Estas patentes antiguas revelan el uso correcto de ocho objetos cotidianos (que todos utilizamos mal)
Cu¨¢l es la posici¨®n correcta del papel higi¨¦nico o para qu¨¦ sirve el agujero del mango de la sart¨¦n. Todo estaba previsto por sus inventores
Si no lo hubi¨¦ramos visto hacer nunca, no sabr¨ªamos que el pico de pl¨¢stico que remata la tapa de muchas cremas de tubo sirve para romper la l¨¢mina met¨¢lica que a¨ªsla el producto de una posible contaminaci¨®n exterior. Se trata de un uso intuitivo o aprendido, pero que no viene en ning¨²n libro de instrucciones. Sin embargo, hicieron falta decenas de versiones y patentes, empezando por una peque?a c¨¢nula en la parte interior de la tapa (1962), hasta que tres inventores ¡ªJohn P. Eckstein, William S. Gillespiey Suzanne E. Schaefer¡ª dieran en 1985, por encargo de Rexam Beverage Can Co., con el tap¨®n que hoy conocemos.
Si estos tres inventores nos vieran hoy acudir a una tijera de u?as para romper el precinto del producto, quiz¨¢ no importar¨ªan los miles de d¨®lares que el extendid¨ªsimo uso de su tap¨®n les haya reportado: sentir¨ªan que su dise?o habr¨ªa sido un fracaso. Como en este caso, decenas de objetos cotidianos tienen funcionalidades que no siempre son transmitidas en su embalaje de compra y que est¨¢n destinadas a hacernos la vida m¨¢s sencilla. La mejor manera de honrar el buen dise?o es utiliz¨¢ndolo bien. Quiz¨¢ no sab¨ªas que el agujero del mango de la sart¨¦n est¨¢ pensado, entre otras cosas, para colocar los utensilios de cocina como la cuchara de palo...
El agujero del mango de la sart¨¦n
Desde los primeros dise?os de mangos para ollas y sartenes, la principal preocupaci¨®n era crear un modelo que evitara quemaduras. Los idearon extra¨ªbles, con una pinza que sobresal¨ªa por debajo y facilitaba el agarre, y pr¨¢cticamente todos llevaban incorporado un agujero en el extremo exterior. Esta perforaci¨®n ten¨ªa como objetivo inicial liberar el calor que se acumulaba en el agarre, aunque con ¨¦xito escaso hasta que se incorporaron piezas de silicona.
De forma paralela, los ingenios m¨¢s originales trataban de incorporar accesorios para sostener la cuchara o el tenedor con el que se cocinaba, de manera que no se ensuciase la encimera con la salsa cada vez que se remov¨ªa y se sacaba el utensilio de la olla (dejarlo dentro implica otra serie de complicaciones que, si cocinas, ya conoces).
Pero el agujero segu¨ªa ah¨ª, y al margen de algunas patentes que le han dado una forma algo m¨¢s ergon¨®mica para que sirva de sujeci¨®n para la cuchara de palo, hay quien ha optado por buscar directamente el utensilio que tenga el grosor adecuado para encajar en el famoso orificio. A veces, la soluci¨®n ya estaba ah¨ª.
El extremo dentado y con agujero de la cinta m¨¦trica
Las primeras cintas de medir para carpinteros, incorporaban un clavo para fijar un extremo y poder as¨ª medir superficies largas sin necesidad de una segunda persona. Estos remates han ido cambiando a lo largo del tiempo: en las im¨¢genes vemos el primer gancho con forma de L que facilitaba la sujeci¨®n en una esquina. Pero las cintas m¨¦tricas se han complicado a lo largo del tiempo todo lo imaginable, incorporando accesorios imposibles: comp¨¢s, burbuja niveladora, contador digital, grabador de medidas, aretes y tornillos para sujetar extremos...
A menos que te dediques a medir cosas por profesi¨®n ¡ªy a¨²n por esas¡ª, lo m¨¢s probable es que tengas una cinta m¨¦trica como la de la imagen superior, con un acabado en forma de L, dentado y un peque?o orificio. Conviene saber adem¨¢s, que esta pieza met¨¢lica es en muchas ocasiones tambi¨¦n imantable, para facilitar la sujeci¨®n sobre superficies met¨¢licas. El orificio sirve para enganchar la cinta a un clavo o tornillo que haya en la pared y la parte dentada, como explica la patente, para hacer una marca sobre la superficie que se est¨¢ midiendo.
El agujero del tap¨®n del bol¨ªgrafo
No es que los de BIC optaran ¨²nicamente por dejar respirar la punta de sus bol¨ªgrafos para que la tinta restante en la superficie se secara, algo que la compa?¨ªa considera una ventaja frente a otros modelos en los que la tinta contin¨²a saliendo, gast¨¢ndose y desparram¨¢ndose al abrirse de nuevo el bol¨ªgrafo. La patente de este tap¨®n (al igual que la de aquel con forma de cohete que todos conocemos) explica que el agujero, adem¨¢s, tiene la funci¨®n de dejar pasar el aire y evitar que se genere vac¨ªo en las v¨ªas respiratorias (y ahogamiento) en caso de que la tapa sea tragada. Una medida de seguridad necesaria si se tiene en cuenta el uso tan extendido de estos bol¨ªgrafos en los colegios.
