Flores, m¨²sica y colores, el funeral at¨ªpico de Cristina de Holanda
La t¨ªa del rey Guillermo, que falleci¨® por un c¨¢ncer de huesos a los 72 a?os el viernes, dej¨® dicho que quer¨ªa una despedida sencilla y sin luto
La familia real holandesa se ha despedido este jueves de la princesa Cristina de Orange, t¨ªa del rey Guillermo y hermana de la antigua reina Beatriz, en una ceremonia at¨ªpica que ha roto con los funerales dedicados tradicionalmente a los miembros de la realeza. Cristina, que falleci¨® el pasado viernes 16 de agosto por un c¨¢ncer de huesos, a los 72 a?os, trat¨® siempre de mantener su independencia y pidi¨® ser incinerada y que sus parientes evitaran el luto. Hasta ahora, todos los Orange hab¨ªan sido enterrados en la cripta de la Iglesia Nueva, de la ciudad de Delft. En su caso, sin embargo, el ata¨²d, sencillo y adornado con girasoles ha sido llevado a la sala de carrozas de los Establos Reales, una dependencia noble del palacio de Noordeinde, en La Haya, donde muri¨®.
Al funeral celebrado este jueves no han faltado sus tres hijos, Bernardo, Nicol¨¢s y Juliana, adem¨¢s de sus hermanas, la antigua reina Beatriz, y las princesas Irene y Margarita, adem¨¢s de varios sobrinos. Los soberanos Guillermo y M¨¢xima tambi¨¦n han acudido. Todos iban vestidos con tonos alegres, y las flores y los paisajes adornaban el estampado de los vestidos de la reina M¨¢xima de Holanda, as¨ª como los de Beatriz y Margarita. Casi todos llevaban flores naturales o en forma de joya como adorno, y antes de la cremaci¨®n ¡ªque ser¨¢ en privado¡ª han cantado algunos artistas premiados en el concurso internacional Princesa Cristina. Premios que ella patrocin¨® durante cuatro d¨¦cadas. No ha habido carruaje ni paseo por las calles de la ciudad y, seg¨²n publica la prensa holandesa, habr¨¢ otra despedida en Italia, con los amigos de la princesa. Sus hijos quieren llevarse las cenizas al extranjero.
Mar¨ªa Cristina de Orange naci¨® en 1947 en el palacio de Soestdijk, en la provincia de Utrecht. Era la cuarta y ¨²ltima hija de la entonces reina Juliana, y de su esposo, el pr¨ªncipe Bernardo, y vino al mundo con un problema grave en la vista a causa de la rubeola sufrida por su madre durante el embarazo. Con el tiempo, los avances m¨¦dicos le permitieron ganar suficiente visi¨®n para llevar una vida normal, pero durante su ni?ez, Juliana se puso en contacto con una sanadora m¨ªstica, Greet Hofmans, con la esperanza de hallar una cura para su hija. La soberana acab¨® creyendo que ella curar¨ªa a su hija, y la dependencia emocional as¨ª creada provoc¨® casi una crisis de Estado. Las ideas pacifistas de Hofmans influyeron en Juliana en plena Guerra Fr¨ªa y cuando Holanda reforzaba sus lazos atl¨¢nticos con Estados Unidos y la OTAN. El pr¨ªncipe Bernardo amenaz¨® con divorciarse y la reina se mostr¨® incluso dispuesta a abdicar, pero la situaci¨®n pudo enderezarse. La sanadora, eso s¨ª, fue despedida.
La princesa Cristina, tal vez por sus problemas, fue siempre una ni?a decidida y vital, que se gan¨® la independencia a pulso. Su determinaci¨®n empez¨® temprano, cuando decidi¨® suprimir Mar¨ªa de su nombre propio. No le gustaba, y a los 16 a?os pidi¨® que la llamaran Cristina, a secas. Sus estudios de Pedagog¨ªa y M¨²sica, sus sucesivos traslados a Canad¨¢, Nueva York y Londres, y su matrimonio con Jorge P¨¦rez Guillermo, un exiliado cubano, fueron seguidos con curiosidad por sus compatriotas, que la ve¨ªan poco. Su talento para el canto qued¨® plasmado en varios discos y tambi¨¦n cant¨® durante los funerales de sus padres, fallecidos ambos en 2004. En el suyo, el homenaje ha sido de los ganadores del premio que lleva su nombre.
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