Respiro alem¨¢n
Las victorias del SPD y la CDU en las regionales de Brandeburgo y Sajonia frenan a la ultraderecha
El resultado de las elecciones locales celebradas el domingo en los Estados alemanes de Sajonia y Brandeburgo arroja una doble lectura muy importante en un momento en que el auge de la extrema derecha desaf¨ªa el sistema de partidos y de estabilidad pol¨ªtica e institucional consolidado desde la Segunda Guerra Mundial, de cuyo inicio precisamente el domingo se cumplieron 80 a?os.
La victoria del Partido Socialdem¨®crata (SPD) en Brandeburgo y de la democristiana CDU en Sajonia muestra que el electorado alem¨¢n, aunque en menor medida, sigue confiando en las formaciones que han garantizado la gobernabilidad y el progreso del pa¨ªs desde el final de la contienda mundial. A pesar del desgaste que sufren ambos partidos, sus respectivas victorias suponen un freno a la extrema derecha de Alternativa por Alemania (AfD) lo que, en primer lugar, rompe con el discurso victorioso explotado por los dirigentes de esta formaci¨®n, que ha crecido de manera notable y, por otro, les da la oportunidad de que, desde la gesti¨®n, puedan mostrar al electorado lo acertado de no ceder a los cantos de sirena radicales con peligrosas reminiscencias del pasado.
Es tambi¨¦n cierto que el resultado provoca entre las fuerzas democr¨¢ticas ¡ªy no solo en Alemania, sino tambi¨¦n en Europa¡ª m¨¢s alivio que ilusi¨®n por el futuro. Lo que resulta indiscutible es que la extrema derecha se ha asentado como una realidad presente en las instituciones, y que uno de cada cuatro alemanes vota a una formaci¨®n que encarna valores diametralmente opuestos a los que inspiraron la fundaci¨®n de la Rep¨²blica Federal tras la derrota nazi. No es una buena noticia que el racismo, la xenofobia y el nacionalismo exacerbado formen parte permanente del panorama pol¨ªtico alem¨¢n. Hay que entender la afirmaci¨®n de Andreas Kalbitz, el l¨ªder de AfD en Brandeburgo ¡ª¡°AfD est¨¢ aqu¨ª para quedarse y la pol¨ªtica no va a ser posible sin nosotros¡±¡ª, no como una bravata del exaltado discurso nacionalista habitual en la formaci¨®n, sino como descripci¨®n de lo que sucede en Alemania.
De esta manera, tan errado es considerar que los partidos tradicionales han conjurado el peligro populista como considerar que la extrema derecha seguir¨¢ aumentando inexorablemente su base electoral en Alemania. De c¨®mo se conforman los respectivos Gobiernos estatales ¡ªproceso que puede resultar muy complicado¡ª y, sobre todo, de la gesti¨®n real en cada uno de estos dos l?nder depender¨¢ el que las elecciones del domingo se conviertan en un punto de inflexi¨®n en la din¨¢mica pol¨ªtica en la que se halla Alemania o que constituyan apenas un escollo en el ascenso de AfD. En cualquier caso, el nacionalismo extremista tendr¨¢ que esperar.
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