Cory Richards: el aventurero que se refugia en las monta?as para superar las desgracias

El universo de la escalada y la aventura extrema es cada d¨ªa m¨¢s, c¨®mo decirlo, extremo. La voracidad de los expedicionarios, la constante b¨²squeda de nuevos retos que a?adir a otros que ya parec¨ªan tit¨¢nicos, el desarrollo de la tecnolog¨ªa y hasta cierto punto una democratizaci¨®n de este universo ¨Csubir un 8.000 sigue siendo extremadamente meritorio, pero ya no es tan exclusivo¨C han devenido en una, en ocasiones, enloquecida carrera por generar titulares a partir de meros detalles. O incluso de jugarse la vida con apuestas enloquecidas cuyo mayor m¨¦rito es lo insensato de su propuesta. Afortunadamente, queda gente como Cory Richards (Colorado, 1981), acaso uno de los aventureros contempor¨¢neos que mejor ha entendido c¨®mo se genera expectaci¨®n, inter¨¦s y contenido fresco en un universo cuya idiosincrasia jam¨¢s fue pensada para tener que presentar nuevos hitos cada semana. Nos hallamos en aquel momento en el que en los r¨¦cords de atletismo o nataci¨®n est¨¢n a punto de contar las mil¨¦simas.

¡°No sali¨® bien, pero qu¨¦ le vamos a hacer. Ahora toca recuperar fuerzas y volver a buscar retos. F¨ªsicamente a¨²n no he logrado reajustarme. Cada vez que vuelvo a casa de una aventura siento que no soy la persona m¨¢s amable del mundo. Independientemente de c¨®mo haya salido, la transici¨®n hacia lo que se supone normal es complicada para m¨ª y para los que me rodean¡±, comenta Richards, quien la pasada primavera acometi¨® su tercera ascensi¨®n al Everest.

"En mi vida han sucedido muchas desgracias, he perdido muchas cosas, pero las monta?as siempre han estado all¨ª para ayudarme a entender las cosas, sobre todo a m¨ª mismo"

Acompa?ado de su secuaz Esteban Topo Mena, el estadounidense intent¨® la ascensi¨®n por la ruta nordeste tibetana, la m¨¢s complicada. Lo iban a hacer sin sherpa y sin ox¨ªgeno. En la mu?eca, un reloj Vacheron Constantin Dual Type, expresamente pensado para ¨¦l y para esta aventura. Cory es parte de la campa?a One Of Not Many (uno de muy pocos) de la firma relojera suiza fundada en 1755, que ha elegido a varios personajes especiales como protagonistas.

De cualquier modo, tras dejar el campamento base a 4.000 metros de altura y emprender el definitivo ataque a la cima, el clima empez¨® a complicarse y, al llegar a la cota 7.600, Esteban y Cory decidieron abandonar. ¡°Mira, no llegamos a lo m¨¢s alto, pero no sucedi¨® nada malo. Volvimos enteros. Creo que la forma en que calibro lo que es un ¨¦xito y lo que no es distinta a la de otras personas¡±, comenta. ¡°Es que, la verdad, en mi vida han sucedido muchas desgracias, he perdido muchas cosas, pero las monta?as siempre han estado all¨ª para ayudarme a entender las cosas, sobre todo a m¨ª mismo, y para saber valorar lo que es valioso y lo que no. Y, mira, creo que voy a volver a intentar esto el a?o que viene. De alguna manera, el ¨¦xito est¨¢ construido a base de fracasos¡±.

El modelo que Vacheron ide¨® para acompa?ar a Cory en el ascenso fue uno en el que las bajas temperaturas exteriores no afectaran los lubricantes internos y cuyo cristal no se hace a?icos con la presi¨®n. Adem¨¢s, y por decisi¨®n expresa del aventurero, el reloj deb¨ªa ser el Dual Time, uno que puede mostrar a la vez la hora en Nepal y en su casa en EE UU. ¡°Igual esto tiene algo que ver con lo que te contaba antes sobre lo duros que son los retornos y lo dif¨ªcil que se me hace el cambio de escenario¡±, recuerda Richards, quien tuvo una infancia complicada.

