El mayor estudio de la historia no encuentra una relaci¨®n determinante entre genes y comportamiento sexual
"No hay un ¨²nico gen gay, sino m¨¢s bien much¨ªsimos genes que influyen", explica el genetista Brendan Zietsch
¡°Yo soy gay y mi hermano no¡±, escucha a menudo el psic¨®logo Juan Ram¨®n Ordo?ana en sus entrevistas a los miembros del ¨²nico registro de gemelos de Espa?a, una base de datos de 3.500 adultos murcianos. Los hermanos gemelos son un laboratorio viviente para intentar comprender la influencia de la gen¨¦tica en el comportamiento humano. La existencia de personas que comparten el 100% de sus genes y presentan diferentes comportamientos sexuales apunta a que la clave hay que buscarla en otros factores. Pero Ordo?ana tambi¨¦n oye la frase contraria: ¡°Somos hermanos gemelos y los dos somos homosexuales¡±. Es uno de los misterios m¨¢s fascinantes de la naturaleza humana.
Un equipo internacional de cient¨ªficos presenta este jueves el mayor estudio realizado hasta la fecha sobre la influencia de la gen¨¦tica en el comportamiento sexual. Han estudiado a casi 500.000 personas, 100 veces m¨¢s que el mayor trabajo previo. ¡°Nuestra investigaci¨®n muestra que no hay un ¨²nico gen gay, sino m¨¢s bien much¨ªsimos genes que influyen en la probabilidad de que una persona tenga parejas del mismo sexo¡±, explica el genetista Brendan Zietsch, director del Centro de Psicolog¨ªa y Evoluci¨®n de la Universidad de Queensland, en Australia.
Un equipo internacional de cient¨ªficos ha estudiado a casi 500.000 personas, 100 veces m¨¢s que el trabajo previo m¨¢s amplio
Los investigadores han empleado dos bases de datos: 410.000 personas de entre 40 y 70 a?os del Biobank del Reino Unido y otras 68.500 de los archivos de la empresa estadounidense 23andMe, con un promedio de edad de 51 a?os. Su primer an¨¢lisis mostr¨® que los parientes cercanos, primos como m¨ªnimo, ten¨ªan m¨¢s probabilidades de presentar comportamientos sexuales similares. Mediante un complejo procedimiento estad¨ªstico, los autores calculan que una tercera parte de las diferencias observadas en el comportamiento sexual de estos familiares se pueden explicar por factores gen¨¦ticos heredados.
El segundo an¨¢lisis fue m¨¢s all¨¢. El manual de funcionamiento de una persona est¨¢ escrito en 3.000 millones de letras en el n¨²cleo de cada c¨¦lula. El equipo de Zietsch ha buscado variantes gen¨¦ticas m¨ªnimas ¡ªuna sola letra¡ª correlacionadas con comportamientos homosexuales. Seg¨²n sus c¨¢lculos, el efecto sumado de todas estas peque?as variaciones en la secuencia de ADN podr¨ªa explicar entre el 8% y el 25% de las diferencias detectadas en el comportamiento sexual. La disparidad de estas cifras con el 33% del primer an¨¢lisis podr¨ªa deberse a que las tecnolog¨ªas utilizadas no son lo suficientemente sofisticadas como para localizar todas las variantes gen¨¦ticas.
El resto de las diferencias se deber¨ªa a los llamados factores ambientales. ¡°En este caso, la palabra ambiental solo significa que no son influencias gen¨¦ticas. No tiene por qu¨¦ ser nada relacionado con la educaci¨®n o la cultura. Podr¨ªan ser efectos biol¨®gicos no gen¨¦ticos o el ambiente prenatal en el ¨²tero. Nuestro estudio no arroja luz sobre estas influencias¡±, subraya Zietsch, que firma la investigaci¨®n junto a genetistas, psic¨®logos, soci¨®logos y estad¨ªsticos de centros como la Universidad de Cambridge y el Instituto Broad del Instituto Tecnol¨®gico de Massachusetts y la Universidad de Harvard.
Las variantes gen¨¦ticas podr¨ªan explicar entre el 8% y el 25% de las diferencias detectadas en el comportamiento sexual
Los autores del estudio, que se publica este jueves en la revista Science, solo han identificado cinco variantes gen¨¦ticas correlacionadas con el comportamiento homosexual, pero con una influencia m¨ªnima. Sumados sus efectos, explicar¨ªan menos del 1%. ¡°Es b¨¢sicamente imposible predecir la actividad sexual o la orientaci¨®n de una persona por su gen¨¦tica¡±, zanja el estad¨ªstico Andrea Ganna, del Instituto Broad.
