Verg¨¹enza
Al final, va a resultar que los aut¨¦nticos cristianos son los que pasan por descre¨ªdos
El 31 de marzo de 2018, durante su oraci¨®n en la celebraci¨®n del v¨ªa crucis del Viernes Santo ante el Coliseo de Roma, el papa Francisco calific¨® de verg¨¹enza que quienes hoy dirigen los destinos del planeta ¡°dejen a los j¨®venes un mundo fracturado por las divisiones y las guerras, un mundo devorado por el ego¨ªsmo donde los j¨®venes, los d¨¦biles, los enfermos y los ancianos son marginados¡±. No era la primera vez que el Papa argentino de origen italiano utilizaba la palabra vergogna (verg¨¹enza) para definir una situaci¨®n, ya fueran los abusos sexuales a menores por parte de sacerdotes cat¨®licos, ya fuera la actitud de algunos gobernantes europeos ante la llegada al continente de personas que huyen de la hambruna y de las guerras que asolan los suyos. Incluso lleg¨® a hablar el papa Francisco en una ocasi¨®n de la verg¨¹enza como ¡°una gracia divina que nos impulsa a pedir perd¨®n¡±.
Se ha echado en falta, por eso mismo, la voz del Papa estos d¨ªas ante el incidente internacional provocado por el ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, con su negativa a acoger a un barco de una ONG espa?ola que transportaba a inmigrantes ilegales rescatados del mar, conden¨¢ndolos a permanecer frente a las costas de Lampedusa en circunstancias penosas durante 18 d¨ªas hasta que un fiscal italiano le oblig¨® a acogerlos. En lugar del Papa, la que ha utilizado esta vez la palabra verg¨¹enza ha sido la ministra de Defensa espa?ola, Margarita Robles, quien no ha dudado en calificar la actitud de su colega italiano Salvini como ¡°una verg¨¹enza para la humanidad en su conjunto¡±.
Pero lo que produce m¨¢s verg¨¹enza, aparte de la actitud de Salvini (quien, por cierto, no duda en aparecer, cuando se fotograf¨ªa en ba?ador con sus admiradores en cualquiera de las playas italianas cuya inviolabilidad con tanto rigor defiende, con un crucifijo en el pecho y en presumir de cristiano; (¡°cristiano pero no tonto¡±, ha precisado, eso s¨ª), es la de los representantes de los partidos de la derecha espa?ola, que tambi¨¦n se declaran cristianos, criticando la actitud del Gobierno espa?ol en funciones en un asunto que no admite disensi¨®n, salvo por oportunismo pol¨ªtico. Si ya no entienden el inter¨¦s nacional al tratarse de un conflicto entre un barco espa?ol y un Gobierno extranjero ¡ªellos que tanto hablan de patriotismo¡ª ni las razones humanitarias que han llevado al nuestro a ofrecerse a acoger a los n¨¢ufragos solidariamente con otros Gobiernos europeos en el caso, que finalmente no se produjo, de haber llegado aqu¨¦llos a territorio espa?ol, al menos que lo hagan por verg¨¹enza y por caridad cristiana, esa de la que tanto presumen y a la que se agarran cuando les interesa. Que el propio Papa vaya por delante de ellos, si bien en este caso concreto no haya alzado la voz (s¨ª en otros anteriores), deber¨ªa hacerles pensar y reconsiderar su comportamiento, poni¨¦ndose, no ya del lado del Gobierno espa?ol, sino del de los Evangelios, esos que recomiendan y santifican la caridad y el socorro a los que los necesitan: ¡°Dichoso el que cuida del pobre y desvalido; en el d¨ªa aciago lo pondr¨¢ a salvo el Se?or¡± (salmo 40).
Al final, va a resultar que los aut¨¦nticos cristianos son los que pasan por descre¨ªdos y comecuras, y que el papa Francisco es uno m¨¢s de ellos, como algunos de sus seguidores, por cierto, ya han dejado caer por alinearse con los desfavorecidos y no con ellos, dej¨¢ndoles en evidencia. Lo dijo Carlos Marx y lo reprodujo como cita en su poema Malos recuerdos, publicado dentro del libro Blues castellano, el poeta Antonio Gamoneda: ¡°La verg¨¹enza es un sentimiento revolucionario¡±.
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