Vera, la ni?a que dej¨® huella en Prado Vargas
Un grupo de investigadores relata el sorprendente hallazgo de un molar de leche de una ni?a neandertal de unos ocho a?os en esta cueva burgalesa
Las Merindades, en el norte de la provincia de Burgos, albergan tesoros donde el peso de la historia y la belleza de sus paisajes son capaces de sorprendernos, esde la siller¨ªa de sus majestuosas casas hasta las cascadas y los bosques que se pueden pasear y visitar. El yacimiento de Prado Vargas se encuentra en la Merindad de Sotoscueva, un lugar donde sus valles, praderas, bosques, abrigos y cuevas han sido testigos de c¨®mo los primeros Homo sapiens pintaron sus paredes, de c¨®mo los ind¨®mitos c¨¢ntabros se defendieron de los ataques romanos o c¨®mo se gestaron esas comunidades de aldea que dieron origen al Condado de Castilla. Y es aqu¨ª, formando parte de Ojo Guare?a, uno de los complejos k¨¢rsticos m¨¢s espectaculares de Europa, en donde se abre esta cavidad llamada Prado Vargas. Se trata de una surgencia hoy f¨®sil, que cierra un prado de fuerte pendiente que se desliza hasta el r¨ªo Trema.
Es en esta cueva del pueblo de Cornejo, donde discurre nuestra historia. Hace 46.000 a?os un grupo de neandertales viv¨ªa en los m¨¢s de 200 m2 que recorren la cavidad. Los cazadores llevaban hasta la cueva corzos, ciervos, cabras, caballos y alg¨²n conejo que hab¨ªan conseguido. Otros miembros del grupo recog¨ªan s¨ªlex y cuarcita de los alrededores, as¨ª como grandes cantos del r¨ªo Trema. Y todos juntos alrededor de un hogar asaban, com¨ªan, fabricaban herramientas, curt¨ªan pieles, mientras los ni?os aprend¨ªan las tareas y jugaban. Incluso su curiosidad hizo que alg¨²n miembro del grupo recogiera f¨®siles de la zona y los llevara a Prado Vargas. Hoy podemos afirmar que durante miles de a?os grupos de neandertales habitaron toda la comarca. Muchas generaciones con un acervo cultural com¨²n ten¨ªan en esta cueva su residencia.
Hoy podemos afirmar que durante miles de a?os grupos de neandertales habitaron toda la comarca. Muchas generaciones con un acervo cultural com¨²n ten¨ªan en esta cueva su residencia
Y todo esto comenz¨® en 1986, gracias a que Trino Torres abri¨® una peque?a cata en este lugar en busca de restos de oso y se encontr¨® con las primeras herramientas fabricadas por neandertales. La tozudez e ilusi¨®n de varios investigadores ha hecho que 30 a?os despu¨¦s se volviera a excavar convirti¨¦ndola en un punto clave para estudiar la organizaci¨®n socioecon¨®mica de estos neandertales a medio camino entre las playas de cant¨¢brico y la meseta castellana.
Llegamos hace cuatro a?os y est¨¢bamos pr¨¢cticamente solos. Una peque?a puerta por la que acceder de cuclillas a la zona de trabajo, una peque?a cantera de estudiantes y muchas ganas. Manos a la obra, abrimos unos pocos cuadros para excavar y no dejaba de salir material de una calidad extraordinaria. 2017 fue un a?o clave para el proyecto. En el mes de junio se abri¨® la entrada original. Todos los permisos en regla y 60 camiones de tierra se retiraron haciendo una gran plataforma en la entrada gracias al apoyo incondicional de Beni, due?o del prado, Josetxu, a la cabeza del ayuntamiento de la Merindad, y Luirra alcalde de Cornejo, quienes desde un principio apostaron por nosotros.
Abierta la entrada y con una extensi¨®n de m¨¢s de 100 m2 para trabajar, todav¨ªa quedaban interrogantes. ?Quedaban niveles con restos arqueol¨®gicos debajo de la nueva superficie de excavaci¨®n? ?Se conservar¨ªan restos de hogares? ?Y restos humanos?
Cuatro campa?as de excavaci¨®n y multitud de fines de semana invernales preparando la zona de trabajo han dado sus frutos. Se han recuperado m¨¢s de 4.000 restos entre herramientas y f¨®siles de animales que el joven equipo ha ido estudiando para hacer sus trabajos fin de carrera, de m¨¢ster y ahora tesis doctorales. Pero Prado Vargas a¨²n nos guardaba una sorpresa que nos brind¨® el pasado 7 de agosto con el descubrimiento de Vera. Un molar de leche de una ni?a neandertal de unos ocho a?os que se le cay¨® all¨ª, junto al fuego que la calentaba y a los restos de comida y herramientas. Una instant¨¢nea de hace 46.000 a?os que no olvidaremos los que tuvimos la suerte de viajar al pasado ese d¨ªa.
Encontrar un resto tan peque?o como una chincheta demuestra la minuciosidad con la que trabajan tanto Claudia Santamar¨ªa, la arque¨®loga del hallazgo, como el resto de sus compa?eros. El diente fue bautizado con el nombre de Vera en honor a la nieta de Beni, a la que hemos visto crecer desde nuestra llegada.
?Y ahora?, nos preguntan. Ahora a seguir trabajando, desentra?ando las historias de la vida cotidiana de Vera y su familia. Y ahora ya no estamos solos. Est¨¢n todos los amigos de Quisicedo, Quintanilla del Rebollar y Cornejo, ya que no es nuestro proyecto sino de toda la Merindad.
Marta Navazo Ruiz (Universidad de Burgos), Rodrigo Alonso Alcalde (Museo de la Evoluci¨®n Humana) y Alfonso Benito Calvo (Centro Nacional de Investigaci¨®n sobre Evoluci¨®n Humana)?son codirectores de Prado Vargas?
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