"Abra la caja antes de comer la pizza" y otros disparates encontrados en los libros de instrucciones fallidos
Pero, ?qui¨¦n dise?a esto? Hablamos con expertos en manuales de uso que nos cuentan c¨®mo se hacen y en qu¨¦ partes del proceso se tuerce todo
Nos encontramos con ellos casi cada vez que adquirimos un aparato nuevo. Los libros de instrucciones son capaces de hacer magia: con unos pocos trazos y a¨²n menos palabras, logran hacer inteligibles cosas muy complicadas. Esa aparente sencillez es lo que los hace buenos. En cambio, si nos dan las indicaciones err¨®neas, pueden ser igual de eficaces en guiarnos al fracaso e incluso a estropear el art¨ªculo. Hace un a?o un usuario de Reddit se encontr¨® con la siguiente recomendaci¨®n: "Abra la caja antes de comer la pizza". Podr¨ªa decirse que el mensaje es claro, conciso y correcto, aunque innecesario (esperamos). Pero cuando en el envoltorio de un antifaz hidratante se se?ala que es necesario secarse la cara y luego aplicar el producto con la piel h¨²meda, o cuando las im¨¢genes que explican c¨®mo montar un mueble pertenecen a otro modelo con 30 tornillos menos, ?qu¨¦ haces?
Nunca valoramos lo suficiente un buen manual de instrucciones. Es la pieza del producto que menos luce, y en cuyo dise?o sin embargo trabajan decenas de personas de distintas disciplinas. Gracias a ellas, la mayor¨ªa de los fallos de estas gu¨ªas se quedan en una anecd¨®tica carcajada. Hablamos con las mayores expertas en la materia, que nos explican c¨®mo hacen para que todo parezca tan f¨¢cil.
Su primera respuesta es la de alguien muy sorprendido de que una periodista haya reparado en su existencia. Recuperada del deslumbramiento inicial que produce salir de las sombras, Rosa Villarroya Gasc¨®n, responsable de la documentaci¨®n de hornos y las placas de inducci¨®n de BSH Electrodom¨¦sticos Espa?a (grupo que comprende marcas como Bosch, Siemens, Balay, Gaggenau, Neff¡), relativiza el ¨¦xito: "Nos queda pensar que si no recibes quejas, es que todo va bien".
"Tender en un lugar chulo y seco"
En su departamento realizan todo tipo de documentos, desde manuales de uso a garant¨ªas, tarjetas de recetarios, licencias o flyers. Puede que pocos se lo planteen, pero incluso en un campo tan concreto como el suyo, el volumen de trabajo relacionado con los libros de instrucciones resulta abrumador. "Ahora mismo estamos editando 400 tipos de manuales de uso distintos", explica Rosa. "Solo en hornos de inducci¨®n tenemos 4.800 PDF en activo en distintos idiomas".
La traducci¨®n es clave para que el manual se haga comprensible o sea un aut¨¦ntico galimat¨ªas. Por ejemplo, no conviene seguir de forma literal la recomendaci¨®n que se puede encontrar en algunos envases de alimentos traducidos del ingl¨¦s: "Tienda en un lugar chulo [en ingl¨¦s cool, que tambi¨¦n significa fresco] y seco". Algunas interpretaciones denotan directamente que nadie ley¨® el texto despu¨¦s de pasarlo por el traductor autom¨¢tico, como los ejemplos habituales de Luis Piedrahita en su secci¨®n Letra peque?a en El Hormiguero, que luego recopil¨® en su libro El castellano es un idioma loable, lo hable quien lo hable: un libro sobre la letra peque?a (Planeta, 2013).
La colecci¨®n es desternillante. Como muestra, la lista de precauciones de una trituradora de documentos que advierte directamente "atenci¨®n a gilipollas", entendemos que fruto de la traducci¨®n conjunta de "ranura trasera" (back hole que, despu¨¦s de alguna asociaci¨®n de ideas, puede traducirse como "gilipollas").
