Retorno a la barbarie
Lo que ha hecho con Venezuela el ¡°socialismo del siglo XXI¡± es uno de los peores cataclismos de la historia. Las ¨²ltimas noticias publicadas muestran que la barbarizaci¨®n del pa¨ªs adopta un ritmo fren¨¦tico
El segundo hombre fuerte de Venezuela, Diosdado Cabello, enfurecido porque, debido a la vertiginosa inflaci¨®n que azota a su patria, el bol¨ªvar ha desaparecido de la circulaci¨®n y los venezolanos s¨®lo compran y venden en d¨®lares, ha pedido a sus compatriotas que recurran al ¡°trueque¡± para desterrar del pa¨ªs de una vez por todas a la moneda imperialista.
Es seguro que los desdichados venezolanos no le van a hacer el menor caso, porque la dolarizaci¨®n del comercio no es un acto gratuito ni una libre elecci¨®n, como cree el dirigente chavista, sino la ¨²nica manera como los venezolanos pueden saber el valor real de las cosas en un pa¨ªs donde la moneda nacional se deval¨²a a cada instante por la pavorosa inflaci¨®n ¡ªla m¨¢s alta del mundo¡ª a la que han llevado a Venezuela sus irresponsables dirigentes multiplicando el gasto p¨²blico e imprimiendo moneda sin respaldo. La alusi¨®n al trueque de Cabello es una di¨¢fana indicaci¨®n de ese retorno a la barbarie que vive Venezuela desde que, en un acto de ceguera colectiva, el pueblo venezolano llev¨® al poder al comandante Ch¨¢vez.
El trueque es la forma m¨¢s primitiva del comercio, aquellos intercambios que realizaban nuestros remotos ancestros y que algunos pensadores, como Hayek, consideran el primer paso que dieron los hombres de las cavernas hacia la civilizaci¨®n. Desde luego, comerciar es mucho m¨¢s civilizado que entrematarse a garrotazos como hac¨ªan hasta entonces las tribus, pero yo tengo la sospecha que el acto decisivo para la desanimalizaci¨®n del ser humano ocurri¨® antes del comercio, cuando nuestros antecesores se reun¨ªan en la caverna primitiva, alrededor de una fogata, para contarse cuentos. Esas fantas¨ªas los desagraviaban del espanto en que viv¨ªan, temerosos de la fiera, del rel¨¢mpago y de los peores depredadores, las otras tribus. Las ficciones les daban la ilusi¨®n y el apetito de una vida mejor que aquella que viv¨ªan, y de all¨ª naci¨® tal vez el impulso primero hacia el progreso que, siglos m¨¢s tarde, nos llevar¨ªa a las estrellas.
En este largo tr¨¢nsito, el comercio desempe?¨® un papel principal, y buena parte del progreso humano se debe a ¨¦l. Pero es un gran error creer que salir de la barbarie y llegar a la civilizaci¨®n es un proceso fat¨ªdico e inevitable. La mejor demostraci¨®n de que los pueblos pueden, tambi¨¦n, retroceder de la civilizaci¨®n a la barbarie es lo que ocurre precisamente en Venezuela. Es, en potencia, uno de los pa¨ªses m¨¢s ricos del mundo, y cuando yo era ni?o millones de personas iban all¨¢ a buscar trabajo, a hacer negocios y en busca de oportunidades. Era, tambi¨¦n, un pa¨ªs que parec¨ªa haber dejado atr¨¢s las dictaduras militares, la gran peste de la Am¨¦rica Latina de entonces. Es verdad que la democracia venezolana era imperfecta (todas lo son), pero, pese a ello, el pa¨ªs prosperaba a un ritmo sostenido. La demagogia, el populismo y el socialismo, parientes muy pr¨®ximos, la han retrocedido a una forma de barbarie que no tiene antecedentes en la historia de Am¨¦rica Latina y acaso del mundo. Lo que ha hecho con Venezuela el ¡°socialismo del siglo XXI¡± es uno de los peores cataclismos de la historia. Y no s¨®lo me refiero a los m¨¢s de cuatro millones de venezolanos que han huido del pa¨ªs para no morirse de hambre; tambi¨¦n a los robos cuantiosos con los que la supuesta revoluci¨®n ha enriquecido a un pu?ado de militares y dirigentes chavistas cuyas gigantescas fortunas han fugado y se refugian ahora en aquellos pa¨ªses capitalistas contra los que claman a diario Maduro, Cabello y compa?¨ªa.
