Sergio Ramos, el personaje que refleja lo que se ama y se odia de Espa?a
El estreno de 'El coraz¨®n de Sergio Ramos' est¨¢ destinado a reavivar la fascinaci¨®n por un jugador que intriga fuera del campo de juego tanto como dentro
Sergio Ramos (Camas, Sevilla, 1986) ha marcado 108 goles, ha jugado 826 partidos, tiene 16 millones de seguidores en Twitter, 23 millones de fans en Facebook, 34 millones de followers en Instagram y 37 millones de euros en la sociedad de la que es ¨²nico administrador y gestiona su patrimonio. Hoy, el capit¨¢n del Real Madrid es un h¨¦roe, pero la primera vez que el mundo se fij¨® en ¨¦l result¨® poco menos que un chiste.
Sergio Ramos es alguien de quien es f¨¢cil burlarse, pero que por esfuerzo, suerte o alquimia siempre acaba un paso por delante de sus cr¨ªticos
En agosto de 2005 apareci¨®, en una convocatoria de la Selecci¨®n en Madrid, con un traje blanco nuclear, unas gafas de sol mezcla de piloto, esquiador y bakala y una hidratada melena que recordaba a la del pr¨ªncipe imagen de una marca de galletas. El momento caus¨® hilaridad entre la prensa y sus propios compa?eros futbolistas ¨Ctodav¨ªa en 2015 lo hac¨ªan¨C, aunque algunos parecieron captar que hab¨ªa cierto humor engorilado detr¨¢s de aquella mala elecci¨®n estil¨ªstica: Ramos a¨²n no era uno de los blancos, pero ya se atrev¨ªa a vestirse como tal. Como ir vestido de novio a una primera cita. Dos semanas despu¨¦s, mientras los dem¨¢s a¨²n se re¨ªan, el Real Madrid pag¨® por ¨¦l 27 millones de euros cuando ten¨ªa solo 19 a?os.
Esto marc¨® para siempre lo que es Sergio Ramos ante la opini¨®n p¨²blica: alguien de quien es f¨¢cil burlarse, pero que por esfuerzo, suerte o alquimia siempre acaba un paso por delante de sus cr¨ªticos. Y tambi¨¦n alguien que vive continuamente en la l¨ªnea que separa el rid¨ªculo de la iron¨ªa postmoderna, una frontera que Espa?a lleva adorando demasiados a?os. ?Vest¨ªa como vest¨ªa porque le gustaba o hab¨ªa un discurso est¨¦tico inconsciente sobre lo que es ser una gran estrella del deporte en el siglo XXI? ?Colecciona arte porque le apasiona o porque est¨¢ dentro del discurso sobre lo que ¨Crepetici¨®n¨C es ser una gran estrella del deporte en el siglo XXI? Si la conversaci¨®n sobre Sergio Ramos es tan duradera y prol¨ªfica es porque siempre acaba bifurc¨¢ndose y dando lugar a posibilidades A y B: que todo sea una gran broma o no.
Pero hay otro aspecto de Ramos que est¨¢ por encima de todo esto y lo convierte en un ¨ªdolo para aquellos que pasan de la iron¨ªa y les da igual el significado de performance: su historia est¨¢ llena de esa ¨¦pica que adoran los futboleros y, en realidad, cualquiera que disfrute con las estructuras cl¨¢sicas de la ficci¨®n heroica. Chico de barrio logra, con todo en su contra, convertirse en un ¨ªdolo. No solo apareci¨® en Madrid con un traje rid¨ªculo y levant¨® cejas con su car¨ªsimo fichaje: es que durante sus dos primeros a?os en el Real Madrid al equipo no le fue precisamente bien. Pero todo cambi¨® con la Eurocopa de 2008 y, especialmente, con la victoria del Mundial de 2010, tal vez el ¨²ltimo gran momento de comuni¨®n que ha vivido Espa?a. Aquella selecci¨®n espa?ola de la que hoy Ramos es capit¨¢n quedar¨¢ para la posteridad como nuestra versi¨®n patria de los h¨¦roes que llegaron a la luna en el 69.
Luego est¨¢ el asunto de la transfiguraci¨®n del chaval de barrio en icono de estilo. Sergio Ramos tambi¨¦n se ha prestado a eso que fascina tanto al p¨²blico que ha creado hasta su propio subg¨¦nero televisivo: la transformaci¨®n corporal y estil¨ªstica. Aquel tardoadolescente fibrado que pos¨® desnudo para Intervi¨² en unas fotos que lo perseguir¨¢n toda la vida es hoy un deportista musculoso cuyos abdominales podr¨ªan medirse con los Cristiano Ronaldo. Aquella melena osada (pocos futbolistas espa?oles se han atrevido con el pelo largo) dio paso, a?os despu¨¦s, a un peinado que triunfa en barber¨ªas, al estilo de eso que llaman undercut, y que es analizado por revistas estadounidenses de estilo masculino, aunque deber¨ªa serlo tambi¨¦n por Architectural Digest: al no despeinarse durante los partidos tiene m¨¢s de milagro arquitect¨®nico que de maniobra capilar.