¡°No existe un gen de la homosexualidad ni de la heterosexualidad ni de la inteligencia. Son comportamientos muy complejos, probablemente vinculados a cientos o miles de variantes gen¨¦ticas distribuidas por todo el genoma¡±, se?ala Ordo?ana, investigador de la Universidad de Murcia que no ha participado en este estudio. Los efectos combinados de esas miles de variantes gen¨¦ticas hoy desconocidas sumar¨ªan esas influencias detectadas del 33% o del 8%-25%, dependiendo del tipo de an¨¢lisis.
De las cinco variantes identificadas, dos son compartidas por hombres y mujeres, otras dos son masculinas y una es femenina. Su efecto individual es tan peque?o que solo se puede detectar en investigaciones con cientos de miles de ciudadanos. Por ejemplo, el 4% de las personas con una variante en la posici¨®n rs34730029 del genoma presentan un comportamiento homosexual, frente al 3,6% que no tienen esa variante. Para identificar m¨¢s diferencias relevantes en el ADN habr¨¢ que estudiar a millones de personas.
Los investigadores han encontrado ¡°una correlaci¨®n gen¨¦tica¡± entre el comportamiento homosexual y la depresi¨®n
Los investigadores tambi¨¦n han encontrado ¡°una correlaci¨®n gen¨¦tica¡± entre el comportamiento homosexual y algunos rasgos de la personalidad, como el sentimiento de soledad, la apertura a nuevas experiencias y los h¨¢bitos de riesgo, como el tabaquismo y el consumo de marihuana. Tambi¨¦n han observado una correlaci¨®n gen¨¦tica con algunos problemas de salud mental. En una escala del 0 al 1, en la que el cero significa que las influencias gen¨¦ticas no se solapan en dos rasgos diferentes, la depresi¨®n llega al 0,44 en mujeres y al 0,33 en hombres, mientras que la esquizofrenia alcanza el 0,17 en mujeres y el 0,13 en hombres.
¡°Es importante subrayar que la causalidad no est¨¢ clara. Una posibilidad es que el estigma asociado al comportamiento sexual con personas del mismo sexo cause o exacerbe problemas de salud mental¡±, recalca Zietsch. ¡°Pero no tenemos suficientes datos para desenredar las diferentes opciones¡±, admite.
Los autores han intentado entender los mecanismos biol¨®gicos de las cinco variantes gen¨¦ticas relacionadas con el comportamiento homosexual. Una de ellas est¨¢ localizada en un tramo del ADN que alberga genes relacionados con el sentido del olfato, vinculado a la atracci¨®n sexual. Otra variante est¨¢ asociada a la calvicie masculina y a un gen relevante en la formaci¨®n de las g¨®nadas, lo que ¡°respalda la idea de que la regulaci¨®n de las hormonas sexuales podr¨ªa estar implicada en el desarrollo de un comportamiento sexual con personas del mismo sexo¡±, seg¨²n los investigadores. ¡°Las variantes gen¨¦ticas heterosexuales son la otra cara de las no heterosexuales: en las mismas ubicaciones, pero simplemente con otras letras del c¨®digo¡±, resume Zietsch.
La regulaci¨®n de las hormonas sexuales podr¨ªa estar implicada en el desarrollo del comportamiento homosexual, seg¨²n los investigadores
El investigador Simon Heath, sin embargo, cree que ¡°no hay una base cient¨ªfica potente¡± que vincule las variantes gen¨¦ticas detectadas con los genes relacionados con el olfato y la calvicie. ¡°Se basan en mirar a genes cercanos. Y siempre se puede construir una buena historia est¨¦ donde est¨¦ la variante gen¨¦tica¡±, afirma Heath, del Centro Nacional de An¨¢lisis Gen¨®mico, parte del Centro de Regulaci¨®n Gen¨®mica de Barcelona.
A juicio de este experto, el nuevo estudio est¨¢ ¡°bien ejecutado¡±, pero presenta algunas limitaciones, como meter a una persona en la etiqueta de comportamiento homosexual simplemente por haber tenido una sola de estas experiencias en su vida. ¡°Es una definici¨®n muy simple que esconde gran parte de la complejidad de la orientaci¨®n sexual¡±, opina.
Adem¨¢s, se?ala Heath, hay otros elementos a tener en cuenta. Los 410.000 participantes del Reino Unido rellenaron un cuestionario general en el que el 4% de los hombres y el 2,8% de las mujeres afirmaron haber tenido al menos una relaci¨®n sexual con una persona de su mismo sexo. En EE UU, esa pregunta era voluntaria y los que respondieron de manera positiva llegan al 19%, ¡°lo que puede ser debido a que la que la gente con estilos de vida no convencionales est¨¦ m¨¢s dispuesta a contestar¡±, hipotetiza Heath. ¡°Esta diferencia en los conjuntos de datos dificulta la interpretaci¨®n de los resultados¡±, sentencia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.