Venezuela es, en potencia, uno de los pa¨ªses m¨¢s ricos del mundo, millones de personas iban all¨¢ a buscar trabajo
Las ¨²ltimas noticias que se han publicado en Europa sobre Venezuela muestran que la barbarizaci¨®n del pa¨ªs adopta un ritmo fren¨¦tico. Las organizaciones de derechos humanos dicen que hay 501 presos pol¨ªticos reconocidos por el r¨¦gimen, y, pese a ello, se hallan aislados y sometidos a torturas sistem¨¢ticas. La represi¨®n crece con la impopularidad del r¨¦gimen. Los cuerpos de represi¨®n se multiplican y, el ¨²ltimo en aparecer, ahora operan en los barrios marginales, antiguas ciudadelas del chavismo y, debido a la falta de trabajo y la ca¨ªda brutal de los niveles de vida, convertidos en sus peores enemigos. Las golpizas y los asesinatos a mansalva son incontables y quieren, sobre todo, mediante el terror, apuntalar al r¨¦gimen. En verdad, consiguen aumentar el descontento y el odio hacia el Gobierno. Pero no importa. El modelo de Venezuela es Cuba: un pa¨ªs son¨¢mbulo y petrificado, resignado a su suerte, que ofrece playas y sol a los turistas, y que se ha quedado fuera de la historia.
Por desgracia, no s¨®lo Venezuela retorna a la barbarie. Argentina podr¨ªa imitarla si los argentinos repiten la locura furiosa de esas elecciones primarias en las que repudiaron a Macri y dieron 15 puntos de ventaja a la pareja Fern¨¢ndez / Kirchner. ?La explicaci¨®n de este desvar¨ªo? La crisis econ¨®mica que el Gobierno de Macri no alcanz¨® a resolver y que ha duplicado la inflaci¨®n que asolaba a Argentina durante el mandato anterior. ?Qu¨¦ fall¨®? Yo pienso que el llamado ¡°gradualismo¡±, el empe?o del equipo de Macri en no exigir m¨¢s sacrificios a un pueblo extenuado por los desmanes de los Kirchner. Pero no result¨®; m¨¢s bien, ahora los sufridos argentinos responsabilizan al actual Gobierno ¡ªprobablemente, el m¨¢s competente y honrado que ha tenido el pa¨ªs en mucho tiempo¡ª de las consecuencias del populismo fren¨¦tico que arruin¨® al ¨²nico pa¨ªs latinoamericano que hab¨ªa conseguido dejar atr¨¢s al subdesarrollo y que, gracias a Per¨®n y al peronismo, regres¨® a ¨¦l con empe?oso entusiasmo.
Las golpizas y los asesinatos a mansalva son incontables y quieren, sobre todo, mediante el terror, apuntalar al r¨¦gimen
La barbarie se ense?orea tambi¨¦n en Nicaragua, donde el comandante Ortega y su esposa, despu¨¦s de haber masacrado a una valerosa oposici¨®n popular, han retornado a reprimir y asesinar opositores gracias a unas fuerzas armadas ¡°sandinistas¡± que se parecen ya, como dos gotas de agua, a las que permitieron a Somoza robar y diezmar aquel infortunado pa¨ªs. Evo Morales, en Bolivia, se dispone a ser reelegido por cuarta vez como presidente de la Rep¨²blica. Hizo una consulta a ver si el pueblo boliviano quer¨ªa que ¨¦l fuera de nuevo candidato; la respuesta fue un no rotundo. Pero a ¨¦l no le importa. Ha declarado que el derecho a ser candidato es democr¨¢tico y se dispone a eternizarse en el poder gracias a unas elecciones manufacturadas a la manera venezolana.
?Y qu¨¦ decir de M¨¦xico? Eligi¨® abrumadoramente a L¨®pez Obrador, en unas elecciones leg¨ªtimas, y en el pa¨ªs prosiguen los asesinatos de periodistas y mujeres a un ritmo aterrador. El populismo comienza a carcomer una econom¨ªa que, pese a la corrupci¨®n del Gobierno anterior, parec¨ªa bien orientada.
Es verdad que hay pa¨ªses como Chile que, a diferencia de los ya mencionados, progresa a pasos de gigante, y otros, como Colombia, donde la democracia funciona y parece hacer avances, pese a todas las deficiencias del llamado ¡°proceso de paz¡±. Brasil es un caso aparte. La elecci¨®n de Bolsonaro fue recibida en el mundo entero con espanto, por sus salidas de tono demag¨®gicas y sus alegatos militaristas. La explicaci¨®n de ese triunfo fue la gran corrupci¨®n de los Gobiernos de Lula y Dilma Rousseff, que indign¨® al pueblo brasile?o y lo llev¨® a votar por una tendencia contraria, no una claudicaci¨®n democr¨¢tica. Desde luego, ser¨ªa terrible para Am¨¦rica Latina que tambi¨¦n el gigante brasile?o comenzara el retorno a la barbarie. Pero no ha ocurrido todav¨ªa y mucho depender¨¢ de lo que haga el mundo entero, y, sobre todo, la Am¨¦rica Latina democr¨¢tica para impedirlo.
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