Su hermano le hizo la vida imposible, estuvo en un correccional del que escap¨® en varias ocasiones, vivi¨® en la calle. En 2010, tras lo que podr¨ªamos denominar su primera etapa oscura, se convirti¨® en el primer estadounidense en coronar un 8.000 en invierno. Todo parec¨ªa ir bien. Incluso se cas¨®. Pero al a?o siguiente le sorprendi¨® una avalancha subiendo el Gasherbrum II en Paquist¨¢n. Sufri¨® estr¨¦s postraum¨¢tico. Recuerda que, tras los hechos, no pod¨ªa parar de ver el v¨ªdeo de la cat¨¢strofe. Y comenz¨® a beber. Mucho. Al principio se pon¨ªa las tres de la tarde como hora para empezar. Pronto se la salt¨®. Perdi¨® a su esposa. En 2012 obtuvo su primer encargo para sacar fotos para National Geographic.

Aquel mismo a?o intent¨® subir al Everest. Tuvo que dejarlo al sufrir un ataque de p¨¢nico. Casi un lustro despu¨¦s logr¨® coronar la cima. Su idea era realizar una conexi¨®n desde su Snapchat desde all¨ª, pero justo en aquel momento, se le acab¨® la bater¨ªa del m¨®vil. ¡°A ver, con una historia as¨ª, uno aprende a valorar las cosas¡±, bromea Richards, quien jam¨¢s ha tenido problemas en hablar de alcoholismo, traumas e infidelidades. Incluso ha llegado a escribir sobre ello.

¡°Entonces, por ejemplo, cuando una marca como esta, con todo su legado y sus valores, se acerca a m¨ª, me siento bendecido. Pero tambi¨¦n pienso: ¡®Esto es muy caro. Tampoco me voy a pasar pidiendo cosas¡±, comenta. ¡°Solo quer¨ªa hacer algo que no se hubiese hecho antes. Es lo ¨²nico que propuse. A partir de ah¨ª, una vez definida la aventura, dise?amos este reloj con las caracter¨ªsticas de la expedici¨®n en nuestras mentes. Adem¨¢s de las cuestiones t¨¦cnicas, a?adimos elementos de dise?o que me interesan y que cre¨ªa importantes para m¨ª. Lo de tener dos husos horarios a la vista (dual time) es importante. El tiempo exacto donde te hallas te dice lo que est¨¢ sucediendo ahora mismo, en el presente. En los relojes, siempre vives en el presente. Siempre es ahora. Pero el dual time es maravilloso porque es como un recordatorio de que toda tu vida est¨¢ fuera de ese momento que est¨¢s viviendo en aquel preciso instante. Todo lo que existe fuera de tu ahora. Y mira, hay algo adem¨¢s¡±, insiste Richards. ¡°Un reloj debe ser perfecto. Y en cierto modo, eso te inspira a ti para intentar serlo tambi¨¦n¡±.

Adem¨¢s de aventurero, Richards es un reputado fot¨®grafo. Fue tras una expedici¨®n en la que sac¨® im¨¢genes como distracci¨®n cuando se dio cuenta de que tal vez ten¨ªa un talento para aquello. Y, claro, si el mundo de la aventura est¨¢ saturado de gente con ocurrencias que cree que merecen patrocinio y exposici¨®n medi¨¢tica, ya no hablemos del de la fotograf¨ªa, tal vez el terreno art¨ªstico m¨¢s saturado del universo. ¡°S¨¦ muy bien lo que puedo hacer y lo que no. S¨¦ que cada vez es m¨¢s complicado ser distinto, especial, pero ah¨ª est¨¢ la naturaleza para inspirarte. Es tu forma de verla lo que importa. Y a partir de ah¨ª la retratas, incluso en aquellos momentos en que la odias¡±, remacha.