La banalidad de la mentira
La industria digital de la mentira y la irracionalidad es el mayor peligro al que se enfrentan las instituciones p¨²blicas
Veinte minutos antes de asesinar a 22 personas en un supermercado en El Paso, Patrick Crusius public¨® en una p¨¢gina de Internet un manifiesto de 2.300 palabras donde explicaba los motivos de su crimen. El texto tiene escaso valor intelectual. Una sucesi¨®n de lugares comunes propia del discurso antisistema de extrema derecha de Estados Unidos y de Europa procesada por una mente acomplejada y resentida. La p¨¢gina web 8chan, que alberg¨® en un primer momento el escrito de Crusius, fue clausurada apenas 24 horas despu¨¦s del atentado. Incluso el fundador de la plataforma, Frederick Brennan, pidi¨® p¨²blicamente el cierre de este sitio web: ¡°N le est¨¢ haciendo ning¨²n bien al mundo. Es totalmente negativo para todos¡±, sentenci¨®.
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La clausura de la plataforma de 8chan es una buena noticia para la democracia. Pero no porque haya dejado de albergar el manifiesto del asesino de El Paso. De hecho, el cierre de este portal no ha servido para frenar la distribuci¨®n del pensamiento del joven terrorista.
El texto de Crusius sigue estando disponible en decenas de plataformas de Internet, al igual que las memorias de Adolf Hitler, los v¨ªdeos de Osama Bin Laden y los escritos de Ayman Al Zawahiri, los manifiestos de terroristas como el estadounidense Theodore Kaczynski (Unabomber) o el noruego Anders Behring Breivik, o incluso Los diarios de Turner, escrito en 1978 por Andrew Macdonald, y considerado como el libro de referencia de los grupos terroristas supremacistas contempor¨¢neos.
Internet permite conocer lo mejor y lo peor del ser humano. Cualquier ciudadano puede adentrarse desde el sal¨®n de su casa en las ideas que fertilizaron el alumbramiento de la raz¨®n y la perspectiva del Renacimiento en el siglo XV; la forja de las revoluciones liberales, la consolidaci¨®n del Estado moderno, el Imperio de la Ley y el concepto de ciudadan¨ªa a finales del siglo XVIII; la conquista de los derechos civiles logrados en el siglo XIX y XX. Y al mismo tiempo, sin cambiar de postura, recorrer el museo de los horrores ideol¨®gico que abon¨® la consolidaci¨®n del fascismo, el nazismo, el estalinismo y la sucesi¨®n de respuestas antimodernas representadas por todo tipo de populismos, nacionalismos y extremismos religiosos, culturales e identitarios que resurgen con fuerza en el siglo XXI y que arrasaron Europa en el siglo XX.
El objetivo de las ¡®plataformas de desinformaci¨®n¡¯ es dinamitar la base de convivencia de una democracia liberal
La exposici¨®n p¨²blica de los fantasmas de nuestra historia ayuda a comprender la complejidad del ser humano, pero, sobre todo, contribuye a generar amplios consensos que permiten discernir entre el bien y el mal; la mentira y la verdad. La distinci¨®n n¨ªtida entre estos principios contribuye a reforzar el principal pilar sobre el que se asientan las democracias liberales y el Estado de derecho moderno: la raz¨®n.
Plataformas digitales como la ya clausurada 8chan representan una amenaza sist¨¦mica contra la democracia liberal. Pero no por dar cabida a los descabellados pensamientos de un terrorista, sino por haber contribuido con determinaci¨®n a banalizar la mentira, erosionar la verdad y difuminar la frontera entre el bien y el mal.
8chan, junto a la todav¨ªa activa 4chan, representan la punta del iceberg de una industria digital de la mentira y la irracionalidad que moviliza a millones de ciudadanos en todo el mundo contra sus instituciones p¨²blicas y sus normas de convivencia. En estas plataformas se forjan y difunden teor¨ªas que aseguran de la existencia de redes organizadas de pederastia de pol¨ªticos y jueces que secuestran y asesinan ni?os; la participaci¨®n de Gobiernos y funcionarios del Estado en grandes atentados; la manipulaci¨®n de resultados electorales; la fumigaci¨®n de la poblaci¨®n mediante aviones; la propagaci¨®n de enfermedades a trav¨¦s de las vacunas; la cura del c¨¢ncer con remedios caseros¡
La industria de fabricaci¨®n y distribuci¨®n de mentiras a escala mundial tiene un objetivo pol¨ªtico: romper la relaci¨®n de confianza que los ciudadanos tienen con sus instituciones p¨²blicas y con los medios de comunicaci¨®n. Es decir, dinamitar la base de convivencia de una democracia liberal. Las narrativas de la desinformaci¨®n y la mentira se han convertido en la base ideol¨®gica de movimientos antisistema de toda condici¨®n, desde la extrema derecha hasta la extrema izquierda, pasando por populismos, nacionalismos y extremismos religiosos.
Cuando Hannah Arendt intentaba entender el origen de la perversi¨®n del nazismo conclu¨ªa que era precisamente la incapacidad de sus militantes para diferenciar entre el bien y mal (la verdad y mentira) lo que pon¨ªa en marcha la industria de terror que implement¨® el Tercer Reich.
La verdadera amenaza para los sistemas de gobierno contempor¨¢neos y las sociedades liberales no proviene de las 2.300 palabras brotadas de mente resentida de Patrick Crusius, sino de la industria global de mentiras y falsedades que trabaja sin descanso por devolver al siglo XXI al mundo de tinieblas, mitos y superstici¨®n que defini¨® la Edad Media.
Javier Lesaca es doctor en Historia e investigador visitante en la Universidad de Columbia.
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