Y luego est¨¢ su nariz, una que obviamente no es la misma que cuando lo conocimos. Ya sea por fracturas propias del campo (se la rompi¨® en 2007 y de nuevo en 2017) o por vanidad. Ambas son igual de l¨ªcitas. Y ambas son igual de inauditas en el f¨²tbol: si bien la depilaci¨®n, el grooming y el tatuaje se instalaron en los vestuarios hace a?os y es complicado que un d¨ªa la abandonen, la cirug¨ªa est¨¦tica no es todav¨ªa una marca de f¨¢brica del balompi¨¦. En ese sentido, probablemente un d¨ªa Ramos ser¨¢ considerado un precursor.
La boda de Sergio y Pilar remat¨® el cuento del chico poco agraciado de barrio humilde que se lleva a la mujer m¨¢s deseada de Espa?a. Con todo el pa¨ªs pendiente, demostr¨® que Ramos estaba riendo el ¨²ltimo
Finalmente, est¨¢ su estilo vistiendo, que el jugador ha conseguido domesticar, pero no dormir del todo. Hoy Ramos ya no causa hilaridad, pero s¨ª que sigue provocando cierta fascinaci¨®n nerviosa en el que mira. En ese sentido ha dado un tripe salto: ha dejado de ser el rey del hortera, pero con mucho cuidado de no volverse un tipo aburrido. Hay en ese matiz una voluntad estil¨ªstica de la que carecen muchos otros que se presumen influencers de algo. Y as¨ª, cuando no le vemos de perfecto traje chaqueta en la alfombra roja, nos lo podemos encontrar disfrazado de mikelete carlista, de sombrerete granate a juego con la americana, con un abrigo gigantesco azul Klein en pleno Bernab¨¦u a juego con las zapatillas, con boina en un aparcamiento a juego con el Mini... Ramos podr¨ªa haber escogido ser aburrido en el vestir y ahorrarse el ocasional pitorreo en las redes. No lo ha hecho y el mundo es m¨¢s divertido gracias a eso.
Sergio Ramos nunca ha sido un tipo pagado de s¨ª mismo, como Cristiano Ronaldo. Ni ha jugado con la carta de la socarroner¨ªa y la mala uva a modo de escudo contra las cr¨ªticas, como Gerard Piqu¨¦. No es, tampoco, ese amigo, yerno y marido perfecto que siempre ha parecido Iker Casillas. ?l est¨¢ en otro lugar: es el tipo que ha llegado a ser justo lo que quer¨ªa sin molestar demasiado. Eso ha dejado un camino hacia la gloria libre de villanos a quien culpar, padrinos a quien deber o ahijados de quien cobrarse. Pero se dir¨ªa que el espa?ol medio se siente mejor crey¨¦ndose m¨¢s listo que un jugador famoso y millonario que se cas¨® con Pilar Rubio, la mujer de la que se hab¨ªa enamorado vi¨¦ndola por televisi¨®n y con la que comenz¨® una relaci¨®n en 2012 de la que saldr¨ªan (por ahora) tres hijos.
Aquella boda que paraliz¨® los medios en junio de 2019 termin¨® de cimentar el viaje del h¨¦roe de Sergio Ramos. No por tener a Europe cantando The final countdown en directo (de nuevo tenemos que preguntarnos A o B: ?gran broma o es que en esa casa se adora verdaderamente a Europe en 2019?) ni por haber instalado una noria, tener un ej¨¦rcito de acr¨®batas o haber llenado el recinto de unicornios. La boda de Sergio y Pilar remat¨® el cuento del chico poco agraciado de barrio humilde que se lleva a la mujer m¨¢s deseada de Espa?a. La boda de Sergio y Pilar, con los Beckham de invitados y toda Espa?a pendiente, simplemente demostr¨® que Ramos, el hortera, el gafe, aquel al que acusaban de tener pocas luces, estaba riendo el ¨²ltimo.
Todo eso quedar¨¢ por encima de cuando se le cay¨® la copa del autob¨²s del Real Madrid en 2011, de cuando fall¨® el penalti ante el Bayern en 2012 o de cuando us¨® las botas para taparse sus partes ¨ªntimas en el famoso reportaje de Intervi¨² en 2004 junto a un titular que dec¨ªa: "Soy muy humilde para ser gal¨¢ctico". Solo una mitad de esa frase era cierta.
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