Posibilidades de los espacios vac¨ªos

DADME UN punto de apoyo y mover¨¦ el mundo¡±, sol¨ªa decir Arqu¨ªmedes, que no invent¨® la palanca, aunque la elev¨® a los altares. Este instrumento ha servido para erigir pir¨¢mides y catedrales, pero tambi¨¦n para que los ni?os jugaran a subir y bajar, pues el columpio de la foto no es m¨¢s que eso: una balanza con el punto de apoyo colocado en el centro. En cada uno de los extremos se sienta un cr¨ªo y gracias al peso de ambos y al impulso que se dan con los pies, alternan entre el cielo y la tierra. Hay en ese movimiento puramente mec¨¢nico una cuesti¨®n modestamente metaf¨®rica en el sentido de que nos hace intuir que en la vida tan pronto se est¨¢ arriba como se est¨¢ abajo. Tendr¨ªamos que definir ahora qu¨¦ se entiende por una cosa y qu¨¦ por otra, pero nos da un poco de pereza, de modo que lo confiamos a la sabidur¨ªa del lector.

La palanca no se hab¨ªa utilizado para la iron¨ªa hasta que dos profesores norteamericanos de arquitectura y dise?o visitaron el muro colocado entre M¨¦xico y EE UU y, en vez de fijarse en las limitaciones de los barrotes, repararon en las posibilidades de los huecos que estos dejaban entre s¨ª. Parece f¨¢cil, pero se requiere cierta aptitud meditativa, as¨ª como un car¨¢cter un poco oriental en el caso de que sea cierto que los budistas, cuando miran las ramas de un ¨¢rbol, aprecian, m¨¢s que sus hojas, los espacios libres que quedan entre ellas. Los arquitectos ya citados calcularon, pues, la potencia de los vanos e inventaron esta obra suprema del g¨¦nero ir¨®nico. He aqu¨ª un modo elegante de sacarle la lengua a Trump y a los de su cala?a.?