Tsunami
La educaci¨®n no sirve para identificarnos narcisistamente con nuestra casa, sino para volver a ella sanos y salvos
Llevo tanto tiempo escribiendo sobre y, en general, contra las mismas cosas (infructuosamente) que a veces me tienta acudir al archivo y reestrenar un art¨ªculo de hace meses o a?os que conviene impecablemente a la actualidad. Algo por ejemplo sobre la man¨ªa auton¨®mica de excluir del curr¨ªculo escolar cuanto no tiene label de autenticidad local. O sea, no ense?ar en Arag¨®n m¨¢s que los afluentes del Ebro que recorren tierra aragonesa y cosas parecidas. O el problema que tuvieron hace tiempo unos editores amigos con el manual de historia: ilustraron la lecci¨®n sobre el rom¨¢nico con una foto de San Mart¨ªn de Fr¨®mista, lo que suscit¨® una reconvenci¨®n de la consejer¨ªa andaluza porque esa bella iglesia no est¨¢ en Andaluc¨ªa. Ellos arguyeron que no hab¨ªa fotos equivalentes de rom¨¢nico andaluz (?) y no s¨¦ c¨®mo acab¨® la cosa. Yo les aconsej¨¦ que pusieran el patio de los Leones de la Alhambra con un pie explicando que precisamente eso no era rom¨¢nico pero ayudaba a hacerse una idea a sensu contrario.O algo as¨ª...
Mi hero¨ªna escolar predilecta, que quisiera ver convertida en santa patrona de la escuela moderna, es una chica de Liverpool de 12 o 13 a?os, que pasaba sus vacaciones en una playa de Indonesia con sus padres. Ley¨® en el mar burbujeos, en el aire r¨¢fagas inquietantes y les dijo: ¡°?Tsunami! Mejor nos vamos¡±. Los pap¨¢s la sab¨ªan aplicada e hicieron caso. Y el resto de los ba?istas de la playa tambi¨¦n. Fue de los pocos lugares donde no hubo v¨ªctimas durante la terrible cat¨¢strofe.
En Liverpool no hay tsunamis, claro, pero conviene saber reconocerlos por si uno viaja. Porque la educaci¨®n no sirve para identificarnos narcisistamente con nuestra casa, sino para volver a ella sanos y salvos.
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