Los deberes pendientes de la industria
La moda, el autom¨®vil, las multinacionales petroleras, los viajes, la comida, los desechos¡ Ning¨²n sector econ¨®mico se libra de contribuir al progresivo desastre medioambiental que amenaza el planeta. Aunque se ha avanzado mucho y se siguen dando pasos, queda un mundo por hacer
EN 1997, y en un discurso en la Universidad de Stanford, John Browne, el entonces consejero delegado de British Petroleum, asegur¨® que las petroleras no pod¨ªan seguir ignorando la relaci¨®n entre las emisiones de carbono hechas por el hombre y el calentamiento global: deb¨ªan hacer algo. Sus colegas se quedaron at¨®nitos. Lee Raymond, CEO de Exxon, mostr¨® su desacuerdo en p¨²blico. Era casi una traici¨®n. Para los dem¨¢s gigantes, BP hab¨ªa abandonado ¡°la catedral del petr¨®leo¡±, el lobby m¨¢s poderoso e influyente de la historia. Pero Browne mantiene lo que dijo en 1997. Cuando entr¨® a formar parte del mundo del petr¨®leo, tres cuartas partes de la humanidad viv¨ªan en la pobreza. La prosperidad tra¨ªda por los combustibles f¨®siles ha reducido ese porcentaje en un 10%, escribe en el Financial Times. Sin embargo, en lo relativo al medio ambiente, Browne admite que, durante la mayor parte de esta historia, las petroleras han estado en el lado equivocado. Y que tienen que hacer mucho m¨¢s.
El camino hacia la prosperidad se ha convertido en un callej¨®n sin salida, en una senda hacia un mundo donde, en los oc¨¦anos, los corales mueren masivamente dejando sus esqueletos blanquecinos; donde hay sequ¨ªas prolongadas, olas de calor, huracanes y tifones m¨¢s furiosos. Los Acuerdos de Par¨ªs firmados en 2016 claman por la urgente descarbonizaci¨®n de las sociedades para evitar que ese aumento de temperatura se quede en 1,5 grados cent¨ªgrados de media y que no supere los 2 grados.
?Lo lograremos? Si algo nos caracteriza, aparte del cerebro y la tecnolog¨ªa, es la adicci¨®n a los combustibles f¨®siles. Nos hemos especializado en liberar la energ¨ªa que otros seres vivos almacenaron a partir de la luz solar a lo largo de la historia. Primero, con la invenci¨®n del fuego, que permiti¨® a las primeras sociedades sobrevivir en ambientes inh¨®spitos. Y mucho despu¨¦s, en el pasado siglo, con una tendencia imparable para liberar el viejo carbono secuestrado desde hace millones de a?os y convertido en petr¨®leo. Somos incapaces de dar un solo paso sin dejar una huella de carbono porque, salvo el humo que sale de una fogata o de una chimenea, es invisible. Al encender el coche, los gases salen del tubo de escape; al enviar un mensaje por correo electr¨®nico, chatear o ver una pel¨ªcula en streaming, al vestirnos, visitar un lugar ex¨®tico en avi¨®n, dejamos una huella de carbono en la atm¨®sfera si la electricidad necesaria procede de una central que ha quemado petr¨®leo o carb¨®n. No existe industria ni actividad econ¨®mica totalmente limpia de esta m¨¢cula: alimentos, ropa, tecnolog¨ªa, turismo, telecomunicaciones, inform¨¢tica e inteligencia artificial. El a?o pasado, el Consorcio Global del Carbono (Global Carbon Project) estim¨® en unos incre¨ªbles 37.100 millones las toneladas m¨¦tricas que vertimos a la atm¨®sfera. El pasado verano alcanzamos el r¨¦cord de concentraci¨®n de di¨®xido de carbono ¡ª411 partes por mill¨®n¡ª, un 45% m¨¢s que en la ¨¦poca preindustrial. Y en Espa?a nadie parece querer quedarse atr¨¢s en el cambio de tendencia que se avecina. Compa?¨ªas como Repsol comienzan a diversificar su negocio mientras que Acciona asegura haberse convertido desde hace dos a?os en una empresa neutra en carbono gracias a su Plan Director de Sostenibilidad 2020. La rentabilidad tendr¨¢ que ser sostenible o no ser¨¢.
