Los excesos y las sombras de la exprimera dama Imelda Marcos
Un documental en el Festival de Venecia repasa la vida de la mujer del dictador filipino Ferdinand Marcos, que a sus 90 a?os todav¨ªa condiciona la pol¨ªtica de su pa¨ªs
Cuando llegaron las cebras y las jirafas, los humanos debieron marcharse. En 1976, el Estado filipino evacu¨® a las 254 familias que viv¨ªan en la isla de Calauit. Y, en su lugar, coloc¨® el regalo que el presidente y la primera dama se hab¨ªan comprado en Kenya. Puede que el pa¨ªs que gobernaban se estuviera hundiendo, pero Ferdinand e Imelda Marcos iban a tener su zoo. Poco importaba que, entretanto, los precios y el desempleo se dispararan, el hambre aterrara a los ciudadanos y muchos se amontonaran en cola por un cuenco de arroz. Ella, adem¨¢s, quer¨ªa que las bestias estuvieran libres. En su sue?o ex¨®tico, los hombres y las mujeres de Calauit no eran m¨¢s que un fastidioso impedimento. ¡°Nos echaron¡±, recuerda una anciana ante la c¨¢mara. A lo que Imelda Marcos responde, pocos fotogramas despu¨¦s: ¡°Mis proyectos deb¨ªan ser bonitos. Siempre me acusan de ser excesiva, pero es el estilo de una madrina¡±.
Porque as¨ª se ve a s¨ª misma la eterna dama filipina. Todav¨ªa hoy, a sus 90 a?os, acaba de terminar su tercer mandato consecutivo como congresista pero se mantiene como titiritera de su pa¨ªs. Estrecha lazos con el presidente, Rodrigo Duterte, a la vez que intenta colocar a su hijo Bongbong como pr¨®ximo mandatario. Protege y reclama sus abrumadoras riquezas, mientras reivindica el legado de su marido, uno de los l¨ªderes m¨¢s corruptos de la historia, seg¨²n Transparencia Internacional. Pero, sobre todo, Imelda Marcos defiende que ella es ¡°la madre de Filipinas y del mundo¡±, como repite en el documental The Kingmaker, de Lauren Greenfield, que se proyecta estos d¨ªas en el Festival de Venecia, fuera de concurso. Y que muestra todas las contradicciones de la Mar¨ªa Antonieta del Tr¨®pico, famosa por coleccionar tanto zapatos ¨Chasta 3.000 pares¨C como investigaciones por corrupci¨®n y evasi¨®n de impuestos. En 2018, fue condenada a 42 a?os de c¨¢rcel por delitos fiscales.
La primera secuencia ya es una declaraci¨®n de intenciones. Filipinas, 2014. El coche que lleva a Imelda Marcos se detiene en un sem¨¢foro. Unos ni?os la reconocen y se acercan a la ventanilla. La llaman por su nombre y le sueltan: ¡°Danos algo¡±. Ella no se hace de rogar: saca un fajo y empieza a repartir billetes a todas las manos deseosas. ¡°En mis tiempos, Manila era un para¨ªso. No hab¨ªa indigentes¡±, cuenta. Poco despu¨¦s, la misma operaci¨®n se traslada a un hospital: Imelda irrumpe en el departamento de oncolog¨ªa infantil y esparce dinero para ¡°caramelos¡± entre los peque?os enfermos y sus cuidadores.
Es el mundo seg¨²n Imelda. Un retrato particular que la pel¨ªcula enfrenta con otro paralelo, el de los hechos hist¨®ricos. Al fin y al cabo, la misma ex primera dama se?ala en el filme: ¡°La percepci¨®n es real, la verdad no lo es¡±. As¨ª, The Kingmaker recuerda con im¨¢genes de archivo y cifras, la ley marcial que Ferdinand Marcos impuso durante los a?os setenta: unos 3.000 muertos, 30.000 torturados y 75.000 detenidos. Para su esposa, sin embargo, esos nueve a?os representan ¡°los mejores¡± de su mandato, cuando al fin pudo dar a Filipinas ¡°derechos y libertad¡±.