La posici¨®n correcta del papel higi¨¦nico
Cuando en 1891, Seth Wheeler, inventor tambi¨¦n de una especie de cinta adhesiva y de un aparato para doblar s¨¢banas, patent¨® el rollo de papel higi¨¦nico, ten¨ªa muy claro cu¨¢l deb¨ªa ser su posici¨®n para facilitar el corte, la dosificaci¨®n y que el usuario tuviera una vista despejada de los extremos del material de higiene ¨ªntima y su estado. Casi 130 a?os m¨¢s tarde, el primer mundo se halla en un debate de primer mundo sobre cu¨¢l es el modo correcto de colocar el papel en el ba?o. Pues bien, quiz¨¢ es hora de aceptar que hay cosas que se resolvieron hace m¨¢s de un siglo y emprender nuevos debates que nos ayuden a avanzar como sociedad.
La anilla de las latas de bebida
Un ejemplo de este tipo de debates ser¨ªa el de si realmente hace falta una anilla de apertura para las latas de bebida dise?ada para sostener una pajita, cuando lo que deber¨ªamos estar haciendo es no usar pajitas de pl¨¢stico nunca m¨¢s. Pero si nos limitamos al uso de esta pieza, podemos decir que efectivamente las pajitas de pl¨¢stico forman parte de su historia. Los distintos dise?os para abrir latas de bebida que llevan en su parte superior una solapa troquelada, y f¨¢cilmente separable, han ido desde pesta?as, hasta anillas, pasando por peque?as cuchillas internas.
En 1964, el inventor William A. Pugh, dise?ador de varios sistemas de apertura para brics, pero sobre todo de varios modelos de envases con pajita incorporada, ide¨® una lata de bebida para fiestas en el exterior, viajes o picnics. En aquel momento, los tubitos de pl¨¢stico eran lo ¨²ltimo en avances de seguridad alimentaria, un ingenio que permit¨ªa beber de un vaso sin rozarlo.
De ah¨ª que cuando se plantease crear un envase para llevar, su principal preocupaci¨®n fue que ni los dedos del consumidor tuvieran que tocar la superficie donde iba a posar sus labios. La pajita estaba preparada para salir por el orificio de apertura nada m¨¢s abrir la bebida con la pesta?a, pero el gas de los refrescos carbonatados la empujaba hacia afuera cuando el bote estaba lleno. Tres a?os despu¨¦s, cre¨® la lata m¨¢s parecida a la que hoy conocemos, y aunque ya no llevaba una pajita incorporada, s¨ª a?adi¨® una anilla que cumpl¨ªa una labor de sujeci¨®n para las pajitas.?
?Qui¨¦n sabe usar bien un abrelatas?
Para quienes se han criado con el abrelatas manual, con forma de navaja suiza negra y plana, el aparato con manivela que ha proliferado despu¨¦s en las tiendas es todo un misterio. Pero algo parec¨ªa claro: la parte puntiaguda deber¨ªa colocarse en el borde de la tapa para poder perforarla, ?no? As¨ª nos hemos pasado d¨¦cadas (porque el abrelatas no ven¨ªa con libro de instrucciones. ?O lo puse en la basura?).
Hasta que hace un a?o, un inocente y cotidiano v¨ªdeo en Instagram quit¨® la venda a medio mundo. El aparato no se usa de lado, sino sobre la tapa. As¨ª estaba dibujado ya en la patente del invento en 1988. Pero quiz¨¢ tengas la misma sensaci¨®n de estar viviendo un milagro que tuvieron los usuarios de internet si directamente le das al play.
El bolsillo peque?o del vaquero
Hubo un momento en el que internet se propuso tener la respuesta a todas las micropreguntas que cualquiera pudiera hacerse. As¨ª, Levi Strauss despeja en su web algunas inc¨®gnitas sobre el prop¨®sito de ciertos elementos de sus pantalones, como los remaches de los bolsillos (los vaqueros eran una indumentaria de trabajo y as¨ª se evitaban desgarros) o el bolsillo peque?o delantero.
Explica la firma que este compartimento ha recibido nombres muy distintos con el paso del tiempo, siempre referidos al uso que se le daba: bolsillo del cond¨®n, bolsillo de las monedas, bolsillo del mechero, bolsillo para las entradas... Pero la utilidad genuina de esta apertura era guardar de forma segura el reloj de bolsillo. As¨ª figura en las chorrocientas patentes que se han registrado desde finales del siglo XIX. La ¨²nica raz¨®n por la que sigue ah¨ª es porque forma ya parte de la est¨¦tica del pantal¨®n. Y que cada cual lo utilice como quiera.
El capuch¨®n trasero del c¨²ter
A menos que tu oficio te requiera llevar el c¨²ter encima a todas horas, es probable que jam¨¢s hayas gastado la cuchilla que lleva dentro. Si alguna vez has visto recambios en la papeler¨ªa, pensaste que era por si se romp¨ªa al utilizarla sobre una superficie demasiado resistente. Por ejemplo. En estas circunstancias, del capuch¨®n trasero del c¨²ter ni hablamos. ?O s¨ª? La compa?¨ªa japonesa Olfa Corporation patent¨® en 1956 una cuchilla para m¨²ltiples usos, profesionales o no, que hoy conocemos como c¨²ter. Su versi¨®n avanzada m¨¢s conocida es las de las hojas extra¨ªbles y seccionables: las cuchillas van marcadas con una serie de l¨ªneas diagonales, por las que se pueden partir cuando el uso las ha dejado sin filo. De este modo, no es necesario reemplazarla tan a menudo.?
Partir estas hojas a mano es, obviamente, una tarea peligrosa, de modo que el inventor de Olfa Yosuke Takashima desarroll¨® en 2012 un utensilio para poder romperlas sin cortarse (en la imagen), que en las ¨²ltimas ediciones de la navaja se encuentra incorporado en el extremo del mango.
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