Tres tristes alias (YouTube, Colombia)
Ese video anacr¨®nico e infame fue la medida de lo poco que les importan, a los tales disidentes, las plegarias de las v¨ªctimas y las vidas de los desmovilizados
El Estado colombiano sigue siendo hostil e ineficaz, y ha cometido cr¨ªmenes que niega a muerte a¨²n despu¨¦s de las condenas, y ha incumplido su palabra hasta bordear el rid¨ªculo como el pastorcito ¨Cel estadito¨C de la f¨¢bula de Esopo. Y, sin embargo, el excomandante de las FARC Iv¨¢n M¨¢rquez no ha vuelto a las andanzas obligado por ello, como jura en aquel amarillento y anacr¨®nico y pat¨¦tico video de 32 minutos que subi¨® a YouTube en la madrugada del jueves, sino porque en estos a?os de negociaciones y de treguas no consigui¨® dejar atr¨¢s el negocio de la guerra, que es el negocio de la explotaci¨®n y del despojo y de las drogas. Por supuesto, esos tres tristes alias, M¨¢rquez, Santrich y Roma?a, tienen claro que es imposible tomarse el poder por las armas: lo reconocieron una y otra vez desde La Habana para apaciguar los ¨¢nimos del aguantador pueblo colombiano. Pero, como ¡°los extraditables¡± de Pablo Escobar, prefieren una tumba en Colombia que una c¨¢rcel en Estados Unidos: eso es.
Hubo reacciones a aquel video maldito, de todas las ¨ªndoles y para todos los p¨²blicos, en la ma?ana de ese jueves recalcitrante: el malogrado expresidente Uribe una vez m¨¢s reneg¨® de los acuerdos de paz con las palabras ¡°nos vuelven a dar la raz¨®n¡±, el expresidente Santos reivindic¨® a la ¡°inmensa mayor¨ªa¡± de la guerrilla que ha respetado su compromiso, el jefe de las FARC pidi¨® perd¨®n al pueblo de Colombia y a la comunidad internacional y llam¨® a seguir adelante, el presidente Duque reconoci¨® a los desmovilizados en un video altivo, pero, como atrapado en una fantas¨ªa, pidi¨® ayuda al presidente fantasma Juan Guaid¨® para atrapar a los nuevos cabecillas, y el excandidato Petro empez¨® por echarle la culpa al uribismo como cualquier tuitero perezoso y luego acept¨® que ¡°en el siglo que vivimos y en el pa¨ªs que vivimos las armas s¨®lo llevan a una alianza con el narcotr¨¢fico y las econom¨ªas oscuras¡±: eso es.
Como siempre, aqu¨ª en Colombia, ese jueves se nos vino encima el acabose y se nos revivi¨® el espanto, pero al d¨ªa siguiente el video descabellado no fue una prueba del fracaso de los acuerdos de paz, ni una demostraci¨®n de que viviremos atrapados en una violencia hecha en Colombia por siempre y para siempre, sino que se convirti¨® en una ocasi¨®n para caer en cuenta de que, m¨¢s all¨¢ de nuestras diferencias sobre aquello que se acord¨® con las FARC, m¨¢s all¨¢ de si votamos ¡°s¨ª¡± o votamos ¡°no¡± en aquel plebiscito de 2016 que estuvo a punto de reducir a este pa¨ªs ancho y ajeno a un nuevo bipartidismo, lo cierto para todos es que el 90% de los exguerrilleros est¨¢n cumpliendo a?os y a?os de someterse como lo hacen tantos colombianos ¨Cpor frustrante y peligroso que sea¨C a las reglas leoninas y a las pocas oportunidades que da este Estado.
Fue bueno que saliera ese video anacr¨®nico e infame porque fue la medida de lo poco que les importan, a los tales disidentes, las plegarias de las v¨ªctimas y las vidas de los desmovilizados. Fue bueno porque nos dio la raz¨®n a todos: a los que sospechaban de la paz con esos terratenientes c¨ªnicos que extorsionaban al pueblo que enarbolaban y a los que cre¨ªamos en la rendici¨®n de las FARC a la exasperante democracia y est¨¢bamos convencidos de que no hab¨ªa ¨Cy no hay¨C camino m¨¢s cierto que el di¨¢logo. Fue bueno porque prob¨® que tanto la gran mayor¨ªa de los del ¡°no¡± como la gran mayor¨ªa de los del ¡°s¨ª¡±, que tambi¨¦n tenemos en com¨²n este pa¨ªs ¨Csemejante experimento humano y semejante duelo por hacer¨C, en ¨²ltimas hemos andado del mismo lado, pues ya es mucho negarse aqu¨ª a las armas. As¨ª es. Este Estado sigue siendo desconfiado e inepto, pero ese video mostr¨® que aqu¨ª s¨®lo unos pocos pretenden que seguir viviendo sea vivir en guerra: est¨¢n solos en eso.
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