El secreto de los que est¨¢n bien con menos de seis horas de sue?o
Un equipo estadounidense ha identificado dos variantes gen¨¦ticas en individuos que duermen menos que la media
Los leones suelen dormir m¨¢s de 13 horas y para los caballos son suficientes dos. A medio camino estamos los humanos con ocho, pero se cuenta que a Napole¨®n le val¨ªan cuatro para poner patas arriba Europa. Pese a que resulta evidente que es una funci¨®n imprescindible para casi todos los animales, a¨²n no se sabe bien por qu¨¦ dormimos. Y tampoco por qu¨¦ un pu?ado de privilegiados pueden levantarse frescos tras la mitad de horas de sue?o que necesitan sus cong¨¦neres.
Ying-Hui Fu, una investigadora de la Universidad de California en San Francisco (UCSF), ha indagado durante toda su carrera si se puede encontrar en los genes la clave de que algunos humanos necesiten dormir menos. Y lo ha logrado en dos ocasiones.
En algunos casos, las variantes gen¨¦ticas relacionadas con el insomnio est¨¢n tambi¨¦n relacionadas con trastornos psiqui¨¢tricos
La primera fue en 2009. Fu hab¨ªa encontrado una familia en la que, sin un entrenamiento espec¨ªfico, una madre y su hija ten¨ªan el h¨¢bito de despertarse entre las 4 y las 4.30 despu¨¦s de cinco o seis horas de sue?o. La investigadora tom¨® muestras de sangre de toda la familia en busca de la particularidad que permit¨ªa a las dos mujeres dormir menos que sus parientes. La respuesta parec¨ªa encontrarse en una mutaci¨®n del gen DEC2 que ellas pose¨ªan y de la que carec¨ªan los familiares que ten¨ªan una pauta de sue?o convencional. De media, quienes ten¨ªan la mutaci¨®n dorm¨ªan 6,25 horas diarias frente a las 8,06 de los que no la ten¨ªan.
Para tratar de confirmar si era la mutaci¨®n la que permit¨ªa dormir menos a las dos mujeres y no se trataba de otros factores que se les hab¨ªan pasado por alto, Fu y su equipo crearon ratones modificados para tener esa misma variante gen¨¦tica. El resultado fueron unos roedores que dorm¨ªan menos que los ratones convencionales.
Pero la mutaci¨®n del gen DEC2 es muy rara y no sirve para entender a todos los que necesitan dormir poco. Esta semana, Fu publica en la revista Neuron un nuevo estudio en el que identifica otro gen relacionado con el sue?o escaso pero saludable. Como en la ocasi¨®n anterior, encontr¨® una familia especial en la que identific¨® a tres generaciones sucesivas de individuos que necesitaban poco sue?o. Adem¨¢s, ninguno de ellos ten¨ªa la mutaci¨®n del DEC2. Un rastreo de su genoma identific¨® una mutaci¨®n en otro gen, el ADRB1, que estaba asociada con un sue?o breve y reparador.
En este nuevo trabajo, los investigadores de la UCSF tambi¨¦n crearon ratones modificados para entender c¨®mo afecta la mutaci¨®n a la necesidad de sue?o. As¨ª descubrieron que el ADRB1 est¨¢ muy expresado en el puente troncoencef¨¢lico, una regi¨®n del cerebro clave en la regulaci¨®n del sue?o. Despu¨¦s, con t¨¦cnicas de optogen¨¦tica, que utilizan luz para activar determinadas c¨¦lulas, estimularon las neuronas en las que ve¨ªan expresado el gen. Este est¨ªmulo hizo que los ratones que dorm¨ªan se despertasen, confirmando que la mutaci¨®n del ADRB1 promueve el estado de alerta.
La investigadora descubri¨® la mutaci¨®n a partir de una familia en la que muchos de sus miembros necesitan dormir poco
Aunque a¨²n es necesario conocer mucho mejor los mecanismos que regulan los ciclos de sue?o y vigilia, parece que los genes descubiertos en las personas que necesitan menos horas de sue?o proporcionan una gesti¨®n del descanso m¨¢s eficiente. El DEC2 oscila con el d¨ªa y la noche. Al anochecer, se une al gen MyoD1, responsable de la producci¨®n de orexina, una hormona que promueve la vigilia, bloqueando su actividad, y antes del amanecer, se retira permitiendo que el MyoD1 vuelva a estimular la producci¨®n de orexina que nos despierta. La mutaci¨®n en el gen DEC2 hace que estos frenos en la producci¨®n de orexina sean m¨¢s d¨¦biles. Y algo similar sucede con el ADRB1. En los ratones con la mutaci¨®n de este gen, el porcentaje de neuronas que facilitan la vigilia era mayor que el de las que les hac¨ªan dormir, algo que sugiere que favorece una configuraci¨®n cerebral que necesita menos horas de sue?o.
Fu comenta a Materia que ni la presencia de estas variantes gen¨¦ticas ni el hecho de dormir menos parecen tener contrapartidas para los mutantes. De hecho, ha observado que las personas que no necesitan tantas horas de sue?o de forma natural suelen ser m¨¢s felices y tienen m¨¢s energ¨ªa. Por el contrario, otros an¨¢lisis gen¨¦ticos, como el publicado en marzo de este a?o en Nature Genomics por un equipo liderado por Richa Saxena, del Hospital General de Massachusetts, han hallado correlaciones entre los genes que favorecen el insomnio y los que aumentan la propensi¨®n a sufrir enfermedades psiqui¨¢tricas como la depresi¨®n o la esquizofrenia e incluso la diabetes tipo 2. En muchos casos, los genes eran los mismos. Indicios como este sugieren que las mismas mutaciones que permiten dormir menos, pueden ser una se?al de un sistema nervioso m¨¢s fuerte y una mejor salud general.
Pese a haber encontrado estos dos genes relacionados con una mayor facilidad para la vigilia, Fu cree que antes de empezar a pensar en tratamientos para dormir menos y mejor, ¡°es necesario aprender m¨¢s sobre c¨®mo se regula la eficiencia en el sue?o¡±. ¡°Es posible que alg¨²n d¨ªa seamos capaces de crear herramientas que ayuden a la gente a dormir mejor y a estar m¨¢s sanos. Pero un sue?o m¨¢s eficiente puede significar dormir menos para algunos, pero no para otros¡±, puntualiza. Adem¨¢s, aunque existan variantes gen¨¦ticas que expliquen c¨®mo duermen distintas personas, los condicionantes ambientales, como los dispositivos electr¨®nicos, el estr¨¦s de la vida laboral o familiar o los estimulantes, tienen una gran influencia sobre c¨®mo y cu¨¢nto dormimos. Para la mayor¨ªa, controlar esos factores sigue siendo la mejor opci¨®n para tener un sue?o saludable.
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