No me amenacen

El lema de la Diada, Objetivo: Independencia, fue m¨¢s de lo mismo, sin concretar ni comprometerse con la ciudadan¨ªa que les vota y quiere mucho m¨¢s, incluso volver a las andadas. Antes del ¨²ltimo Onze, los dos partidos del Govern discutieron hasta sobre si votar era bueno (Junqueras) o malo (Torra-Puigdemont). Y han sido sus subvencionadas organizaciones, ANC y Omnium, las que han llevado la batuta, animando a los fieles, demostrando, de nuevo, que la calle ¡ªtambi¨¦n la de Barcelona¡ª es suya. Mientras, Oriol Junqueras pide elecciones, para ganarlas, y Quim Torra sue?a con tsunamis, para no perderlas. De momento, el 11 de septiembre solo cayeron cuatro gotas y tuvo la menor participaci¨®n de los ¨²ltimos ocho a?os.

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Mi patria son dos lenguas

Una soluci¨®n ¡®a la portuguesa¡¯

La insoportable levedad de la octava Diada independentista enfad¨® a la CUP. Tambi¨¦n a los activistas ansiosos de alg¨²n ¨¦xito, a los que se ponen el lazo amarillo hasta en el ba?ador y a los que quieren tormentas y andan sembrando tempestades. En el encuentro de los cupaires, las consignas ped¨ªan m¨¢s poder popular y asaltar aeropuertos y estaciones. Su independencia no parec¨ªa un simple objetivo sin fecha, sino un grito airado a quienes mandan. Los constitucionalistas y los que est¨¢n hartos de que en Catalunya nadie gobierne se quedaron en casa esperando que cunda el des¨¢nimo, que vuelva el seny y, finalmente, sea el momento de la negociaci¨®n. Deber¨¢n cargarse de paciencia.

Tras ocho a?os en los que la Diada me ha pillado, por trabajo y por propia voluntad, fuera de Catalunya, el mi¨¦rcoles cog¨ª el metro y fui a la concentraci¨®n. En cuanto me apartaba de la ruta reivindicativa, la ciudad parec¨ªa ajena a la conmemoraci¨®n: llena de turistas, de gente que entraba y sal¨ªa de restaurantes, se asomaba a balcones de edificios recuperados y disfrutaba de agradables rincones. Barcelona se asemejaba, en su tranquilidad y sosiego, a cualquier gran urbe de la Europa del bienestar. Todo me llevaba a concluir que mi ciudad ha sido capaz de resistir la crisis, la inestabilidad pol¨ªtica, el desgobierno y hasta el sin Gobierno.

Asusta poco el tsunami que anuncia?Torra, que puede acabar en m¨¢s desilusi¨®n y menos crecimiento econ¨®mico

Entraba y sal¨ªa de la manifestaci¨®n. Y no pod¨ªa dejar de admirar a aquellas miles de familias en su paciente camino hacia la Rep¨²blica. Sentada en un caf¨¦ regentado por chinos, pens¨¦: estos hombres que echan barriga bajo las camisetas turquesas, esas mujeres de mi edad luciendo enormes pendientes-lazo y los cientos de ni?os con capas esteladas no merecen que su pa¨ªs sufra un tsunami pol¨ªtico o econ¨®mico como pide Torra. Admito que me impresion¨® esa fe nacionalista que no mueve monta?as, ni saca a los presos de la c¨¢rcel, pero que lleva a tantos ciudadanos a creer que sus gritos y su insistencia obligar¨¢n a los jueces a decidir contra la Constituci¨®n.

Entre la multitud me dediqu¨¦ a contar senyeras. Esa bandera ¡ª?la recuerdan?¡ª era la de Catalu?a. Apenas la vi en alg¨²n edificio oficial y en pocos balcones particulares. La bandera que se manifiesta es la estelada y, por eso, miles de personas formaron una estrella y gritaron "lo volveremos a hacer".

Los partidos constitucionalistas (incluido En Com¨² Podem) no participaron en la manifestaci¨®n ¡ªsalvo particulares excepciones¡ª ni en el acto oficial que se convoc¨® en torno a esa palabra clave de Volveremos. El lema sonaba ¡ªdiga lo que diga la poco sonriente portavoz del Govern¡ª a sutil amenaza y as¨ª lo entendieron todos, los suyos y los otros. En realidad, el Govern de Quim Torra ¡ªque en su empe?o por reconstruir la historia pas¨® la ma?ana enviando tuits sobre 1714¡ª le copi¨® el inicio de la frase a Llu¨ªs Companys, quien, en 1936 y tras la victoria del Frente Popular, sali¨® de la c¨¢rcel a la que hab¨ªa sido condenado por declarar la Rep¨²blica catalana y, asomado al balc¨®n de la Generalitat, asegur¨®: "Tornarem a sofrir, tornarem a lluitar i tornarem a guanyar".

?A qu¨¦ volveremos? No hay respuesta para esa pregunta. Tampoco planes. Por ahora, asusta poco lo del tsunami de Torra, que puede acabar en m¨¢s desilusi¨®n y menos crecimiento econ¨®mico. En cualquier caso, agota pensar que 2019 sea otro a?o de los muchos que pasaron y de los que est¨¢n por venir, sin acuerdos ni negociaciones, con pol¨ªticos presos, divisi¨®n social y Gobiernos incapaces de aprobar presupuestos. Habr¨¢ que aceptar que a los catalanes ya no nos unen ni la Diada ni la bandera ni el President de la Generalitat. Lo que tenemos que decidir es c¨®mo nos gobernamos en estas circunstancias, que llevan camino de convertirse en end¨¦micas. Unos y otros deberemos convivir. Por eso, las amenazas, vengan de donde vengan, sobran.

Rosa Cullell es periodista.