PETROLERAS: EN PRIMERA L?NEA DE FUEGO
?Qu¨¦ est¨¢n haciendo las petroleras al respecto? Los productos que venden a sus clientes (petr¨®leo, gasolina, gas¡) calientan el planeta. Y la exploraci¨®n, las perforaciones, la extracci¨®n y la refiner¨ªa de esos productos son una fuente constante de emisiones de CO2 y metano. David Livingston, subdirector de clima y energ¨ªas avanzadas del Centro para la Energ¨ªa Global del Consejo Atl¨¢ntico en Washington, es optimista. ¡°En todos los frentes, el sector energ¨¦tico est¨¢ respondiendo al desaf¨ªo¡±, nos dice en un correo electr¨®nico. Destaca el crecimiento de la energ¨ªa solar, de modelos de negocio de alquiler de placas solares a los ciudadanos sin que tengan que invertir grandes sumas. La petrolera italiana Eni invertir¨¢ 50 millones de d¨®lares [m¨¢s de 45 millones de euros] en el reactor experimental ITER, que persigue la fusi¨®n nuclear comercial. Y la compa?¨ªa de exploraci¨®n Occidental Petroleum (Oxy) en Estados Unidos inaugurar¨¢ este a?o una planta para extraer 500 millones de toneladas de carbono del aire y almacenarlas bajo tierra. Livingston admite que no todas las empresas est¨¢n en esta primera l¨ªnea y que no va a ser f¨¢cil. Pero asegura que hay iniciativas pioneras y gente brillante que est¨¢n trayendo un cambio de actitud: ¡°El mundo no puede reducir los riesgos del cambio clim¨¢tico si la industria no se involucra¡±.
La Uni¨®n of Concerned Scientists (UCS), que naci¨® en el Instituto Tecnol¨®gico de Massachusetts (MIT) en 1969 para que los pol¨ªticos usaran la ciencia en sus decisiones, es mucho m¨¢s esc¨¦ptica. ¡°Las grandes petroleras sab¨ªan desde hace 50 a?os que la quema de sus productos cambiar¨ªa el clima de la Tierra¡±, asegura Kathy Mulvey, directora del programa de Energ¨ªa y Clima de la UCS. Y a?ade: ¡°No solamente fracasaron a la hora de aplicar su experiencia, t¨¦cnica y recursos para adaptar sus negocios a un futuro bajo en carbono, sino que intervinieron de forma muy activa para confundir al p¨²blico, a los pol¨ªticos y a sus propios inversores para desacreditar la ciencia del clima¡±.
Las petroleras sab¨ªan ya hace 50 a?os que la quema de sus productos cambiar¨ªa el clima del planeta
Esta dur¨ªsima afirmaci¨®n se sustenta en informes elaborados por la propia UCS y otras organizaciones que acusan a ExxonMobil y Chevron de financiar campa?as para diseminar falsedades y retrasar cualquier acci¨®n que se contraponga a sus intereses. M¨¢s de la mitad de las emisiones globales vertidas desde 1988 se atribuyen a solo un centenar de compa?¨ªas. Mulvey admite que algunos de estos gigantes petroleros ya lo reconocen, pero sostiene que sus iniciativas son meros retoques. ¡°No hay una compa?¨ªa en esta industria que tenga un objetivo amplio para reducir las emisiones de sus operaciones y el uso de sus productos hasta lograr el cero neto para la mitad de este siglo¡±. Tan solo el gigante Shell ha mejorado ostensiblemente su transparencia de cara a sus socios comerciales y habla abiertamente del problema.
ARMARIO SOSTENIBLE: ?REALIDAD O MITO?
