Y del refugio saltaron otra vez al mar
Qu¨¦ es esto sino una guerra: gente que intenta escapar de su propia casa por una supremac¨ªa ajena, gente que arriesga su vida saltando fronteras
Al estallar la Gran Guerra en 1914, el zool¨®gico de Amberes se convirti¨® en un foco de conflicto. Se tem¨ªa que los animales, debido al descuido y la malnutrici¨®n, pudieran escapar de sus cercos y atacar a la poblaci¨®n. Todos ellos fueron sacrificados. Cuando el zool¨®gico de Berl¨ªn fue bombardeado por las tropas brit¨¢nicas, en 1943, algunos saurios se salvaron y merodearon por la ciudad. El 6 de abril de 1941, durante la Operaci¨®n Castigo, el parque zool¨®gico de Belgrado fue bombardeado por la Luftwaffe alemana. Decenas de animales perecieron hundidos bajo los escombros. La noche m¨¢s cruenta, algunos se comieron a sus propias cr¨ªas. Durante la segunda guerra del Golfo, el conservacionista sudafricano Lawrence Anthony viaj¨® desde Kuwait hasta Al Zawraa Garden, el zool¨®gico m¨¢s grande del pa¨ªs. Encontr¨® 35 ejemplares malnutridos de osos, tigres, alguna hiena. Despu¨¦s de d¨¦cadas de invasiones y enfrentamientos, en el zoo de Kabul solo quedaron vivos unos cuantos monos y una leona, Marjan. Ella fue testigo de la historia de Afganist¨¢n. Una vez, en 1995, mat¨® a un soldado que quiso acariciarla y fue castigada por ello: el hermano de la v¨ªctima le arroj¨® una granada y la dej¨® ciega. ¡°El hombre es el ¨²nico animal que puede salvaguardar el orden tras la cat¨¢strofe, aunque sea el animal mayormente susceptible de provocarla¡±: son palabras de V¨ªctor G¨®mez, profesor de filosof¨ªa. Todo esto que cuento lo aprend¨ª de una brillante novela, Animal dom¨¦stico, del mexicano Mario Hinojos.
Las fronteras son un invento aplastante y natural. No s¨¦ si los zool¨®gicos. Pero tanto con unas como con otros ocurre lo mismo cuando hay guerra. Este mes hemos asistido inc¨®lumes a un espect¨¢culo: hombres tir¨¢ndose al mar desde el barco que los intentaba salvar, tras 19 d¨ªas de encierro. Qu¨¦ es esto sino una guerra: gente que escapa de su propia casa por una supremac¨ªa ajena, gente que arriesga su vida cruzando fronteras, gente que ha de escapar tambi¨¦n del rescate. No hay lugar para ellos. Es la guerra. Hombres que quieren huir incluso de nuestro refugio. Hombres que pretendemos quietos, detr¨¢s de sus vallas. Las fronteras son una cosa muy seria, los animales en sus jaulas lo saben bien. Hasta ese extremo llegan los confines de nuestra ordenaci¨®n del mundo. La leona Marjan mir¨® al soldado antes de matarlo, pero luego se qued¨® ciega. Menos mal que un buque de la Armada pondr¨¢ fin a todo esto, durante un rato, el necesario para que terminemos nuestras vacaciones en paz.
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