El relato a dos bandas contin¨²a. Por un lado, la pel¨ªcula cuenta como el opositor Benigno Aquino plant¨® cara al r¨¦gimen, subi¨® en las encuestas y fue detenido por subversi¨®n y encerrado en la c¨¢rcel. Por otro, Imelda considera que fue ¡°excesivamente generosa con ¨¦l¡±. Tal vez se refiera a que le permitieran exiliarse en EE UU. Pero justo cuando regres¨®, en 1983, Aquino fue ejecutado al bajar del avi¨®n. El misterio nunca se esclareci¨® pero cuando la directora le pregunta a Imelda Marcos, ella contesta: ¡°No ten¨ªa nada contra ¨¦l, solo que hablaba demasiado¡±.
Muy peculiar es tambi¨¦n su visi¨®n de lo que vino a continuaci¨®n. El asesinato colm¨® la paciencia de los filipinos, que llenaron las calles, acorralaron el palacio de los Marcos y los obligaron a huir en 1986, con el respaldo del ej¨¦rcito. Aunque Imelda se llev¨® todos los diamantes, los ciudadanos que irrumpieron en el edificio hallaron vestidos de plata, sujetadores antibala y cuadros de artistas celeb¨¦rrimos. ¡°Perder a tu pa¨ªs tras ser su madre durante 20 a?os es como quedarte hu¨¦rfana¡±, explica Imelda en el documental.
Ferdinand muri¨® en el exilio, en 1989, pero su exesposa y su familia regresaron en 1992. Por si quedaban dudas de su actitud, Bongbong los disip¨® de inmediato: volvi¨® en un vuelo con asiento en primera clase. Desde entonces, madre e hijos ¨Cla menor, Imee, tambi¨¦n es congresista¨C trabajan para retomar su cuento de hadas ah¨ª donde lo dejaron.
De hecho, a juzgar por sus palabras, Imelda nunca entendi¨® por qu¨¦ termin¨®. Ni por qu¨¦ le han acusado decenas de veces de corrupci¨®n y no le dejan acceder a sus "170" cuentas bancarias por el mundo. Quiz¨¢s sea la costumbre de obtener siempre lo que quiera. Ella era la joven Miss Manila a la que Ferdinand Marcos pidi¨® matrimonio en ¡°30 minutos¡±; la dama que se reun¨ªa con Gadafi, Richard Nixon o Saddam Hussein y no se documentaba porque se fiaba m¨¢s de sus ¡°ojos¡±; o, incluso, la l¨ªder a la que Mao Tse Dong dio las gracias. Al parecer, el dictador chino le dijo que a ella se deb¨ªa ¡°el comienzo del fin de la Guerra Fr¨ªa¡±. Seg¨²n Imelda, claro.
"Es como si Nixon volviera a presentarse como presidente"
Hace cuatro a?os, la cineasta Lauren Greenfield empez¨® a entrevistar a Imelda Marcos. La directora de La reina de Versalles o Miedo a comer estaba intrigada por la controvertida ex primera dama filipina, conoc¨ªa sus extravagancias y cre¨ªa que, tal vez, la pel¨ªcula se convirtiera en una historia de redenci¨®n. Todo lo contrario. Greenfield explic¨® en el festival de Venecia que se encontr¨® con una mujer orgullosa del legado de su familia y dispuesta a defenderlo con u?as y dientes: "Muy pronto me di cuenta de que quer¨ªa centrarme en la historia de su regreso pol¨ªtico".
Porque Imelda Marcos contin¨²a, con 90 a?os, condicionando la vida de Filipinas. ¡°Es como si Richard Nixon reapareciera y volviera a postularse como candidato a la presidencia¡±, asegur¨® la cineasta. ¡°Estaba asombrada por el hecho de que su familia fuera bien recibida, a su regreso, e incluso consiguiera meterse de nuevo en pol¨ªtica¡±, agreg¨®.
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