La influencia de una persona en el clima parece muy peque?a en comparaci¨®n. Sin embargo, el mercado de cientos de millones de clientes s¨ª marca una diferencia. Cuando elegimos un vestido o un traje, por ejemplo. ¡°M¨¢s del 8% de las emisiones de gases de efecto invernadero est¨¢n producidas por la industria de la ropa y el calzado¡±, nos dice Maxine B¨¦dat, fundadora y directora de New Standard Institute, una organizaci¨®n que persigue lograr un cambio de tendencia para conseguir una moda sostenible.
La moda es un negocio multimillonario. La mayor¨ªa de los miles de millones de personas que habitan en este planeta llevan alg¨²n tipo de ropa. Si se sigue fabricando como hasta ahora, de acuerdo con esta experta, en 2050 el carbono emitido a la atm¨®sfera supondr¨¢ un 26% del total de las emisiones. Si el mundo por entonces est¨¢ dos grados m¨¢s caliente de media, ese ser¨¢ el porcentaje de culpa de la elecci¨®n que hagamos cuando renovemos nuestro vestuario.
La industria de la ropa y del calzado provocan
un 8% de la emisi¨®n de gases de efecto invernadero
?C¨®mo est¨¢ reaccionando la industria? ¡°Cada vez se hacen m¨¢s prendas de materiales sint¨¦ticos¡±, asegura B¨¦dat. ¡°Los compromisos se resumen en una promesa de que alg¨²n d¨ªa se afrontar¨¢ el problema, pero hay muy pocas evidencias de que se est¨¦n realizando cambios reales en la actualidad¡±. Muchas firmas de ropa colocan el apelativo de ¡°sostenible¡± en los tejidos de sus creaciones. Hay materiales cl¨¢sicos como la lana o el lino que llevan us¨¢ndose desde hace miles de a?os, por lo que su impacto ambiental es m¨ªnimo. El instituto fundado por esta pionera analiza y pone nota a firmas de moda bas¨¢ndose en su credibilidad medioambiental.
?C¨®mo reacciona el cliente? Los que compran coches se lo piensan mejor a la hora de adquirir un veh¨ªculo di¨¦sel por culpa del di¨®xido de nitr¨®geno que liberan esos motores. Sus niveles determinan las restricciones para acceder al centro de ciudades como Madrid, ya que son m¨¢s da?inos para el entorno urbano que los veh¨ªcu?los de gasolina, aunque estos emitan m¨¢s CO2. ?Haremos lo mismo cuando compremos un vestido? ¡°Creo que los consumidores se est¨¢n interesando y que esto va a ser cr¨ªtico para la industria¡±, responde B¨¦dat. ¡°Pero estamos viendo que, al igual que el estampado animal o el feminismo, la sostenibilidad se percibe por las firmas como otra tendencia de moda, una oportunidad para vender m¨¢s prendas¡±. Los consumidores pueden tomar las mejores decisiones comprando lo que m¨¢s les gusta y ¡°que su voz se oiga por encima de sus gustos¡±. Y ocurrir¨¢, asegura, cuando exijan a las firmas lo que est¨¢n haciendo en t¨¦rminos de huella de carbono. ¡°Es el tema de nuestra campa?a, nada de un lavado verde, sino transparencia sobre la huella de carbono de la compa?¨ªa¡±.
EL DILEMA DEL TURISTA GLOBAL
Otro negocio billonario: el turismo global. Un estudio reciente publicado en la revista Nature Climate Change ha revelado que contamina mucho m¨¢s ¡ªen concreto, cuatro veces m¨¢s¡ª de lo que se pensaba. ¡°El turismo es el responsable del 8% de las emisiones¡±, nos escribe Arunima Malik, su autora principal, desde la Universidad de S¨ªdney. Malik y su equipo decidieron estudiar los flujos de carbono ocurridos en 160 pa¨ªses entre 2009 y 2013. Encontr¨® que las emisiones hab¨ªan aumentado un 15% en ese periodo.