En efecto, los principales errores detectados en libros de instrucciones proceden de traducciones mal hechas, de ah¨ª que empresas como Ikea decidieran eliminar cualquier texto de sus manuales y reducirlos a im¨¢genes. "Recuerdo el manual de una placa base en el que el sistema de archivos era grasa 32, en lugar de FAT32", nos cuenta Carlos, inform¨¢tico de 41 a?os. "Los ventiladores (fan) los traduc¨ªa por abanicos. Y la fuente de alimentaci¨®n (power supply) era el "poder supl¨ª".
A veces resulta imposible rastrear el origen del disparate. "Me he encontrado con libros de instrucciones que est¨¢n en ingl¨¦s ¡ªpara traducir al espa?ol, franc¨¦s, alem¨¢n y otras lenguas europeas¡ª, en los que no sabes ni por d¨®nde empezar, porque resulta que es una traducci¨®n mal hecha del chino", explica Laura Vargas, especializada en traducci¨®n t¨¦cnica desde hace 14 a?os. "Aqu¨ª la recomendaci¨®n es: lo m¨¢s neutro y ambiguo posible".
No es momento para ambig¨¹edades
Adem¨¢s de que lo ideal es que lo traduzca una persona nativa del idioma al cual se traslada y con conocimientos t¨¦cnicos del aparato, explica Rosa Villarroya, un manual de instrucciones "tiene que ser muy f¨¢cil de entender, porque a la gente no le gusta leer manuales de uso". Para la redacci¨®n, en BSH utilizan "frases cortas, por ejemplo: 'Pulse este s¨ªmbolo. Se ilumina esto'. Y en un orden determinado: en primer lugar y, a ser posible, la frase principal, y seguidamente la secundaria. Siempre en infinitivo o utilizando una f¨®rmula de cortes¨ªa, y evitando la pasiva". La simplicidad, la claridad y la especificidad son imprescindibles. No es lugar para ret¨®ricas ni para ambig¨¹edades.
Para estructurar el manual utilizan procesos, consejos, listados, tablas e im¨¢genes. Los procesos son muy simples y explican en pasos qu¨¦ se debe hacer. Los consejos que se incluyen son del tipo "limpiar el interior del aparato despu¨¦s de cada uso".
Tambi¨¦n es importante que haya una unidad de estilo. Por ejemplo, indica Villarroya, "nosotros empleamos la palabra 'pulsar', siempre esa. Todo esto est¨¢ especificado en la Gu¨ªa del usuario para technical writer, creada por Documentaci¨®n en Alemania". De hecho, igual que muchos peri¨®dicos y editoriales, las empresas tecnol¨®gicas tienen sus libros de estilo ¡ªmanuales de instrucciones para redactar manuales de instrucciones, podr¨ªan considerarse¡ª donde figuran todas las directrices a seguir para explicar c¨®mo funciona un aparato. "Por ejemplo, en BSH, [lo que del alem¨¢n se traducir¨ªa como] 'compartimento de cocci¨®n' pasa a ser 'interior del horno', y 'reloj temporizador' pasa a ser 'reloj avisador".
Este trabajo de normalizaci¨®n del lenguaje, que ayuda a comprender a¨²n mejor el funcionamiento de un aparato, forma parte de un control de calidad al que no aspiran algunas traducciones que no se consiguen ni con un programa de aprendizaje de mandar¨ªn-ruso por fasc¨ªculos. Como la de la garant¨ªa de una almohada de masaje que advierte de una cosa y la contraria: "After el periodo de garant¨ªa, repare gratis, pero usted tiene que pagar el coste". O la explicaci¨®n para ajustar el brillo de la pantalla para una videoconsola: "Las caracter¨ªsticas deben ser lo m¨¢s brillante cuando los m¨¢s brillante cuando los ¨¢reas fondo deben ser lo m¨¢s obscuros" (sic).
Algunos manuales sin estos controles de calidad permiten imaginar historias completas, como este de una sandwichera, le¨ªdo por Berto Romero:
Im¨¢genes que anulan cualquier palabra
Pero los errores pueden estar en las propias im¨¢genes que acompa?an las instrucciones. Y a veces ni siquiera es necesario que contengan fallos, basta con que no sean lo suficientemente claras. Un ejemplo por todo conocido es el de las gu¨ªas de montaje de Ikea, que comparten un concepto fallido con otras firmas de mobiliario para armar en casa. Si fueran un modelo de precisi¨®n sin ambig¨¹edades, no habr¨ªa decenas de empresas ofreci¨¦ndose para ayudar con esta tarea y prueba de ello con los centenares de fails hilarantes que circulan por Internet. En las ilustraciones tienen que identificarse con claridad cada uno de los componentes de un aparato, su posici¨®n y a veces, su funci¨®n.
