, y muere generalmente en derrota, afligido por su fracaso. Muertos de gangrena por causa de una flecha envenenada, como Ponce de Le¨®n, o en la soledad del ostracismo, como Bol¨ªvar.
Por eso mismo, la historia se puede leer como una novela, o ser reconstruida como novela. La Florida del Inca, del Inca Garcilaso, es una novela, como lo es la Historia verdadera de la conquista de Nueva Espa?a, de Bernal D¨ªaz del Castillo. Y sin esta visi¨®n de la historia como novela, no ser¨ªan posibles El general en su laberinto, de Garc¨ªa M¨¢rquez, ni La guerra del fin del mundo, de Mario Vargas Llosa.
La galer¨ªa de personajes americanos es infinita. Pero si me dieran a escoger uno, me quedo con Francisco de Miranda. Sus diarios son eso, una novela fascinante. Es el m¨¢s exuberante de entre todos, el m¨¢s apasionado y el m¨¢s apasionante, guerrero, trotamundos, aventurero, seductor.
No hay escenario de su ¨¦poca donde no hubiera estado, como testigo o protagonista. Capit¨¢n del ej¨¦rcito espa?ol, esp¨ªa de la corona inglesa, perseguido por la inquisici¨®n por lector voraz, Mariscal de Campo en Francia bajo la revoluci¨®n, consejero de Catalina la Grande en Rusia, luchador por la independencia sudamericana, entregado al final de su vida a las autoridades de la corona espa?ola, el propio Bol¨ªvar de por medio, y llevado prisionero a C¨¢diz, donde muri¨® en las mazmorras v¨ªctima de un derrame cerebral.
Novela pol¨ªtica, novela hist¨®rica, no existen como tales, o si existen no se salvan como g¨¦neros literarios. Existen hechos extraordinarios, y protagonistas singulares, que la historia pone a disposici¨®n de la novela, la cual, en ¨²ltimo caso, se alimenta de la realidad para crear otra paralela. Pero esta otra es ya criatura de la imaginaci¨®n, no de la relaci¨®n rigurosa y fehaciente de los hechos, lo que a la postre viene a resultar siempre aburrido.
Y cu¨¢ntas historias para ser contadas no nos ha dado ya este siglo de caudillos iluminados, reyes del narcotr¨¢fico que se solazan en el poder del dinero y de la muerte, y democracias hundidas bajo el peso de la corrupci¨®n. Un siglo sin h¨¦roes, bajo el fulgor luciferino de lo siniestro.
Sergio Ram¨ªrez es escritor, Premio Cervantes 2017.Su ¨²ltima novela publicada es Ya nadie llora por m¨ª (Alfaguara).
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