Estados Unidos es el mayor productor de turistas sucios ¡ªen t¨¦rminos de emisiones¡ª, seguido de China, Alemania y la India. Los lugares de destino suelen ser islas peque?as y paradisiacas que se llevan la peor parte, como Maldivas. Cuando llegan los turistas, suman las emisiones que arrastran consigo a las de las peque?as econom¨ªas locales de estas islas. ¡°El turismo desempe?a un papel esencial en las econom¨ªas isle?as, pero se deber¨ªan tener en cuenta los impactos ambientales para implementar pr¨¢cticas sostenibles y reducir los impactos negativos¡±, nos explica Malik.
Las emisiones de efecto invernadero de la aviaci¨®n comercial suponen ahora el 2% del total. Parece poco, pero los c¨¢lculos sugieren que en 2050 el n¨²mero de vuelos se habr¨¢ incrementado entre un 300% y un 700%, seg¨²n la International Civil Aviation Organization (ICAO). Es un rango enorme, lo que a?ade incertidumbre. Sobre todo si los turistas taca?os evitan los vuelos directos porque inexplicablemente les sale m¨¢s barato. Hay quien toma rutas con escalas para abaratar costes, sin importarle quemar una absurda cantidad de combustible, en vez de pagar m¨¢s por un vuelo directo.
Frente a ese panorama surgen aviones m¨¢s ligeros con motores m¨¢s modernos y eficientes, que gastan mucho menos fuel que los antiguos. El gasto por cada viajero en un moderno Airbus podr¨ªa equivaler al de un coche h¨ªbrido compacto, entre tres y cuatro litros cada 100 kil¨®metros. Y tambi¨¦n surge un nuevo turista, m¨¢s ecosensible. No cedamos a la tentaci¨®n de los vuelos baratos con escalas, mejor los directos. En vuelos cortos, mejor el tren.
Si queremos ir desde Madrid hasta Washington, los aproximadamente 6.142 kil¨®metros suponen una emisi¨®n por asiento de m¨¢s de media tonelada de CO2, suficiente para calentar un hogar durante un a?o, nos dice la calculadora que ofrece United. Este recorrido se compensar¨ªa con una donaci¨®n de unos 5,7 euros, que ir¨ªan a parar a proyectos en la Amazonia para preservar los bosques o la vida salvaje. Hay que rascarse solo un poco m¨¢s el bolsillo. Pero vale la pena.
?LTIMAS NOTICIAS DEL SUPERMERCADO
A la hora de sentarse a la mesa, el ciudadano corriente y educado puede marcar la diferencia. El cultivo de los alimentos supone un gasto que se traduce en m¨¢s carbono en la atm¨®sfera. ¡°La agricultura y el uso de la tierra asociada suponen el 24% de todas las emisiones¡±, nos dice la doctora Ana Mar¨ªa Loboguerrero, investigadora del Centro Internacional de Agricultura Tropical en Cali, Colombia (CIAT, asociado al consorcio internacional CGIAR, fundado, entre otros, por el Banco Mundial, la FAO y la Fundaci¨®n Rockefeller). ¡°Pero el sistema global de alimentos es responsable del 35% de las emisiones globales¡±. Si no hay reducci¨®n de las emisiones cuando producimos comida, peligra la estabilidad del sistema que la produce. ¡°Es tan simple como esto¡±, asegura Loboguerrero.
La comida basura o las dietas ricas en carnes no solo da?an nuestra salud. Tambi¨¦n amenazan la propia producci¨®n de alimentos. Los que tienen m¨¢s huella de carbono son la carne, en primer lugar, seguida de los huevos y la leche. Los productos menos contaminantes son las frutas y las verduras, las jud¨ªas y las nueces.