Si esto puede ser complicado en el caso de un horno o un electrodom¨¦stico cotidiano, el grado de precisi¨®n y dificultad se multiplican por infinito cuando hablamos de, por ejemplo, el panel de mandos de un avi¨®n. Ese es el trabajo de ?ngeles S¨¢nchez Venegas, que?trabaja en Atexis elaborando manuales de mantenimiento para aviones de Airbus.
Si las instrucciones simples y est¨¢ndares son dos cuestiones b¨¢sicas cuando se habla de cualquier manual, aqu¨ª el tema, por motivos de eficiencia y seguridad, est¨¢ regulado legalmente (mediante las especificaciones internacionales, S1000D). Es decir, para ponerse creativos, la clase de pintura. "A estas se a?aden las TDS (Technical Data Specifications) que nos proporciona Airbus", explica S¨¢nchez. "En ellas se recoge c¨®mo debemos representar las ilustraciones atendiendo al uso del color, grosores de l¨ªneas, navegaci¨®n de la ilustraci¨®n, representaci¨®n de los elementos en isom¨¦trico, simbolog¨ªa¡".
Un cambio de color o de grosor de l¨ªnea tiene un significado concreto, y el objetivo es que pueda ser comprensible por todos los que tengan que trabajar con esa tecnolog¨ªa. Adem¨¢s, el lenguaje tambi¨¦n est¨¢ regulado: "Los autores deben redactar el texto atendiendo al STE (Simplified Technical English) para elaborar un texto en el ingl¨¦s estandarizado para el sector de las publicaciones".
El procedimiento es que el autor del manual analiza la documentaci¨®n, esboza un borrador del dibujo o dise?o que necesita y se lo pasa a los ilustradores. Ellos, trabajando con programas como Tech Illustrator y Product View, elaboran ¡ªen unas cuatro o cinco horas¡ª un dibujo, que se somete a los exahustivos controles de calidad de cualquier otro componente de un avi¨®n. En Atexis trabajan en este momento 200 personas en el departamento de publicaciones t¨¦cnicas, 33 de las cuales son ilustradores y algunos, como es el caso de ?ngeles S¨¢nchez, validadores de tarea (o proofreader).
No existe formaci¨®n espec¨ªfica para los ilustradores t¨¦cnicos, se aprende dentro de las empresas. "Debe tener conocimientos en programas de dise?o, delineaci¨®n y edici¨®n de im¨¢genes, pues nos encontramos adem¨¢s en un continuo proceso de evoluci¨®n. Ahora, por ejemplo, tendemos a la incorporaci¨®n del 3D y la realidad aumentada", desarrolla S¨¢nchez. "Animo a ilustradores, grafistas, dise?adores, decoradores (como es mi caso), delineantes, arquitectos o toda persona con capacidad de dibujo o edici¨®n de imagen a que entre en este sector, porque est¨¢ en auge. La formaci¨®n espec¨ªfica ya la encontrar¨¢n aqu¨ª".
?Y si lo hacen mal? "En Alemania son comunes las revistas de comparativas para el consumidor (como Compra Maestra en Espa?a, que pertenece a la Organizaci¨®n de Consumidores y Usuarios, OCU). Valoran la usabilidad del aparato, las partes t¨¦cnicas y tambi¨¦n los manuales de uso. Tienen en cuenta la cantidad de idiomas en los que est¨¢n disponibles, si son comprensibles, c¨®mo est¨¢n editados¡ Ah¨ª recibimos muchos comentarios positivos", responde Rosa Villarroya. ?Si no llegan quejas es que todo va bien? "La verdad es que recibimos muy pocos errores o quejas, bien porque no nos llegan o bien ?porque no cometemos fallos!".
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