La comida basura y las dietas ricas en carne da?an la salud y amenazan la producci¨®n de alimentos
La producci¨®n de carne en el mundo libera unas asombrosas 7.000 millones de toneladas de CO2, lo que supone el 14,5% de las emisiones globales, afirma esta investigadora. El problema es que el mundo quiere m¨¢s. Para 2050, la demanda se doblar¨¢, lo que significar¨¢ una escalada hacia un cuarto de las emisiones mundiales. ¡°Si cambiamos globalmente a una dieta con menos carne roja en el plato, las emisiones podr¨ªan reducirse en dos terceras partes¡±. Menos carne, m¨¢s salud. ¡°Se salvar¨ªan ocho millones de vidas¡±, pronostica la investigadora. No se trata de demonizar la carne. Distribuyamos mejor los recursos. Los productos animales, que escasean para la gente m¨¢s pobre, beneficiar¨ªan a las clases m¨¢s bajas, a muchas mujeres y ni?os que no tienen acceso a ella. En los pa¨ªses pudientes, las dietas moderadas en carne y l¨¢cteos, junto con un consumo mayor de cereales de grano entero, frutas y nueces, significan m¨¢s salud por persona y menos impacto clim¨¢tico. Y bienvenidos sean los vegetarianos. Cuantos m¨¢s, mejor para el resto. Una dieta vegetariana te permite ejercer un mayor impacto en tu huella personal de carbono¡±, asegura Ana Mar¨ªa Loboguerrero.
Las vacas emiten flatulencias de metano ¡ª?un gas de efecto invernadero mucho m¨¢s potente que el CO2¡ª desde sus est¨®magos. Una humanidad hambrienta mantiene inmensas praderas y establos con cerca de 1.400 millones de cabezas de ganado en todo el planeta, de acuerdo con la FAO. No hay que tomarse a broma estas emisiones, dado esta cifra astron¨®mica.
El cultivo, la refrigeraci¨®n, el almacenamiento y el transporte se llevan la mayor tarta de carbono liberado. Pero un capitalismo inteligente puede estimular a los productores m¨¢s respetuosos. El CIAT introdujo en 2017 un indicador que garantiza una reducci¨®n de emisiones en la cadena de producci¨®n de caf¨¦ y cacao. En colaboraci¨®n con Root Capital, los pr¨¦stamos ¡ªpor un total de 132 millones de euros¡ª se concedieron a productores locales de caf¨¦ y cacao de m¨¢s de 20 pa¨ªses. Chilealimentos, un gremio que exporta frutas y hortalizas procesadas desde Chile al resto de Sudam¨¦rica, lo hace con unos indicadores excelentes en t¨¦rminos del uso de la energ¨ªa, el agua y la gesti¨®n de residuos, dice Loboguerrero.
LA NUEVA ERA DEL COCHE
La oferta creciente de veh¨ªculos h¨ªbridos y el¨¦ctricos que emiten mucho menos es la prueba de que algo se mueve en el sector automovil¨ªstico. Los fabricantes son conscientes de que la gente sospecha que los coches tienen mucha culpa en el cambio clim¨¢tico. De sus tubos de escape, incluyendo camiones y autobuses, barcos y aviones, sale el 24% de las emisiones globales de CO2. La soluci¨®n a medio plazo nos la ofrece el elemento m¨¢s simple y abundante del universo: el hidr¨®geno y las c¨¦lulas de combustible, que lo utilizan para robarle los electrones y crear con ellos una corriente el¨¦ctrica. El hidr¨®geno puede obtenerse del gas natural ¡ªahora es m¨¢s econ¨®mico¡ª, aunque deja una huella de carbono. Es mucho m¨¢s inteligente romper el agua con una chispa el¨¦ctrica (electr¨®lisis). Si la electricidad procede de una fuente renovable, como un molino de viento o una placa solar, se cierra el ciclo perfecto. Los coches de hidr¨®geno tienen una autonom¨ªa parecida a los de gasolina. Pero la log¨ªstica alcanza ya a grandes camiones y trenes y al tr¨¢fico mar¨ªtimo. ¡°Toda esta log¨ªstica puede apoyarse en el hidr¨®geno como una opci¨®n no contaminante¡±, asegura Javier Brey, presidente y fundador de la Asociaci¨®n Espa?ola del Hidr¨®geno. Fabricantes como Nikola, Toyota, Kenworth, Esoro, Navistar, Hyundai o Scania est¨¢n ensayando y probando sus primeros camiones de hidr¨®geno con una autonom¨ªa superior a 800 kil¨®metros.
?PUEDE VOLAR UN AVI?N EL?CTRICO?
?Podemos tambi¨¦n so?ar con aviones el¨¦ctricos impulsados por este gas primordial? ?Y cruceros? El pasado agosto, la compa?¨ªa californiana ZroAvia present¨® una avioneta con capacidad para 20 pasajeros impulsada por hidr¨®geno, que ya ha realizado los primeros vuelos de ensayos.
Los cruceros empiezan a tener una mala publicidad. En estas ciudades flotantes se respira, efectivamente, como si uno estuviera en una ciudad muy contaminada. Sus chimeneas arrojan monta?as de azufre y di¨®xido de nitr¨®geno ¡ªproducto en muchas ocasiones del fuel m¨¢s t¨®xico y sucio¡ª, pero tambi¨¦n part¨ªculas en suspensi¨®n. David Kennedy, del departamento de salud, comportamiento y sociedad de la Escuela Bloomberg de Salud P¨²blica de la Universidad Johns Hopkins (Baltimore, EE UU), public¨® un estudio que mostraba que los pasajeros y tripulaci¨®n respiraban en algunas zonas de cubierta un aire tan viciado como el de puntos calientes urbanos en ciudades como Pek¨ªn o Taip¨¦i con elevadas concentraciones de part¨ªculas en suspensi¨®n.
Pero suenan vientos de cambio en el mundo mar¨ªtimo: cruceros el¨¦ctricos y limpios. La naviera noruega Viking anunci¨® hace un par de a?os los planes para construir un gigante de 230 metros para albergar 900 pasajeros impulsado por c¨¦lulas de combustible de hidr¨®geno (que proveen de electricidad al barco). Y el puerto de ?msterdam tiene planes para implementar las infraestructuras necesarias para acoger a estos buques, con sistemas de avituallamiento, como parte del proyecto europeo H2Ships, que pretende construir 32 buques de hidr¨®geno para 2032.
DESECHOS SIN FRONTERAS
Pero queda un ¨²ltimo cap¨ªtulo: el de los residuos. La sociedad del siglo XXI se caracteriza por producir ingentes toneladas de todo tipo de desechos. Es la sociedad del despilfarro absurdo. Hay monta?as de basura electr¨®nica que viajan a bordo de barcos en busca de vertederos, que circulan de un pa¨ªs a otro. Impulsados por las campa?as de marketing de los gigantes tecnol¨®gicos, millones de personas cambian su smartphone por otro solo un poco m¨¢s avanzado. No resulta muy inteligente arrojar tu viejo iPhone a la basura. Cada uno es una peque?a mina de oro, paladio, cobre, oro y sobre todo tierras raras, de acuerdo con la escritora Ainissa G. Ram¨ªrez, experta en materiales de la Universidad de Yale. De los 500 millones que se retiran cada a?o, solo se recicla un asombroso y min¨²sculo 1%.
Los alimentos son un cap¨ªtulo especialmente doloroso en este ¨¢mbito. ¡°Un tercio de los que se producen anualmente en el mundo se tiran o se pierden¡±, asegura Ana Mar¨ªa Loboguerrero. ¡°Es una fuente muy grande e innecesaria de emisiones. En un solo a?o, los alimentos desperdiciados suponen 4,4 gigatoneladas de CO2, aproximadamente un 8% de las emisiones globales. Si se tratara de un pa¨ªs, se convertir¨ªa en el tercer mayor emisor del mundo, solo por detr¨¢s de Estados Unidos y China¡±.
Y la ropa suele terminar en los vertederos despu¨¦s de pocos usos, asegura B¨¦dat. Cada estadounidense tira a la basura m¨¢s de 22 kilos de prendas de vestir. ¡°Nadie reconoce que la mayor¨ªa de esta ropa usada acaba en un vertedero o, lo que es peor, se quema finalmente en el mundo desarrollado, adonde va a parar una gran parte¡±, concluye B¨¦dat.?
EL PA?S forma parte de Covering Climate Now, una iniciativa global de m¨¢s de 220 medios de comunicaci¨®n enfocada a poner atenci¨®n en la crisis clim¨¢tica.